—Cariño, estoy en casa, ¿vendrás?
Valentino se quedó idiota, el descaro de esa mujer le freía el cerebro. —¿Estás, demente? ¿Por qué iría a verte?
—¿Por qué somos esposos? ¿Por qué tenemos dos hijas que nos necesitan?
Valentino, apretó los dientes con rabia, nunca se había percatado de esa manera tan sutil que tenía Maritza de manipularlo mediante la lástima.
Hasta ahora, que recién se había percatado.
¿Siempre había sido así? ¿Por qué no me di cuenta? Pensó.
Lástima, eso era lo que le hacía aguantar todas las maquinaciones de ella que en un principio él pensó que se debían a la soledad y el desamor que el sentía en su vida, y sobre todo culpa, culpa por embarazarla, culpa por no amarla como ella se merecía. Siempre se culpó por no darle lo que ella ansiaba. Y esa culpa lo alejaba más.
Pero eso era antes, él regresaba cuando ella se sentía enferma, regresaba cuando lo llamaba porque no podía sostenerse en pie, regresaba cuando ella decía que prefería morir a seguir viviendo esa tortura de las quimioterapias. Regresaba para atenderla, para tratar de tapar su falta de amor, ella lo tenía en sus manos en ese entonces, pero en ese entonces él no conocía el grado de vileza del que era capaz esa mujer. Si lo hubiera sabido… pero, el hubiera no existe.
—Estás loca — Dijo y colgó el teléfono.
Su teléfono volvió a sonar una y otra y otra vez, pero el decidió no contestar, quería apagarlo, pero no podía, esperaba cualquier llamada de Nicolás informando sobre el estado de la investigación del secuestro de Alex.
No podía darse ese lujo.
Finalmente, se cansó de llamar o al menos eso es lo que pareció. Ingreso de nuevo a la sala y vio a Giselle abrazando a Luana, era la mejor vista que había tenido hasta el momento, su corazón se hinchó de felicidad, eran como lo que tenían que haber sido desde el principio, madre e hija.
Su celular volvió a sonar.
Estaba harto, decidió contestar, saco el celular y su rostro cambio de inmediato.
—Diana dime, ¿hay novedades?
—Sí, Valentino, hay buenas noticias.
—Habla, no te quedes callada.
—En una semana sale la resolución de filiación parental, todo se resolverá a tu favor, serás declarado padre biológico de Alex.
—¿Y lo otro? ¿Cómo va?
—La resolución sobre ese tema, ya está escrita, solo falta la firma del juez, estoy tratando de retrasarla lo más que pueda, necesito adjuntar el resultado de la filiación para que desestimen ese caso.
—¿Quién es el juez?
—Zacarías Arismendi — Respondió Diana inmediatamente.
—Consígueme una cita con él, lo más pronto que puedas.
—Haré todo lo posible, tienen a la OCMA encima y están con miedo de aceptar sobornos, hay muchos que están siendo investigados por corrupción y no es fácil que den la cara.
—Solo consigue una cita, yo me encargo del resto.
Valentino colgó sin esperar que Diana aceptara el encargo, miro su celular y llamo de inmediato a Jimmy.
—Jefe, en que puedo servirlo. —Contesto este de inmediato.
—Necesito que encuentres todo lo podrido sobre el Juez Zacarías Arismendi y me lo envíes de inmediato.
—¿Para cuándo lo necesitas?
—Para ayer, Jimmy, para ayer.
—Ok, jefe, de inmediato me pongo en eso.
La llamada se cortó y Valentino nuevamente se quedó en silencio parado en la puerta de la habitación, observando a sus mujeres compartir entre sí, las miro extasiado, faltaba su hijo, pero estaba seguro de que pronto lo encontrarían.
Su celular volvió a sonar, suspiro profundo, y reviso la pantalla, era un mensaje de un número desconocido, abrió el mensaje,
—¿Quieres ver algo? — Decía el mensaje y de inmediato llego otro mensaje, era una foto de Alex, du corazón se contrajo por el dolor.
—¿Ahora si vendrás a verme?
La rabia encendió el corazón de Valentino, esa loca estaba en poder de Alex, no había otra manera de que pudiera tener una foto de el sin saber dónde estaba.
—Podrías haber obtenido una foto de el en cualquier momento, así que eso no significa nada. —Contesto mientras llamaba a Nicolás y le enviaba la foto que acababa de recibir de Maritza.
Llego otro mensaje y en el había un video de Alex interactuando con un perro, el video tenía una marca de agua con la fecha y la hora en que había sido grabado, y era de ese instante mismo.
Valentino se congeló, ella tenía a Alex en su poder, ya no le cabía la menor duda.
—Que quieres — Respondió.
—Que vengas a casa y volvamos a ser la familia de antes, solo así te devolveré al bastardo.
—Estás loca Maritza, que daño te hizo mi hijo.
—¿El? Nada, pero la puta de su madre, sí. Robo todo lo que es mío.
#18370 en Novela romántica
#3444 en Joven Adulto
amor ayuda esperanza, depresion ansiedad dolor muerte, odio amor cáncer amistad
Editado: 16.02.2023