Perdóname...

Capítulo 83

Valentino la miro abiertamente, ¿había dicho, vayamos?, sacudió su cabeza ligeramente, mientras sonreía, su mujer volvía a ser la misma celosa y posesiva de siempre.

—Está bien amor, iremos más tarde y te presentaré a mi mentor, solo…

—Me voy a comportar, no me dejaré llevar por los celos, pero espero que tu ferviente admiradora no me haga las cosas difíciles, tú sabes que no soy una perita en dulce.

Valentino la rodeo con sus brazos mientras le besaba el cuello —Me gusta cómo eres y lo sabes bien, jamás intente cambiarte, este carácter te acompaña desde que nos conocimos.

Luana se dejó llevar por el fantasma de los recuerdos que cada vez eran más claros en su mente, definitivamente Avalos tenía algo que ver en todo lo que le estaba pasando, pero tenían que descubrirlo.

—Toc, toc —Sonó la puerta interrumpiendo el perfecto silencio que se había generado en la habitación. — ¿Papá, estás ahí? — Se escuchó llamar a Alex.

—Pasa, cariño —respondió Luana quien se estaba sentando en el borde de la cama. —Tu papá y yo queríamos contarte algo, ven siéntate a mi lado.

Alex se sentó al costado de Luana mientras Valentino jalaba una silla y se sentaba frente a ellos, junto le contaron sobre la verdad de las niñas, que ellas eran sus hermanas fraternas y que habían sido separadas del él, el mismo día en que nacieron. Alex se mantenía callado mientras escuchaba atento todo lo que le estaban contando, su corazón se emocionó al saber que no era único y que habían estado juntos en el vientre materno.

—Aún no debes contarlo a tus hermanas, ellas aún creen que Maritza es su madre, va a ser un poco difícil, decirles la verdad.

—Pero no quiero esperar. —Dijo Luana haciendo un puchero.

—No mi amor, no esperarás mucho, hoy hablaré con Julieta cuando regrese, y le pediremos que nos diga cuál sería la mejor manera de contarles la verdad a las niñas sin generarles ningún trauma, ¿te parece?

—Tienes razón. Pero Alex, no le digas a nadie, absolutamente a nadie lo que te acabamos de contar, ¿okey?

—Ok, mami. No le diré nada a nadie.

Las horas pasaron rápidamente, Luana y Valentino se arreglaron para salir y bajaron las escaleras del segundo piso, tomados de la mano, en el primer piso se encontraba Avalos sentado en uno de los muebles de la sala conversando animadamente con Carmen, mientras los niños estaban jugando juegos de mesa sentaos en la alfombra.

—Luana te estuve esperando para empezar la terapia, veo que ya estás de mejor ánimo.

—Diego, lo lamento, pero vamos a salir con Valentino, tenemos una reunión y no podemos dejar de asistir, ¿te parece si lo hacemos cuando regrese? O mejor aún mañana por la mañana.

—Luana, tu salud mental debe ser la prioridad, deberíamos empezar ahora, no debes alargar la terapia, ¿No quieres recuperar tus recuerdos?

Luana se quedó pensando por un rato con cara seria, pero internamente ya no sabía cómo zafarse de la situación.

—Lo siento Avalos, tenemos que salir, cuando regresemos vemos lo de la terapia, si te sientes incómodo aquí en la casa, puedo pagarte tus honorarios y te buscamos cuando Luana esté lista.

—No, no te preocupes, total ya cancelé todas mis citas por dos semanas, así que… aquí los espero, pero recuerden que no podemos retrasar el tratamiento.

—Gracias por entender, Diego, hablemos de tema cuando estemos de regreso. — y mirando a Carmen hablo. —Mami, por favor, ¿puedes hacerte cargo de los niños?

—Yo los veré, vayan sin cuidado.

—Carmen, tienes mi número si hay algún problema te comunicas conmigo.

—Lo haré.

Ambos se despidieron de los niños, salieron al jardín delantero y subieron al auto. Otro vehículo salió tras de ellos con dos guardaespaldas para protegerlos.

—¿Y como hacías cuando vivías al frente de mi casa? Nunca te vi con guardaespaldas.

—Nadie me conocía, por eso era tan fácil llevar una vida tranquila.

—¿Quiere decir que estoy alterando tu vida?

Valentino se rio antes de contestar —Tú siempre alteras mi vida.

—¿Eso te incomoda?

—No, tontita. Tú haces mi vida feliz. Nadie sabe quién soy yo, ni siquiera Maritza lo sabe, por eso siempre guarde las apariencias, no quería que ella se hiciera ilusiones o quisiera sacarme algo que es solo para ti, recuerda que todo lo que tengo y todo lo que soy es para ti, no para nadie más.

Luana miro por la ventana del automóvil, una gran sonrisa iluminaba su rostro, miro al cielo gris de Lima y un recuerdo vino a su mente. Se sonrojó de manera automática al recuperar ese recuerdo.

—¿Sucede algo cariño? — Pregunto Valentino al verla colorada.

Ella lo miro con un brillo especial en su mirada —Hace poco me llevaste a la playa, ¿no?

Valentino se sorprendió, ella estaba recuperando sus recuerdos, cada vez más rápido, al menos los más recientes.

—Así es, nos fuimos a Chancay, ¿recuerdas algo más?




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