Necesitaba hablar con alguien y quien mejor que Steven, él me iba ayudar a comprender que me pasaba con Kenna. Después de pensarlo un par de veces decidí llamarle para tomar algo.
Lo estaba esperando en un bar cerca de su casa, llegó con esa sonrisa radiante que nadie le quitaba sin importar lo mal que estuviera, era una de las razones por la cual le admiraba tanto. Tomó asiento y le ofrecí el café que ya le había pedido.
¿A qué se debe tu llamada, Brownie? Dijo mientras le daba un sorbo. Me empecé a poner nervioso, ya que no le solía hablar de chicas. Lo notó y me miró fijamente y antes de que pudiera abrir la boca me adelante, “no, no le debo dinero a nadie. Necesito que me ayudes a comprender algo, se trata de una chica”.
Steven empezó a ahogarse de tanto reírse, no podía creer lo que acababa de escuchar. Eso hizo que me pusiera más nervioso de lo que ya estaba. Necesitaba un consejo de mi hermano mayor y él solo se reía a carcajadas.
—Si no vas a parar me avisas y me voy, no debí llamarte—dije un poco molesto.
—No te cortes, solo me sorprendió el hecho de que quieras hablar de una mujer, ya me estaba preocupando. Sabes, no te acercas a una desde lo que paso aquella vez.
—Desde lo de Chloe… si, yo también pensé que nunca más me iba a fijar en alguien, pero con Kenna todo es distinto.
—Kenna… así que se llama Kenna. ¿se puede saber dónde conociste a la señorita?
—En la biblioteca, desde el primer momento en que la vi me quise acercar a ella.
Steven enarcó una ceja y me miró de reojo, seguía incrédulo, luego de unos segundos finalmente dijo —y yo pensé que te gustaba Lea, pobrecita, cuando se entere la va a pasar mal.
—Desde un principio les dije que no sentía nada por Lea, es solo una amiga. Pero bueno no te llamé para hablar de ella, sino de mí y como me siento respecto a Kenna.
—Ilumíname —dijo sin más.
—Con Kenna me siento libre, apenas pasamos unas cuantas horas juntos y no es suficiente. Me hace sentir vivo, y hace rato que no me sentía así, bueno, desde que Chloe me dejo tirado en el altar. Tengo miedo de que me vuelva a pasar lo mismo si le digo lo que siento. Nunca hemos hablado del tema, pero hace unos días nos tuvimos por besar, solo que ella salió corriendo.
—¿Te lavaste los dientes? —Bromeó Steven, pero al ver que no tenía respuesta siguió hablando —puede que ella también tenga miedo de algo, pero no lo vas a saber si no das el primer paso. Dile como te sientes. Desde mi punto de vista te gusta mucho, ya que nunca vienes a mi para este tipo de cosas. No tengas miedo a correr el riesgo, lánzate.
—No sabía que mi tonto hermano sería tan bueno dando consejos—me burle— Gracias, y por favor, no le digas nada a mamá, no la quiero ilusionar.
Terminamos el café, mientras hablábamos de tonterías. Después de un rato dejé a mi hermano y me fui a la biblioteca, sabía que no la iba a encontrar ya que no solía ir los jueves por la tarde, por lo que le dejé una pequeña nota en nuestro libro de siempre.
Editado: 15.11.2024