Perdóname...

Capítulo 31

Valentino lo miro mientras le abría la puerta del coche y le ayudaba a ponerse el cinturón de seguridad.

—Es la madre de mis hijas, la persona a la que vine a ver.

—¿Te estás divorciando de ella? Por mamá Lu

—No cariño, no me divorcio de ella por tu mamá, Maritza aún es mi esposa, pero tiene cáncer y le queda poco tiempo de vida, por eso no puedo divorciarme de ella, no puedo dejarla porque está muy enferma.

—¿Qué pasará con mi mamá? Tú dijiste que la querías.

—La amo, pero no puedo abandonar a mi esposa. Por eso tú estarás al lado de Luana y la cuidarás por mí. ¿Estás de acuerdo?

—¿Pero y si mi mamá se enamora de otra persona?

—Entonces tú me contarás y evitaremos que lo haga, para poder algún día ser una familia. ¿Qué dices? ¿Me ayudarás?

—Voy a pensarlo, yo quiero que mamá Lu sea feliz.

—Yo también deseo eso —respondió Valentino mientras arrancaba el auto y salía de la clínica en dirección a su casa.

Al llegar a la casa, Valentino bajo del auto y lo rodeo para abrirle la puerta a Alex y ayudarle con el cinturón, aunque no hizo falta, ya que este lo había soltado antes.

Lo tomo de la mano y lo guio hasta la puerta de su casa, saco las llaves e ingreso muy feliz con el niño, quería ver la reacción de sus hijas al ver al pequeño y sobre todo ver la reacción de su tía cuando viera a ese pequeño yo.

—Chicas buenas tardes —dijo Valentino al ingresar a la sala y ver a sus hijas mirando las caricaturas en la televisión.

Las niñas miraron a Alex, quien se encontraba parado al costado de Valentino mientras las miraba intensamente al ver que casi eran idénticas la una a la otra, si no fuera por el color del cabello y el de los ojos serian completamente iguales.

—Alex, ellas son Giselle y Georgia, mis hijas.

—Hola —dijo Alex sonrojándose al ver como las niñas no le quitaban la vista de encima.

—Tía, tía — grito Georgia la pequeña que tenía el cabello negro como la noche — mi papá trajo un niño a la casa.

—Georgia, no grites — Dijo Giselle mientras fruncía el ceño —, eres una niña bien, y las niñas educadas no gritan nunca, mamá dice que eso se deja para las niñas de la calle.

—No molestes Gia, sabes que lo que digas no me interesa, y si quiero gritar lo haré… tiaaaaaaaaa —volvió a gritar la pequeña, mientras Alex se cubría las orejas y miraba a Valentino.

—Puedo hablar con ella — le pregunto.

—Si quieres — respondió Valentino con una sonrisa, pensando en que Gia lo mandaría a rodar en cualquier momento.

—Georgia, no debes gritar, tu garganta te arderá y no te ves bonita si gritas de esa manera —dijo Alex mientras le ponía la mano en el hombro —. ¿Puedes dejar de hacerlo? — pregunto muy seriamente.

Georgia se quedó en silencio y le sonrió mostrando sus pequeños dientes blancos como pequeñas perlitas.

—Está bien, ya no gritaré, quiero seguir siendo linda — respondió zalamera, mientras se colgaba de su brazo.

Valentino se rio a carcajadas al ver la reacción de su pequeña traviesa, entre Giselle y Georgia había una diferencia muy grande, mientras Giselle era seria y estudiosa, Georgia era traviesa y muy alegre.

Se sintió feliz con la reacción de Georgia de haber aceptado la sugerencia de Alex sin hacer berrinche o gritar como tenía costumbre.

—Tía chula, buenas tardes — dijo Valentino mientras la abrazaba y le daba un beso en la frente.

—Que te tiene tan contento — pregunto está al verlo tan feliz, como no lo había visto en tanto tiempo. —¿Es Maritza? ¿Ha mejorado?

—No tía, no tiene nada que ver con eso, solo me siento feliz. Por cierto, tía, quiero presentarte a alguien. Alex acércate y saluda a mi tía.

Alex se acercó y la quedo mirando, ella se parecía un poco a Valentino, en cambio, las niñas no se parecían en nada a él, yal vez se parezcan a su mamá pensó.

—¿Cómo está, señora? — saludo de manera formal Alex.

—¿Quién es este caballerito? —pregunto Tulita, al fijarse en el pequeño niño. Lo miro detenidamente y un presentimiento se alojó en su corazón.

—Él es Alex, el ahijado de Luana, lo tendremos aquí en casa hasta que ella regrese de unas diligencias que está realizando con su mamá y con Diana.

—¿Hay algún problema, hijo?

—Un poco tía, pero con la ayuda de Diana se debe estar resolviendo en estos días.

Los niños fueron a lavarse las manos, Georgia tomo de la mano a Alex y lo llevo con ella al baño de invitados, mientras Giselle los miro molesta y se fue a la cocina.

—Tino, hijo, ¿puedo preguntarte algo?

—¿Es por el parecido de Alex conmigo? — se adelantó a preguntar —¿También crees que se parece a mí?

—Es una gota de agua contigo, solo que en versión miniatura.

—Diana también pensó lo mismo y me aconsejo hacerme una prueba de ADN para confirmar mis sospechas.




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