Perdóname...

Capítulo 43

Valentino tocó la puerta del consultorio del doctor Quezada, su estómago ardía como si se estuviera incendiando, pronto tendría que visitar al gastroenterólogo. Si no se controlaba terminaría enfermando más y no podía darse ese lujo. Toco la puerta.

—Adelante — respondieron desde adentro del consultorio.

—Quezada, aquí estoy. —Dijo este mientras abría la puerta y se quedaba mirándolo.

—Adelante Valentino, pasa y toma asiento.

—Entrarán dos personas más conmigo, son mis abogados y no hago nada sin ellos.

—Está bien, pueden pasar.

—Chicos pasen — hablo Valentino mientras los hacía ingresar y procedía con las presentaciones de rigor. — Quezada, ellos son los esposos Rivas-Miller, pertenecen al departamento legal de mis empresas y mis asesores personales.

—Adelante —dijo este mientras tomaba asiento nuevamente.

—Entonces dime, que encontraste.

—¿Encontrar? — pregunto confundida Diana.

—Silencio Diana, solo escucha por favor —respondió Valentino de manera seria. —Empieza por favor Quezada.

—Bueno, ustedes saben que el oncólogo que atendía a la señora Maritza, murió en un accidente de tránsito, todos sus casos los estoy llevando yo, pero encontré unos datos que me llamaron mucho la atención.

—¿Cómo cuáles? — pregunto Valentino.

—Encontré casos extraños de pacientes que habían defraudado al seguro médico, lo comuniqué a la presidencia del consejo de la Clínica y me dijeron que investigara de manera oculta, para evitar advertir a los cómplices del doctor Herrera, el oncólogo que atendió a su esposa todos estos años.

—¿Entonces que tiene que ver esta información con el cáncer de Maritza? — pregunto Diego.

—A eso iba, ¿hace cuantos años le detectaron el cáncer a su esposa?

—Cinco años atrás me comunicaron que ella tenía un cáncer avanzado y que ya no se podía hacer nada, que las quimioterapias solo servirían para alargar su vida un poco más. Sin embargo, en ese momento también me enteré, que ella había tenido el cáncer mucho antes, que lo descubrieron cuando estuvo embarazada de las mellizas. Ella me explico que no me dijo nada porque no quería que me quedara por lástima con ella, pero que estuvo haciendo su tratamiento religiosamente luego de dar a luz, por eso razón no pudo amamantar a las niñas, ya que ni bien dio a luz empezó con el tratamiento para el cáncer y así poder salvar su vida.

—Ya veo, algo más que me quiera decir antes que le diga lo que encontré.

—Eso es todo, creo, pero las recaídas no son todo el tiempo. Alguna vez me pareció extraño, pero el doctor Herrera se encargó de decirme, que las cosas a veces se presentaban de esa manera y que el cáncer era impredecible.

—Hasta cierto punto tiene razón con lo de impredecible, sin embargo… primero leí el historial, que tenía en los archivos físicos y digitales, todo parecía estar bien, ambos archivos coincidían, los exámenes en el archivo hablaban de un útero engrosado y un cáncer en estadio IIIC2, pero para mí resultaba extraño, ya que no tenía problemas rectales o vaginales y sus ganglios linfáticos no habían sido afectados por el cáncer. Todo eso me llevo a sospechar que tal vez era uno de los pacientes especiales del oncólogo.

—Entonces, ¿quiere decir que Maritza no tiene cáncer? Y si es así, ¿las quimios?, ¿se estuvo haciendo eso de manera consiente, solo para mentir?

—Ayer hice que le pusieran un sedante a tu esposa, lo lamento por no decirte antes, pero como tú me dijiste que hiciera lo posible para averiguar lo que estaba pasando me tome esa libertad, estás en tu derecho de demandarme si así lo prefieres.

—Continúa, que descubriste.

—Descubrí varias cosas, tu esposa no tiene ovarios, al parecer le fueron extirpados hace más de diez años, incluso tal vez cuando fue adolescente, no puedo confirmar ese dato debido a que no aparece en los registros médicos de la clínica. El segundo punto, es que tampoco cuenta con útero, como te expliqué ayer, era ilógico hacer tratamientos de quimioterapia sin realizar la histerectomía y así fue, las quimios se daban para evitar una posible reaparición del cáncer, también estuve investigando cuando fue la última vez que recibió quimioterapia, según los registros médicos fue la semana pasada, pero según los registros internos de la clínica al contrastarlo, las quimioterapias duran seis meses dependiendo si se extirpó por completo el tumor y solo se recurre a este tratamiento si hay señales de reaparición del cáncer.

—Entonces tiene o no tiene cáncer. —Rugió molesto Valentino ante la mirada atónita de Diana.

—Tuvo, eso no puede negarse, pero te recomendaría que te hicieras un examen de ADN con tus mellizas, el cuerpo de Maritza no presenta de huellas de haber estado embarazada, no hay señales de una cesárea y jamás tuvo un parto vaginal.

—Puta madre, ¿hasta eso? ¿Qué clase de monstruo estuvo viviendo conmigo? Que mierda tenía esa mujer en su cabeza, que alguien me explique. — Grito. Finalmente Valentino dejo de caminar molesto y volvió a sentarse mientras Diana no sabía que pensar y abrazaba a su marido, Maritza le había tenido engañada todo este tiempo.




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