No podía creerlo, finalmente estaba saliendo con Branwen. la felicidad no me cabía en el cuerpo y me alegraba mucho saber que él sentía lo mismo que yo. Ahora solo tenía que resolver un problema, tenía que hablar con Henrry. No sabía cómo le iba a hacer, pero necesitaba decírselo, aunque me costara no podía seguir haciéndole daño.
Al llegar a casa le escribí un mensaje, le dije que quedáramos en el parque que estaba cerca de su casa. A la media hora le vi llegar con una sonrisa, me sentó muy mal verle tan feliz. No sabía lo que le esperaba y que esa sonrisa se le iba a pagar. Quiso abrazarme y sin darme cuenta di un paso hacia atrás, fue puro instinto, pero mi rechazo le sentó mal.
Se acomodo enfrente de mí, pero ya no sonreía. Él sabía que algo estaba pasando, sabía que todo se iba a acabar.
—Kenna si tienes algo que decir solo dilo.
—Henrry, no sé por dónde empezar. Lamento mucho no quererte de la forma en la que tú quieres. Lo menos que deseo es hacerte daño, suena hipócrita, ya que estoy a punto de romperte el corazón. Me vas a odiar porque jugué contigo y sí, me asustó cuando dijiste que te estabas enamorado de mí. Quizá en otro momento hubiera podido corresponderte, pero justo ahora tengo sentimientos por otra persona. Gracias por todo, espero que seas feliz.
—Lo vi venir, y está bien lo acepto. No se puede obligar a nadie porque en los sentimientos no se manda, la única cosa que puedo lamentar es no haberte dedicado más tiempo. También espero que esa persona te haga feliz. Fue un placer conocerte.
Le vi alejarse con los ojos llenos de lagrima, y me dolió. Me dolió hacerle daño a alguien que me apreciaba de la forma en la que él lo hacía, pero si me quedaba las cosas podían empeorar.
Editado: 15.11.2024