Perdóname...

Capítulo 34

Minutos después, Valentino se encontraba sentado en la sala, de manera desgarbada, como si tan solo se hubiera dejado caer en el sofá, se sentía demasiado cansado, presiono sus sienes con la yema de sus dedos, era un dolor sordo al que se estaba acostumbrando últimamente, al menos ya no era ese dolor en la boca del estómago, que se incrementaba cada que tenía un disgusto, su médico le había indicado hace algunos años que su gastritis nerviosa era producto del estrés y que si no aprendía a relajarse esa molestia se incrementaría con el tiempo.

—Bueno, Carmen, creo que me debes varias explicaciones —hablo Valentino mientras la miraba sentarse frente a él.

—Valentino, no considero deberte una sola explicación, si mal no recuerdo, tú ya no eres mi yerno. Te agradezco todo lo que has hecho hasta el momento por nosotras estos días, pero también te recuerdo que si no fuera por tú apareciste de nuevo en la vida de mi hija, ella no estaría desequilibrada nuevamente.

—Entiendo Carmen que pienses que no me debes ninguna explicación, sin embargo, hay una que no solamente me la debes a mí, también se la debes a Alex.

—¿A Alex? —pregunto nerviosa Carmen.

—Por supuesto que sí, ¿has olvidado que Alex es hijo de Luana?

—Estás equivocado, Alex no es hijo de Luana —mintió Carmen nerviosa bajando la mirada furtivamente.

—Abuela, yo sé la verdad — hablo Alex, que entraba en ese momento, seguido de un pequeño gato negro.

Carmen lo miro asustada, comprendiendo finalmente que toda su mentira estaba quedando al descubierto.

—Por dios Alex, ¿quién te dijo esa mentira? —casi grito, intentando mantener esa farsa un poco más de tiempo.

—Abuela, sé toda la verdad, escuche a mis padres decirla unos días antes de morir, ellos no sabían que yo estaba escuchando lo que hablaban.

—Eso no es así pequeño, estás equivocado.

—Carmen deja la farsa —riño suavemente Valentino viendo que esta continuaba firme en su perorata.

—Abuela —volvió a decir el niño — sé que piensas que aún soy muy pequeño para entender ciertas cosas, pero debo recordarte, que viví con unos padres que tenían que estar mudando de casa cada cierto tiempo, porque allá a donde fuéramos, los abuelos los encontraban y les hacían las cosas difíciles.

—Lo siento tanto Alex, yo no sabía —dijo Carmen con lágrimas en los ojos, sintiéndose derrotada finalmente.

—Abuela, sé que mis padres querían dejarme con mamá Lu, porque ella es mi madre verdadera. Mamá Virginia le dijo a mi papá Pablo que solo con ella estaría protegida, que aun cuando les preocupara la estabilidad emocional de mi madre, no había lugar más seguro que a su lado.

Alex, respiro profundamente y continuo —Ellos querían ubicar a mi padre verdadero porque sabían que únicamente él podría protegernos a ambos. Confiaban en que mi papá nunca había dejado de amar a mi mamá.

Carmen, ya no podía seguir conteniendo sus emociones, las lágrimas caían por su rostro como si fueran una cascada, escuchar la historia de ese niño tan pequeño le hacía reprenderse por haber sido tan inocente y tonta.

Separo a su nieto de su verdadera madre en el afán de proteger a su propia hija, pero que podía haber hecho ella, la situación en ese momento era demasiado inestable y no podía hacerse cargo de un bebe recién nacido y de su hija con problemas mentales.

Al principio pensó que solo serían unos días y se lo dio a Virginia, luego regresaría por el niño cuando ya todo estuviera organizado, pero el tiempo paso y la situación se complicó por varios años.

Intento muchas veces traer al niño y hacer que se reincorporara a la vida de su madre, pero había estado realmente tan asustada de que en una de sus crisis Luana terminara haciendo daño al bebé, que no le quedo más remedio que dejar a Alex por tiempo indefinido en el hogar de su sobrina.

—Lo siento tanto Alex, yo no sabía todo el daño que te había causado, creí que estabas bien con ellos, que estabas protegido.

Alex se acercó a su abuela y la abrazo con fuerza.

—Te entiendo abuela, sé que mamá estaba muy enferma cuando nací y también sé que ella no me recuerda. Pero no te preocupes, yo no le diré que soy su hijo, solo quiero permanecer al lado de ella y cuidarla.

Carmen observó a ese pequeño niño de siete años que hablaba de una manera tan fluida e inteligentemente, le sorprendió lo maduro que era al expresarse, finalmente se dejó llevar por sus emociones entendiendo que fue un trágico error la decisión que tomo en aquel tiempo.  Todo había resultado tan mal.

—Bueno, Carmen, ya las cosas están así y entiendo que muchas cosas sucedieron en ese año en el que Lu y yo nos separamos, pero ahora necesito que me confirmes si Alex es mi hijo.

Carmen dudó un momento ¿Qué ganaría diciendo quien era el padre de Alex?, se mantuvo en silencio por un momento antes de responder, no quería volver a equivocarse. De pronto el sonido del timbre los sobresalto.

Valentino miró su reloj y sonrió, el tipo resulto muy puntual.

—Es Nicolás, le pedí que viniera.

Carmen lo miro sorprendida ¿Es que acaso él dudaba de su paternidad? Reflexiono un instante cuando vio a Nicolás ingresar tras la empleada, esta luego de dejarlo en la sala se retiró silenciosamente dejando a todos solos nuevamente.




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