Perdóname...

Capítulo 91

—Tranquila, amor, jamás entregaremos a nuestro hijo, además hablé con Diana, ya le envié la prueba de paternidad donde se demuestra que Alex es mi hijo, ya empezó a hacer los trámites ante el juzgado de familia para la filiación legitimada.

Luana lo miro como si él estuviera hablando en chino.  — Para que se reconozca a Alex como mi hijo legal. —Puntualizo con una sonrisa, mirándola como si ella fuera una boba.

—¿Eso servirá?

—Según Diana y Daniel, eso evitará que los padres de Virginia traten de obtener su custodia, por lo pronto lo mejor es que Alex y las niñas no salgan de la casa para evitar cualquier inconveniente.

—¿Ellos pueden llevárselo?

—Pueden hacerlo, ya que aún no hay custodia legal de Alex, debido a que sus padres adoptivos están muertos, prácticamente él está en el limbo y el estado querrá darle la custodia al familiar más cercano y en este caso serían los abuelos.

Luana se sentía frustrada, no podía dejar que se llevaran a Alex y más ahora que ya sabía que el era su hijo biológico y no su ahijado. Cerro los ojos mientras se recostaba en la cama y trataba de pensar en todo lo que había sucedido hasta el momento.

¿Cómo lidiaría con Avalos?, ¿hasta dónde tendría que seguirle la corriente?, ¿y si en algún momento intentaba violarla? Su cuerpo se estremeció y se abrazó a sí misma.

—Cariño, ¿Qué sucede? — pregunto Valentino. — ¿Qué te preocupa?

—Son muchas cosas, Tino, primero es Alex y su custodia, luego son las niñas a las que debemos decirles que Maritza no es su madre y que su verdadera madre soy yo, luego la gente que nos está siguiendo, tenemos que encontrar las pruebas en contra de Avalos y finalmente tú no puedes seguir atrapado en esta casa y dejando descuidado la empresa. Me preocupa que Nicolás salga, pueden hacerle daño nuevamente.

Luego de conversar por mucho tiempo, Luana se quedó dormida en los brazos de Valentino; sin embargo, sus sueños fueron inquietos, estaba en una habitación iluminada, con una gran ventana en una de las paredes desde donde no se podía observar nada hacia fuera, en la habitación había muchos juguetes, desde muñecas, hasta inmensos osos de peluche.

En el sueño su cuerpo se reflejaba en la ventana y vio que su cuerpo estaba cubierto por un pequeño vestido y su cabello sujetado en una especie de moño suelto, parecía una pequeña muñeca, casi similar a la muñeca que traía colgada de su mano.

Una puerta se abrió y vio que ingresaban dos niños, que le parecieron muy familiares; sin embargo, no podía decir quiénes eran, pero ella estaba feliz de verlos, les mostró los juguetes. El niño se sentó en un rincón, tenía un ojo morado y la boca tenía huellas de haber sangrado.

La niña, estaba vestida como una pequeña princesa, y maquillada como si fuera adulta, Pero el odio que transmitía al mirarla, hizo que su cuerpo se estremeciera de miedo. Fue a querer abrazarla, pero la niña la empujo y la hizo caer al suelo, el pequeño se levantó y se acercó a ella, mirando con rabia a la niña que la había tirado al piso.

El pequeño niño le sonrió tiernamente. —Lu, no llores, cuando salgamos de aquí, te compraré un chocolate, ¿está bien?

La pequeña Lu, sonrió y se abrazó a él. —Gracias Nick, ya no voy a llorar.

—Claro pequeña Lu, tú eres una niña muy valiente, y yo voy a protegerte toda la vida, ¿me crees?

—Si hermanito, yo te creo. —Y lo abrazo con fuerza.

Nuevamente, la puerta se abrió y entro una mujer delgada de cabellos largos y levanto al pequeño Nick de un brazo y lo jalo hacia la puerta. Luana lloraba de miedo y llamaba a su hermano, desesperada, porque sabía que lo lastimarían.

—Deja de ser tan desagradable — le increpo la otra niña.  —pronto lo traerán de regreso, solo están mostrando la mercancía.

—¿Mercancía? —pregunto Lu —No te entiendo.

—Eres tan tonta, por eso te tienen aquí encerrada.

Luana vio que la puerta no estaba cerrada por completo y salió a toda prisa hacia el pasadizo oscuro que tanto miedo le daba, empezó a caminar asustada.

Luana se removía en la cama, mientras un sudor frío cubría su cuerpo. Valentino se despertó al sentirla agitada y trato de despertarla de la pesadilla que estaba teniendo.

—Nick, Nick, aparece, ¿dónde estás? Tengo miedo —grito, antes de despertar.

Valentino la abrazo tratando de darle tranquilidad, cuando tocaron la puerta y el sonido se llevó la pesadilla.

—Valentino ¿estás ahí?

—Es Nick, ábrele la puerta —dijo Luana, aun recuperándose de la pesadilla

Valentino la miro extrañado ¿Nick?, se levantó de la cama mientras arreglaba su ropa.

—Nicolás, que sucede — dijo mientras abría la puerta.

—Los niños han desaparecido.

Luana se levantó de un tirón asustada, su hijo había desaparecido. —¿Nick que paso?, ¿cómo desaparecieron los niños?, ¿han buscado bien?

—Si no están dentro de la casa, ya buscamos por todas partes y no aparecen.

Ambos padres salieron como locos de la habitación, Valentino se dirigió desesperado a la habitación oculta bajo la escalera a revisar las cámaras de seguridad, pero no se vio por ningún lado que los niños cruzaran el portón de seguridad.




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