—Tío, creo que conozco a esas personas que acaban de llegar.
—Descríbemelas hijo.
—El hombre es alto y tiene canas a los costados de la cabeza y la mujer es alta y delgada, cabello negro y largo, tío voy a tratar de tomar una foto y te la envío por mensaje.
—Alex, ten cuidado que no te vean — Respondió Nicolás, orgulloso de su sobrino porque a pesar del miedo por la situación, todavía su mente estaba tan lucida como para pensar en fotografiar a los recién llegados.
Un mensaje llegó a su celular y lo reviso. Puta de su madre grito al instante al ver quiénes eran los que habían llegado a la escena.
—Alex, no dejes que te vean y si te ven huye, no dejes que te atrapen.
El silencio se acrecentó al otro lado de la línea, ya no se podía escuchar nada, Nicolás sudaba frío, no podía dejar que nada le pasara a su sobrino, jamás se lo perdonaría.
—Jeremy, comunícate con Valentino, es urgente, luego me lo pasas.
El guardaespaldas llamo incontables veces a Valentino, pero este no respondía.
—Señor, no contesta nadie al otro lado, voy a intentar con mi camarada que está en la zona, para que lo ubiquen de inmediato.
—Te acabo de enviar la ubicación del objetivo, llévame a ese lugar de inmediato.
El guardaespaldas dio un volantazo e ingreso a la panamericana, eran casi las cinco de la mañana y empezaba el tráfico en Lima ¿Por qué tiene que estar Alex, tan al norte ¿se preguntó, mientras trataba de captar el menor ruido del otro lado de la línea. De pronto un pitido se dejó escuchar, santa mierda, se le escapó a Nicolás, ese pitido era de baja de batería, reviso su celular y estaba en un noventa y cinco por ciento, su laptop estaba al sesenta y cinco, mierda, mierda, mierda, era del otro lado.
—Tío, escucho una voz muy bajita.
—Que pasa cariño, ya casi llegamos, ten un poco más de paciencia, solo escóndete por favor.
—Tío, el celular está en cinco por ciento, voy a colgar.
—No, hijo, no lo hagas, ya llego.
—Tío, voy a colgar antes de que se apague, así tendré la oportunidad de hablar contigo si te necesito.
—Alex, Alex, no — grito Nicolás, pero el vacío acompañó a su llamado, ya Alex había colgado. —No voy a dejarte solo cariño — se repitió Nicolás mientras terminaba de arreglarse y metía la mano debajo del asiento, para sacar una pistola y una caja con cartuchos.
—¿Jeremy pudiste ubicarlos?
—No, señor, pero les envié mensajes a los dos, apenas los vean seguro se comunicarán. Paso algo malo, señor — Pregunto por fin el guardaespaldas que solo se había limitado a cumplir las órdenes que le daba Nicolás.
—Tenemos el paradero de Alex, y estamos yendo en su rescate — Contesto Nicolás mientras se ponía la sobaquera y cargaba su arma.
—Disculpe, señor, ¿tiene permiso para portar armas? —Pregunto el guardaespaldas al verlo armarse.
—Nicolás, no le contesto, solo se limitó a sacar una placa de su chamarra y mostrársela.
—Lamento la pregunta, jefe. — Respondió Jeremy, más tranquilo, tenía miedo de meterse en problemas, pon un ricachón que no estaba autorizado a portar armas.
Nicolás levantó su celular y marco a Valentino, pero seguía sin responder, cambio la llamada y procedió a comunicarse con su subalterno.
—Matty, necesito que envíes una patrulla del sector a la siguiente dirección que te voy a enviar, y prepara a los chicos para que me den el alcance en el mismo lugar, acabo de ubicar a Alex.
Finalmente, el celular de Nicolás timbro, era una llamada de Valentino.
—Tino, ¿dónde estás? — pregunto apresurado, aunque, su silencio al responder le causo muchas sospechas, miro nuevamente su celular para confirmar que era el número de su cuñado. —¿Valentino?
Una risa aguda se escuchó al otro lado — Hermanito, te despiertas de madrugada y extrañas a mi hombre, no sabía que tus gustos habían cambiado… aunque pensándolo bien, disfrutabas mucho cuando los hombres te montaban ¿o me equivoco? — soltó a boca de jarro la mujer al otro lado de la línea.
El rostro de Nicolás se oscureció de la rabia, esa bruja siempre sabia como dar golpes bajos, pero trato de contener su rabia y frustración. — Dale el celular a Valentino, necesito comunicarme con él, es urgente.
—Lo lamento hermanito, mi hombre está durmiendo luego de una buena sesión de sexo salvaje, así que estás solo. Bye.
Maldita zorra replicó Nicolás solo para ver que Maritza había colgado y apagado el celular de Valentino.
—Jefe, tengo en la línea a Marcos — Dijo Jeremy mientras le alcanzaba el celular.
Nicolás recibió el celular y de inmediato pregunto —¿Qué sabes de Valentino?
—Señor Nicolás, buenos días el señor Valentino está en la empresa en este momento, —respondió luego de titubear un rato.
—¿Estás seguro? — Pregunto Nicolás levantando la voz. —He tratado de comunicarme con el, pero no he podido.
#18370 en Novela romántica
#3444 en Joven Adulto
amor ayuda esperanza, depresion ansiedad dolor muerte, odio amor cáncer amistad
Editado: 16.02.2023