Perdóname

Eres un tonto

Por dios, a veces era demasiado cursi. Tan cursi que le daban ganas de morir y ser una avestruz y bajar la cabeza para que nadie le reconociera y despertarse en medio de la noche para salir antes que Dave. Pero no, no podía hacerlo porque era un humano, las alarmas nunca le funcionaban, siempre le costaba levantarse en las mañanas y tampoco quería meter su cabeza en la tierra.

Afortunadamente, la mañana no fue tan incómoda porque ambos despertaron babeando y recargándose en el contrario luego de aquella escena melosa. Dave era quien sí escuchaba la alarma y zarandeaba a Karkat para despertarlo, todavía con los ojos entrecerrados, y luego reía por lo bajo al ver a Karkat gruñir y quejarse medio dormido. A Karkat también le hacía gracia cuando recobraba la consciencia porque a veces de verdad era imposible despertarlo por las buenas y el rubio le hacía cosquillas, acariciaba su cabello, jugaba con su fleco para picarle los ojos o rebotaba en la cama para hacer a Karkat caer.

Siempre probaba cualquier método tonto. Y funcionaba. Era mil veces mejor que despertar solo porque con Dave, ambos terminaban riendo o con un Karkat quejica y malhumorado, o a veces con un Dave tan despeinado que no parecía el mismo de la escuela. Después decidían qué iban a desayunar, Dave solía cocinar mientras Karkat preparaba las mochilas y levantaba el desastre —si es que había alguno— de la noche anterior, llámese papeles llenos de mocos, tazones de helado, libros de trigonometría y demás. Hacían un equipo bastante eficiente.

Karkat al final se paró a duras penas, extrañando la sensación de estar bajo las cobijas, guardó los cuadernos faltantes en las mochila, se lavó la cara en el baño y se miró al espejo para ver que su cabello seguía igual de rebelde que siempre, bostezó y se dirigió hacia la cocina todavía con su ropa de dormir, que era una sudadera gris y pantalón deportivo.

—¿Vamos tarde? —le preguntó a Dave cuando bajaba hacia la cocina y se percataba de que Strider parecía apresurado. Movía el sartén con ritmo de las canciones de rap que solía escuchar, como si estuviera escuchando su obsesión de la semana, Hoe Cakes de MF DOOM; pero estaba más bien concentrado en el movimiento para que la comida saliera bien. Los recuerdos del fracaso inmenso de cuando Karkat cocinó le hacían poner más empeño en el desayuno.

—Si fuéramos tarde no comería huevos estrellados, comerías pan tostado o plátano para llevar —replicó el otro mientras terminaba de cocinar y servía con cuidado en un par de platos—. Solo necesito tomar un baño para arreglar mi cabello porque hoy amaneció peor que otras veces y ya estamos.

—Ajá —Karkat se sentó en la mesa, mitad despierto y mitad pensando en lo pesados que se sentían sus párpados en ese momento. Simplemente se quedó mirando a la nada, como si la mesa vacía fuera la respuesta a sus emociones caóticas y no tuviera que apurarse para cambiarse.

—¿Qué haces? Necesito hacer esto rápido, pon cubiertos y servilletas —le ordenó Strider notablemente estresado porque llegarían tarde si no se apuraba.

—¿Uh? Ah, sí, sí —asintió Karkat a media vigilia, su mente estaba todavía durmiendo y luego de hacer eso miró a Dave sentarse y comer con prisa.

No preguntó ni dijo nada más, Karkat comió con más calma mientras que Dave se zampó la comida con bocados grandes; y luego, se paró para subir a su cuarto y tomar el dichoso baño que necesitaba para aplacar su cabello. Al final, llegaron a clases al último momento justo cuando sonó la campana, recorrieron los pasillos en los cambios de clases para buscarse entre sí e intercambiar frases ridículamente tontas (chistes sobre lo mucho que se querían y sobre cómo ambos se dormían en clases) y se encontraron en la salida. Así por un par de días en donde todo siguió su ritmo normal.

Antes, después de que Terezi hubiera roto con él, se había sentido tan miserable como un árbol seco, abandonado y moribundo en un desierto. Sintió que su muerte era inminente, como si ésta se acercara con paso constante en la distancia y a pesar de que lo supiera, no quisiera morir. Quiso aferrarse a algo para seguir, pero por un momento creyó que de verdad todo permanecería así para siempre y se hundió por completo en esa depresión... solo hasta que se dio cuenta de que sí había algo a lo que podía aferrarse.

Ahora no importaba que tuviera el dolor de no poder perdonarse a sí mismo y en las noches a veces se quedara despierto porque le ardía la garganta (no podía sollozar porque despertaría a Dave). Estar junto a ese rubio mamador, imbécil y sorprendentemente considerado renovaba sus ánimos y con los días le había recordado algo esencial: todo seguía igual, pero ya estaba bien. Todo estaba volviendo a la normalidad, estaban creando una familiaridad nueva con lo que había cambiado. Todo estaba volviendo a estar bien.

De esta manera había llegado el fin de semana, el cual empezaba el viernes de manera no oficial. Y este era el día en que Dave y Karkat se tomarían tiempo para ellos mismos, pasándose tareas en las materias que compartían y pidiendo a John y Kanaya apuntes como todos los fines de semana. Karkat era firme en cuanto a cumplir con las tareas excepto con sus materias menos favoritas, en las que no paraba de quejarse y Dave le reprendía en broma porque en realidad ambos estudiaban a medias y procrastinaban cada diez minutos.

Llegada la noche, Karkat estaba terminando algunas tareas de materias que eran diferentes para ambos y Dave estaba llamando con alguien en la habitación de al lado sobre el día siguiente. Supuso que estaba hablando con John, contándole lo que harían mañana y Karkat momentáneamente se sintió decepcionado y celoso. Era común que cuando alguien cercano hablaba con otros amigos le daban tirones en el pecho, punzadas de un temor paralizante de que Dave lo fuera a reemplazar y abandonara.

Sabía que era su peor defecto, tener tanto miedo de que lo fueran a traicionar que actuaba sin tacto o amabilidad. Él mismo trató de convencer a su otro yo, su Karkat más pendejo que Dave no iba a hacer eso, y aún así el temor se quedó con él. Trató de alejar el pensamiento y concentrarse en la tarea, reviviendo la noche anterior en la que la única persona a la que Dave abrazó fue a él, solo a él. Y por lo que sabía, Dave no cocinaba el desayuno a nadie más... ni siquiera su hermano.



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En el texto hay: homestuck, angst, melodrama

Editado: 08.05.2022

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