Perdóname...

Capítulo 92

Trato de despertarlas, pero ellas no respondían, Nicolás aparto a Valentino y se acercó a las niñas, reviso sus pulsos, las pequeñas estaban frías, pero parecían dormidas, de inmediato sospecho que las habían sedado y dejado a la intemperie por eso estaban tan frías. Rápidamente, se las dio a los guardaespaldas de Valentino para qué las llevaron al interior de la casa grande y pudieran ser abrigadas.

Valentino, Nicolás y Luana seguían en la caseta buscando a Alex que no aparecía por ningún lado, las lágrimas corrían por el rostro de Luana, que no sabía si correr con sus hijas o seguir buscando a Alex.

En medio de la penumbra reinante, Luana se tropezó con unas tablas que estaban apoyadas contra una pared, estas cayeron al piso estrepitosamente, dejando al descubierto un agujero en el piso, por el que podían pasar fácilmente dos hombres.

Nico alumbró con la linterna del celular y vieron una escalera apoyada en la abertura del agujero, trato de bajar en su desesperación por encontrar a su sobrino cuando Valentino lo retuvo.

—No lo hagas, espera un poco.

—Pero Valentino, tal vez aún podemos encontrar a Alex, porque no apurarnos. — Grito Luana desesperada.

—Silencio Luana —respondió Valentino cada vez más sereno, mientras enviaba un mensaje de texto a sus subordinados.

Al poco tiempo llegaron estos, trayendo consigo linternas de mano más potentes que los celulares. Valentino estiró su mano y le fue entregado una linterna y una Glock cuarenta y tres de nueve milímetros.

—Dame una —Pidió Nicolás.

—¿Sabes usarla? — hablo Valentino mientras se acercaba al hueco y alumbraba el interior.

—Sé usarlas — dijo Nicolás sin inmutarse, la mía la dejé en mi habitación.

Todos voltearon a mirarlo, Nicolás aún tuvo el descaro de sonreír.

Luana se apresuró a seguirlos al ver que el primero en bajar era Nicolás, Valentino sabía que ella estaba desesperada por su hijo, pero no podía dejar que ella también se arriesgara.

—Lu, ve por las niñas y ubica a Avalos, no le hagas saber que no consiguió nada contigo, has que Jimmy ubique un médico que se acerque a la casa y vea a las niñas, que las examine y que nos diga si todo está bien. Me mantendré en contacto contigo. Ve a casa, por favor, solo cuento contigo para cuidar a las niñas.

Luana se sonrojó de la vergüenza, había dejado de lado a las niñas en su desesperación por buscar a Alex. Valentino se levantó y la abrazó al ver su cara de preocupación y vergüenza.

—Cariño, no te preocupes, encontraremos a Alex, ve con las niñas y no te sientas mal, es lógico que te preocupe más Alex, has vivido con él todos estos años y hace poco recién has tenido contacto con las niñas, tranquila nadie va a juzgarte.

—Está bien iré, Tino, pero por favor infórmame todo, tenemos que encontrar a Alex.

—Ve, amor. Todo estará bien. —Valentino se alejó y se deslizó por la escalera siguiendo a Nicolás, que le llevaba la delantera.

Mientras caminaba se dio cuenta de que ese pasadizo debió ser hecho con anticipación, pero no entendía como lo habían conseguido, siguió caminando preocupado por Alex.

—Wow, — escucho decir a Nicolás.

—¿Qué sucede Nicolás, encontraste algo?

—Apúrate Valentino mira.

Valentino camino más rápido y se encontró en una gran habitación.

—Debe ser parte del sótano de la casa vecina —Aclaro Nicolás mientras subía unas escaleras hacia el primer piso.

Valentino lo siguió, y salieron hacia una sala inmensa amueblada, se veían rastros de sándwich a medio comer en la mesa de centro, como si hubieran tenido prisa en retirarse. En la puerta Nicolás se detuvo y recogió algo del suelo, era un botón en forma de prendedor que tenía un emoji de una carita sorprendida, su ahijado era listo, sabía que lo buscarían.

—Cuñado, Alex, paso por aquí, mira. — Le dijo mientras le mostraba el prendedor con la carita sorprendida.

—¿Cómo sabes que es de Alex?

—Porque yo le regale el prendedor.

—Valentino, pero como haremos para ubicarlo, el prendedor solo muestras que lo sacaron por aquí.

Nicolás miraba su celular, pero su rostro de frustración era muy grande.

—¿Qué sucede?

—No mucho, este prendedor tiene una función, en el momento que deja al propietario activa automáticamente un GPS, pero el problema es que el rango de ubicación es muy pequeño, deberíamos estar cerca ´para poder ubicarlo. Regresemos a la casa, necesitamos ir a un lugar, pero debo recoger algunas cosas de mi habitación.

Valentino lo miro de soslayo, su cuñado era un tipo impredecible y eso que creía que había descubierto todo de él.

Regresaron a la casa por el mismo pasaje,

Nicolás fue a recoger sus pertenecías mientras Valentino regresaba a la casa para ver a sus hijas, cuando entro una llamada a su teléfono celular.

—Cariño, estoy regresando a la casa, dame un par de minutos, ¿sí?




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