Perdóname...

Capítulo 94

Valentino se quedó despierto toda la noche, se frotó la frente con impaciencia, mientras con su otra mano se presionaba el vientre, tratando de controlar el dolor intenso que tenía en el estómago. Debía volver a la clínica, era necesario que le aplicaran analgésicos de emergencia si quería continuar funcionando.

Lamentablemente, la situación en este momento no le permitía hacerlo, si se acercaba a la clínica tendría que quedarse al menos un par de horas, horas en las que debía estar buscando a su hijo. Saco un par de pastillas del bolsillo de su chaqueta y se las tomo sin agua. Luego se paró y se dirigió a la puerta negra entreabierta que estaba frente a él.

Dentro de la habitación Nicolás, hablaba con gente uniformada que reaccionaba asintiendo con la cabeza a cada instrucción que él daba, era una sorpresa para Valentino ver a su cuñado en acción, ni en sueños se hubiera imaginado que era un efectivo policial y menos de alto rango a pesar de su edad.

Para él siempre había sido un mocoso engreído, alguien que incluso le robo a su novia, sonrió levemente mientras sacudía su cabeza y pensaba en aquellos años en los que él estaba celoso de la cercanía entre Nicolás y Luana.

Termino de ingresar.

—¿Alguna novedad? — Pregunto ansioso.

—Sabemos que fue llevado por gente contratada por los Cisneros-Ugarte, se habían infiltrado entre tus trabajadores, por eso consiguieron sacarlo sin que nos diéramos cuenta, en la puerta de la casa vecina se hallaba un auto negro, lo entregaron ahí y luego el auto se fue, se dirigieron a un centro comercial, lastimosamente ahí perdimos la pista, las cámaras de seguridad de esa zona no estaban activas.

—¿Ahora qué haremos?

—Solo tenemos que tener paciencia, al menos ellos creen que es su nieto y no harán nada hasta que obtengan lo que quieren, debemos estar tranquilos mientras los seguimos buscando por debajo.

Valentino sintió una vibración en su bolsillo, saco el celular contestando inmediatamente.

—Diana, dime, ¿sucedió algo?

—Así es, un amigo mío que pertenece al quinto juzgado de familia, me dijo que dentro de poco saldrá una sentencia a favor de los abuelos de Alex, y les están entregando su custodia legal.

Valentino frunció el ceño molesto. —Pensé que tenías eso controlado, ¿Cómo sucedió?

—Hemos avanzado bastante, pero parece que ellos han contactado a un juez amigo de las coimas y por eso ha corrido tan rápido el expediente.

—¿Qué procede entonces?, no podemos permitir que mi hijo caiga en manos de esa gente.

—Nuestro expediente también está avanzando rápido, además tienes todas las de ganar con el tema de la filiación parental. Si sale esa sentencia antes que la nuestra, tendremos que entregar a Alex y presentar una contrademanda. Te recomiendo que mantener a Alex escondido mientras tanto.

—Diana, Alex fue sacado de la casa en contra de su voluntad, en estos momentos me encuentro con Nicolás tratando de encontrarlo.

—¿Sabes quienes fueron?

—Sí, fueron esos malditos de los Cisneros-Ugarte.

—Tenemos que encontrarlo Valentino, es prioridad, no podemos dejar que esa gente se quede con su custodia.

—Diana, habla con quien sea, mueve a tus amigos y trata de que esa sentencia se postergue, averigua quien es el juez a cargo y me das su nombre, hay que averiguar si tienes trapos sucios de los cuales podamos cogernos.

—Está bien Valentino, buscaré toda la información para dártela. Nos estamos comunicando.

Luego de que colgara, Valentino dirigió su visión nuevamente a su cuñado que estaba sentado frente a una computadora moviendo los dedos ágilmente, la luz de la computadora se reflejaba en las gafas de lunas rojizas, era raro verlo con lentes, es más nunca antes lo había visto con lentes y menos con el ceño fruncido, Nicolás era un tipo alegre que todo el tiempo sonreía. Pero ahora estaba completamente serio.

Se acercó.

—¿Tienes alguna novedad?

—He solicitado a algunos compañeros que rastreen la señal del GPS, aunque es como buscar una aguja en un pajar, me arrepiento de haberle dado un botón con una señal tan baja, jamás pensé que nos encontraríamos en esta situación. Discúlpame.

—Cuñado, no debes disculparte, nunca imaginamos que algo así podría suceder.

—Lo sé, pero en estos momentos me siento inútil. Por cierto, vi que tu rostro cambiaba mientras hablabas por teléfono.

—Era Diana, Los Cisneros –Ugarte están a punto de conseguir una sentencia a su favor con respecto a la custodia de Alex.

—No puede ser, ¿Cómo es posible eso?

—El juez es un vendido, estoy esperando que Diana me confirme quien es, para ver qué podemos hacer, para mantenerlo a raya.

El sonido de un celular se escuchó fuertemente en la silenciosa sala.

—Jefe, hemos encontrado una señal muy débil del GPS cerca del parque Central.

—Salimos para allá en este momento, mándame tu ubicación.

—Sí, señor, en este preciso momento se lo estoy enviando.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.