Perdóname ángel ( Trilogía Destino #2) (2013)

CAPÍTULO 18

Clara leyó palabra por palabra los folios escritos de su puño y letra. Mientras leía logró recordar cada momento que describían aquellas líneas. ¡Era todo tan confuso! Sin pensarlo cogió el teléfono y llamó a la única persona que podía ayudarla.

Más tarde llegó Luca del colegio y procedieron con la rutina habitual. Almorzar para después jugar toda la tarde juntos, a las nueve baño, cena y a dormir. La joven estaba impaciente, le había dicho que iría enseguida y habían pasado muchas horas desde entonces. Tenía un mal presentimiento, algo no marchaba bien. Si no fuera por Luca ya habría ido ella a su encuentro. Estuvo pensando y al final le pidió a una vecina que fuera a cuidar del niño mientras ella salía, la mujer aceptó encantada.

Tardó en llegar bastante, teniendo en cuenta que era de noche e iba a pie, pero su mal presagio iba en aumento. Cuando llegó a casa de él, vio que las luces estaban encendidas, todo parecía normal, llamó a la puerta bastantes veces pero no obtuvo respuesta. Finalmente saltó la tapia del patio como pudo y consiguió aterrizar del otro lado sin romperse el cuello. Entró por la puerta que conducía del patio hacia la cocina. Se escuchaba la voz de una mujer, por un momento pensó que no era un buen momento para interrumpir, igual estaba pasando el rato con alguna «amiga» Pero después de poner un poco el oído cayó en la cuenta que estaban discutiendo. Sigilosamente se fue acercando al salón del cual venía todo aquel follón. Había una mujer, no le vio la cara porque se encontraba de espaldas, era bastante alta, tenía un precioso pelo moreno alborotado, iba vestida con unos jeans demasiado ajustados como para una persona como ella, y un suéter de color negro a juego con sus botas altas. Siguió escuchando.

—Tarde o temprano aparecerá, es tan estúpida como para preocuparse por ti.

—Por tu bien más vale que no intentes nada en contra de ella, ya le has jodido suficiente Helena.

«Helena» Ese nombre que estaba en su cabeza ¿Era esa mujer? Parecía que quería encontrarla sin saber el motivo.

—Yo te dije que si te acercabas a ella te ibas a arrepentir ¿no? Pues aquí tienes la prueba de que cumplo todo lo que prometo. Intenté acabar con ella por traicionarme y fallé, me llevé a la vieja casi sin querer. Pero mira no hay mal que por bien no venga, una menos, es una manera de hacerle daño, la otra querido, eres tú.

—¿Fuiste tú la que provocó en incendio? Todos pensamos que fue…

—¿El inútil borracho de Germán? ¡Qué va! Es demasiado idiota para algo así, fue muy fácil acercarme hasta él, le sonsaqué un poco y cantó como un loro. Me fije en ciertos detalles y puse las pruebas adecuadas que lo culparan a él. Fue sencillo, nadie nos vio nunca juntos y él estaba tan borracho que no me recuerda. ¿A qué fue un golpe maestro? Lástima que fallase.

—Eres un monstruo, ibas a matar a tu propia hija ¿Es que no tienes alma? ¿Qué daño te podría haber hecho ella para que la quieras eliminar?—estaba horrorizado después de aquellas palabras que había escuchado.

¿Era su madre? Entonces recordó detalle por detalle cómo había sido su relación con ella y todo lo que le hizo a lo largo de su vida, pero no concebía la idea de que quisiera matarla. Eso dolía a la par que la asustaba y mucho. Si era lo que quería, lo tendría, no pensaba dejar que matara a más gente inocente. Su vida por la de él, era un trato justo. Según leyó y recordó él hizo lo mismo por ella.

—Ya estoy aquí. ¿No era eso lo que querías?—las dos mujeres estaban frente a frente, entonces Helena sacó una pistola de la cinturilla de sus pantalones.

—Siempre caes en mis trampas, me encanta, eres tan predecible—empezó a acariciarle la cara con el cañón de la pistola.

—Quiero proponerte un trato—el hecho de tener una pistola en la cara no parecía incomodarla—Tú quieres acabar conmigo, está bien, pero a cambio quiero que lo dejes a él—señaló con un movimiento de cabeza al joven—Fuera de todo esto, no quiero más inocentes muertos. Tú me diste la vida así que digamos que tú misma puedes acabar con ella.

—¿Qué crees que haces? Nada ni nadie vale tanto como para arriesgar la vida.

—¡Cállate ¿Quieres?! Esto es entre ella yo, además así te devuelvo el favor de hace unos meses—observó que la miraba incrédulo—Sí, mi memoria volvió y con ella todo mi resentimiento contra esta mujer.

—Bueno ya me he cansado de absurdos discursitos—la cogió con la mano que tenía libre y la empujó en dirección a Dani—Querida hijita, claro que acabaré contigo. La verdad es que nunca sentí por ti nada de nada. Pero cuando descubrí que me traicionaste relacionándote con esa gentuza, supe que tenía que acabar con todos. Quise empezar por ti pero me salió el tiro por la culata. Sufres porque maté a tu queridísima abuelita, la que lo era todo para ti ¡Pobrecita la vieja! Si te hubieras muerto aquella noche ahora no estaríamos aquí y tu… ¿Cómo definirlo, amante? Podría seguir con su vida, pero siempre tiendes a complicarlo todo.

—Me das asco—acto seguido le escupió en la cara.

—Sólo por eso—dijo mientras se limpiaba—Él morirá antes que tú—se reía como una auténtica desquiciada—Quiero ver tu cara cuando se esté retorciendo de dolor, desangrándose poco a poco hasta que se muera en tus brazos ¿No es de lo más romántico?

Estaban atrapados con aquella loca y con una pistola apuntándolos, cualquier mínimo movimiento por parte de alguno de ellos pondría en peligro al otro. Teniendo en cuenta que el joven estaba atado de pies y manos, apenas podía hacer movimiento alguno. Era una situación difícil pero Clara se la quiso jugar.




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