Perdóname...

Capítulo 75

Luana abrió los ojos, estaba sumamente molesta, miro el reloj en su muñeca, eran las dos de la mañana y Valentino estaba recibiendo llamadas ¿Quién sería?, su corazón latía con fuerza debido a la molestia que sentía.

Se sentó en la cama y observo atentamente el lugar, nada le era conocido, miro hacia el buró que estaba a su derecha y vio un teléfono celular, lo levanto, presiono el botón de encendido, pero el aparato le pedía contraseña, por casualidad puso su dedo en el lateral, y el equipo reconoció su huella digital, ya estaba dentro.

Empezó a revisar el contenido, vio fotos de ella misma, fotos con Nicolás, su hermano. Al verlo sintió que algo más faltaba. Se levantó en silencio de la cama y se dirigió a la puerta, justo cuando estaba por salir, Valentino abrió la puerta del baño.

Luana lo quedó mirando mientras su corazón palpitaba con fuerza y su parte baja se retorcía produciéndole un ligero escozor. El agua aún corría por el cuerpo de Valentino, él solo llevaba una toalla alrededor de su cintura. Lo miro y lo único que deseaba era acercarse a él y lamer cada pequeña gota de agua que corría por su pecho y se perdía en esa “v” que estaba cubierta por la toalla.

Quería acercarse a él y tocar sus músculos, arrojar esa toalla que le impedía ver su cuerpo por completo, inconscientemente se mordió los labios y trago saliva, mientras sus piernas se juntaban y se presionaban fuertemente.

Valentino vio la mirada intensa de Luana y se acercó a ella paso a paso, sin hablar, no tenía necesidad de hacerlo, veía en los ojos de ella el deseo, su corazón se saltó un latido al saber que ella lo deseaba tanto como él a ella.

La tomo entre sus brazos, acerco sus labios a los de ella y la beso, con delicadeza al principio y luego con fuerza, sentía que no podía tener más de ella.

Luana se dejó besar, era algo que ansiaba, ¿hace cuánto tiempo que no la besaba?, sus labios se sentían suaves, mientras él presionaba su cuerpo contra la pared de la habitación, pronto su lengua invadió su boca mientras sus manos tocaban su cuerpo y hacían que todo en ella se calentara, su cuerpo hervía de deseo, quería que él la tomara ahora, en ese momento, no podía esperar. Su núcleo dolía por el deseo. Se aferró a su cuerpo mientras él seguía invadiendo su boca sin darle tregua.

Valentino la levanto y la coloco en la cama suavemente, sin dejar de besar sus labios. La toalla había caído de su cuerpo hacía rato, la soltó por unos instantes, necesitaban recobrar el aliento, pero no paso muchos segundos antes de que él la despojara de la camiseta y soltara su brasier, dejando al descubierto unos montes maravillosos que lo único que hacían era llenarlo de más lujuria, acerco sus labios y los beso, mordisqueo un poco mientras miraba el rostro de Luana, que había cerrado los ojos y se estaba dejando llevar.

Soltó un pezón y luego soplo ligeramente, la piel de la zona inmediatamente se erizó, mientras ella arqueaba la espalda. Hizo lo mismo con el otro seno, luego bajo lentamente y de manera deliberada por su abdomen mientras lo recorría centímetro a centímetro con la lengua.

Le saco el pantalón que ella ayudó a liberarse con ligeros movimientos, él seguía en lo suyo, no podía parar, oía los sonidos que Luana emitía y sentía hervir su sangre, nunca la había deseado tanto como la hacía en ese momento, quería estar dentro de ella, pero era demasiado pronto, tenía que prepararla para que ella estuviera receptiva y disfrutara de todo aquello que él podía ofrecerle.

Sintió las pequeñas uñas de ella cortar su piel, pero no le importo, eso solo demostraba cuanto ella lo deseaba, siguió bajando hasta encontrarse con la cicatriz de la cesárea, la única marca que demostraba que era la madre de sus hijos, le dio ligeros besos, emocionado, porque el amor de ellos había producido unos hijos maravillosos.

Poco a poco llego al centro de su feminidad, soplo ligeramente, ella estaba completamente húmeda, recorrió sus labios con la lengua mientras sus manos seguían en sus senos, pronto ingreso la lengua y sintió que ella se estremecía y sus jadeos se hacían más fuertes, inundando la habitación, agradecía que no estuvieran cerca de la habitación de los niños, pero este momento no lo detendría, deseaba estar dentro de ella más que nada en el mundo.

Siguió lamiendo y besando cuanto sintió que ella ya no pudo aguantar más, su cuerpo se estremeció ante su tacto y sintió como sus líquidos ingresaban a su boca, ella había tenido su primer orgasmo y eso lo lleno de orgullo y satisfacción, se levantó como un tigre al acecho, ella estaba colorada, con los ojos lánguidos y satisfecha, él se acercó y la beso nuevamente mientras se acomodaba entre sus piernas.

Poco a poco ingreso a ella, se sentía tan apretado, no sabía si podría durar mucho tiempo, lo único que sabía era que estar ahí era como estar en el paraíso, era su lugar preferido. Las uñas de Luana se enterraron profundamente en su piel mientras él se movía, lentamente al principio, y luego con mayor rapidez y fuerza, sintió que se acercaba otro orgasmo para ella y se dejó llevar como en los viejos tiempos, llegando juntos a la vez, él había mordido ligeramente el hombro de ella, la intensidad había sido tanta que se dejó llevar, quería que ella llevara su marca, se sentía tan primitivo, pero a la vez tan satisfactorio, dejo caer su cabeza en su hombro, mientras ella no soltaba el abrazo que tenía alrededor de su cuerpo y lo presionaba con fuerza hacia su propio cuerpo.




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