Perdóname...

Capítulo 35

— Bebé, ¿Cómo has estado?  — pregunto al ver a Alex sentado muy cerca de valentino, tendría que ser ciego para no darse cuenta de que esos dos eran padre e hijo.

—Tío Nico, buenas noches —saludo el pequeño mientras se ponía de pie y se acercaba lentamente a saludarlo de mano.

Nicolás en vez de contestarle el saludo lo cargo y lo abrazo apretándolo fuertemente contra su pecho, él lo había visto desde pequeño, le había cambiado los pañales, le había dado el tetero, ese pequeño también era hijo suyo.

Sacudió el cabello del pequeño alborotándolo graciosamente.

—Tío bájame por favor, ya estoy grande para que me cargues de esa manera.

Nicolás sonrió mostrando su dentadura perfecta, la cual le formaba unos hoyuelos en la cara que le hacía ver muy guapo, no le hizo caso al instante, pero unos minutos después lo dejo en el piso y observo a Alex caminar en dirección a Valentino y sentarse al lado de Valentino como un perfecto caballerito imitando de manera innata la postura de este.

—Es su clon —pensó Nicolás al verlos sentados lado a lado.

—Deja de jugar con mi hijo — rugió Valentino mientras mostraba una mirada furiosa.

—¿Tu hijo? —pregunto Nicolás haciéndose el inocente.

—Sí, mi hijo. Hijo de Luana y mío. —respondió Tino mirándolo directamente a los ojos, tratando de descubrir algún tipo de indicio que indicara que estaba equivocado con su suposición.

—Valentino, recuerda que Luana fue mi novia — respondió este con ganas de hincarle en la herida al recordarle porque Luana lo había abandonado.

—Mira muchachito, Luana es, fue y será mi mujer, para siempre, así que no digas tonterías, si no quieres que te rompa la boca de un solo puñetazo —dijo Valentino mientras se levantaba del mueble de forma irritada.

Alex tomo la mano de Valentino y tiro de ella para hacer que este lo mirara a los ojos.

—Papá, siéntate, el tío Nicolás solamente te está molestando, no caigas en su provocación. Tío Nicolás compórtate por favor y deja de hacer enfadar a mi papá.

Carmen miraba sorprendida como Alex había contenido a Valentino y como lo había llamado, ya no podía hacer nada, la verdad estaba descubierta, ya no podía ser ocultada por más tiempo.

Valentino se había sentado en el mueble nuevamente mientras abrazaba a su hijo y le daba un beso en la frente.

—No te preocupes chico, nada más estaba bromeando, mamá está arriba descansando y no podemos perturbar su sueño. — dijo finalmente Valentino.

Nicolás se quedó estupefacto al ver la reacción tan dócil de Valentino, pero más sorprendido se quedó al escuchar la manera tan fluida en que se expresaba el pequeño niño.

Nicolás se sentó frente a ellos y los miro detenidamente, hace algún tiempo atrás él pensaba que el ex de Luana era un simple tipo que no tenía personalidad y que solo era un agradable nerd, pero luego de enterarse de que él era dueño de la empresa para la que trabajaba no podía conciliar a ambas personalidades, la que conocía por intermedio de Luana y lo que él sabía del gran jefe al que nadie conocía.

Al saber el nombre de su jefe, había estado investigándolo y para su sorpresa era un empresario muy reconocido y temido por la manera tan acertada de hacer negocios, proyecto en el que participaba era un proyecto de gran calidad y de muy buenas ganancias.

Él siempre había supuesto que el ex de Luana era un hombre sin ambiciones, ni poder, siempre lo creyó un pusilánime, un perdedor que no era digno de ella. Sentía que Luana era demasiado para un tipo de esa categoría.

Pero jamás imagino que fuera tan conocido y poderoso, solo muy pocos lo conocían en persona, lo más gracioso de todo era que seguía viviendo en el barrio de siempre por estar al lado de Luana, sospechaba.

Este Valentino, que tenía frente a él, era el líder indiscutible del sector inmobiliario, y casi estaba en la cima en el sector de la construcción.

Era increíble que la persona a la que había admirado en los últimos años, era la persona a la que más había odiado por todo el daño que le había causado a su pequeña Luana.

—Está bien Valentino, me pediste que viniera y aquí estoy, que necesitas de mí. — dijo mirándolo seriamente.

—¿Carmen podrías dejarnos a solas? Y por favor llévate a Alex contigo.

Carmen se sentía reacia a dejarlos solos, temía que terminaran a golpes.

Alex miro a Valentino preocupado mientras se levantaba del mueble.

—¿Estarás bien? — pregunto.

—Ve pequeño, ve con tu abuela a ver a mamá, si despierta, trata de hablar con ella y darle tranquilidad, ¿está bien?

—Sí, papá, me ocuparé de mi mamá, no dejes que el tío Nico te haga perder el control.

—Ve, debo hablar con tu tío de cosas muy importantes.

Alex subió las escaleras cogido de la mano de su abuela, dejando solos a esos dos hombres que se miraban de manera irritada el uno al otro. Movió su cabeza pensando en que eran peor que unos niños pequeños.

Luego de ver que se alejaban Valentino, miro a Nicolás y dudo un poco antes hablar, esperaba estar tomando la mejor decisión en este momento. Si se dejara llevar como hombre lo hubiera sacado de su empresa hace mucho tiempo, pero no por nada era un empresario en crecimiento y sabía aprovechar los recursos humanos como nadie.




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