Valentino, se sentó frente al doctor, quien lo miraba de manera interrogativa, pasaron unos minutos ninguno se atrevió a hablar.
El doctor Quezada, temía que esta situación afectara la salud de su paciente, que afectara su pronta recuperación, pero no podía hacer nada, el hombre, frente a él, estaba completamente nervioso, como si su esposa hubiera sido la que estuvo en esa camilla.
Finalmente hablo.
—Valentino, ¿puedo llamarte Valentino?
—No hay problema, dime
—Sabes que hace poco tomé el caso de tu esposa, su doctor anterior falleció y tuve que hacerme cargo de todos sus pacientes, pero hay algo que me preocupa mucho.
—Dime, habla sin rodeos.
—Está bien, ¿Por qué no extirparon el útero de Maritza?
—Tengo una nota del médico anterior que dice, que ella se negó debido a que tú querías más hijos y por eso accedieron al tratamiento de quimioterapia, lo que no entiendo es por qué tomaron esa decisión, cuando lo más fácil hubiera sido erradicar por completo el tumor.
—¿Cómo?, ¿por mi culpa? Yo pedí que hicieran todo lo que se podía hacer y eso abarcaba la histerectomía, pero me dijeron que el cáncer de endometrio estaba avanzado y que lo único que podían hacer era aplicar quimioterapia para darle un poco más de vida. Es más, esta era la última terapia que recibiría, ya que ella se negó a seguir con el tratamiento.
—Yo tengo todos los exámenes que le hicieron a tu esposa, pero tengo algunas dudas, ¿me das la autorización para realizar todos los exámenes de nuevo?
—Claro que sí, has todo lo que puedas, no importa el gasto que se genere, trata de que ella pueda salvarse, no quiero que mis hijas se queden huérfanas de madre.
—Está bien, empezaré con los exámenes hoy mismo.
—Gracias, por tu ayuda, solo te pido que por favor no menciones a Luana en su presencia.
—Disculpa que me entrometa, ¿amas a Luana?
—¿Amarla?, no solamente la amo, es mi vida entera, estuvimos separados por ocho años y ahora que está en mi vida de nuevo no deseo perderla nuevamente, ha sufrido mucho por mi culpa y por la culpa de Maritza. Pero no te preocupes por tu paciente, seguiré estando para ella.
—Okey, entonces te mantendré informado de los avances que dé.
Tocaron la puerta débilmente, y ambos hombres se levantaron, despidiéndose de mano.
—Diana, gracias por traerme al niño. ¿Ellas se fueron a almorzar?
—Sí, ¿me puedes explicar que está pasando?
—No te puedo explicar todo en este momento, lo único que te puedo decir es que me reuniré con el psiquiatra de Luana mañana por la mañana.
—¿Psiquiatra? Que le sucede
—Tiene algo llamado TLP, a consecuencia de un aborto que tuvo cuando nos separamos o algo así, en fin mañana me dirán que paso exactamente.
—Okey, espero no equivocarme al ayudarle a ella yendo en contra de Maritza.
—Maritza no es tan buena como crees, así que no te sientas mal. Tú eres una buena mujer y una gran profesional.
—Por qué dices eso, estás difamando a tu esposa por defender a tu amante.
—Diana no ofendas a Luana, ella no es mi amante, es la mujer que amo y a la que nuca dejaré de amar aun cuantas veces ella me rechace.
—¿Ella te rechaza?
—Así es, ella no ha vuelto conmigo, pero soy culpable de que ella haya retrocedido en su tratamiento, estuvo tres años sin mostrar una crisis y aparezco yo y todo se va a la mierda de nuevo. Discúlpame, no debí contestarte de esa manera, pero me siento frustrado con toda esta situación.
—Está bien, no te alteres, me voy, me deben estar esperando, debemos resolver la situación de Alex cuanto antes, me preocupa el estado de limbo en el que esta, pueden volver a llevárselo y no podremos hacer nada de inmediato.
—Ayúdala, por favor, si necesitas dinero, solo dime te daré todo lo que tengo, para ayudarla.
Diana dio la vuelta mientras se retiraba, empezó a caminar en dirección a la salida cuando se le ocurrió una teoría un tanto loca.
Volteo y vio a Valentino sentado al costado de Alex, supo que su presentimiento podría ser real.
—Eh, Valentino.
—Dime — contesto este mientras levantaba la vista para mirarla.
—Yo creo que deberías hacerte una prueba de ADN — y señalo con un movimiento de cabeza a Alex.
—¿Cómo? — respondió este sorprendido.
—Hazlo, es una corazonada, al final no pierdes nada, ¿no?
Valentino se quedó sentado viendo a Diana retirarse con paso firme y seguro, miro a Alex que estaba sentado a su lado y sacudió su cabello de manera graciosa.
—¿Escuchaste lo que dijo la abogada? —le pregunto.
—Si señor — respondió el niño sin dejar de mirarlo a los ojos.
—¿Te dejarías hacer el examen, para saber si somos familia?
—¿Lastimaría a mamá Lu, el que yo fuera familia de usted?
—No, no lo haría, pero me daría más poder para impedir que te arrancaran de su lado. ¿Qué dices?, ¿lo hacemos?
—Está bien, total, yo no era hijo de mamá Victoria y de papá Pablo.
—¿Cómo sabes eso, pequeño?
—Los escuché hablar una noche y dijeron que yo solo era su hijo de crianza, si no fuera porque mi mamá estaba enferma y no me recordaba, yo no viviría con ellos. Mamá Virginia lloraba mucho cuando le dijo eso a papá, él, la abrazo y le dijo que no se preocupara, que yo siempre sería el hijo de ellos.
—Vamos Alex, hagamos la prueba para saber si somos padre e hijo.
Ambos caminaron hacia la recepción, luego de los pagos respectivos se acercaron al laboratorio para esperar que les hicieran los exámenes.
—¿Estás asustado?
—No señor
—Eres un niño muy valiente. La prueba se realizará con un hisopo, el cual pondrán en tu boca.
—Lo sé, leí sobre eso, ya que tenía que confirmar la identidad de mi madre.
—¿Sabes quién es tu madre?
—Lo sé.
—¿Me lo dirás?
—Primero quiero saber si tú eres mi padre, tengo la seguridad de saber quién es mi madre, pero no sé quién es mi padre.
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Editado: 16.02.2023