Perdóname...

Capítulo 111

Nicolás recibió el celular avergonzado, no sabía cómo responder a su cuñado, otra vez había llegado tarde y su sobrino seguía desaparecido.

—Cuñado, ¿ya estás mejor? —Hablo Nicolás, ansioso.

—Esa loca de Maritza me drogo anoche y aún no puedo entender como lo hizo, gracias a dios logre salir de la casa a tiempo y encontrarme con Mike antes de desmayarme.

—Lo lamento cuñado, lamento que te toparas con la loca de mi hermana, aunque no creo que el encuentro de ustedes la primera vez resultara algo casual, estoy sospechando que ella lo hizo a propósito, siempre anheló cada una de las cosas que Luana tenía, al menos así era cuando eran pequeñas.

—Olvídalo y dime como está todo por ahí.

—Lo lamento, Valentino, nuevamente llegamos tarde. Se lo volvieron a llevar, pero en este momento tenemos la placa y el modelo del auto, Matt está en este momento tratando de localizar el auto mediante las videocámaras de las posibles rutas que tomen.

—Estás seguro de que se podrá hacer.

Nicolás se quedó callado por un momento, luego respondió — No, estamos en una zona donde no hay muchas cámaras de vigilancia en las que podamos meternos. Lo siento

—Dame los datos, voy a ver si puedo hacer algo por mi lado.

—Está bien, te envió la data cuando estemos en camino, en este momento partimos tras ellos, pero te comunico que nos llevan una hora de ventaja.

Nicolás calló el hecho de que Alex tenía un celular con él al momento de desaparecer, no quería que se hicieran falsas ilusiones. Esa información solo se quedaría para él.

—Jefe — Encontramos al auto, está por la Panamericana Norte, rumbo Puente Piedra.

—Hay que seguirlos entonces, Matty envíame la información del seguimiento— hablo rápidamente Nicolás mientras se subía al auto y colgaba a Valentino, quien había escuchado la última información.

Nicolás bajo la ventanilla de su auto y le hablo a su hermana suavemente, temiendo que ella quisiera seguirlos en la loca carrera por encontrar a Alex —Lu, ve a casa y cuida de las nenas, te prometo que traeré a Alex lo más pronto que pueda.

Luana se quedó en silencio mientras lo miraba y entendía, que ella no podría hacer nada más que estorbar en ese lugar, así que asintió y le pidió a Mike que la llevara a la casa directamente.

Todos salieron de inmediato, unos al norte y otros al sur.

—Jeremy, ve por toda la avenida Tupac, hasta el veintidós, no podemos ir por la Av. Universitaria es hora punta y menos ir directamente hasta la Avenida Panamericana, tenemos que cortar camino.

—Está bien, señor, estoy en eso.

Su celular sonó en medio del silencio del automóvil.

—Jefe — Dijo Matías de inmediato.

—Que sucedió negro, ¿hay algún cambio?

—No jefe, pero si hay un problema me acaba de llamar el coronel Mendieta, nos está pidiendo que regresemos a la base, dice que nadie ha autorizado esta redada. Quiere que te unas a nosotros y regreses.

—¿Sabes cómo se enteró?

—Ni idea, creo que es el mismo soplón de siempre. ¿Qué haremos?

—Regresa, no pongan en peligro la operación y menos sus puestos de trabajo.

—¿Y tú qué harás?

—Yo continuaré, no puedo dejar a mi sobrino en manos de esa gente. No te preocupes por ni, sabré como defenderme.

—Pero jefe, quieren que regreses.

—Diles que estoy de vacaciones y en mis vacaciones hago lo que me da la gana, como salir a pasear y si me topo con algo ¿Qué hago? — Contesto Nicolás levantando los hombros inconscientemente mientras sus ojos mostraban un franco desafío a la autoridad. — Regresa a la base Matt.

—Ok, jefe, lo lamento.

—No te preocupes, gracias por todo — Respondió Nicolás mientras arrugaba el ceño con rabia y colgaba la llamada.

—Bien, Jeremy, estamos solos, ¿tú qué opinas?

Jeremy miraba el frente indignado, no comprendía por qué la gente que trabajaba en la policía no podía colaborar con un colega, sacudió su cabeza y hablo. —Jefe, hay que pedir que los chicos nos apoyen, voy a decirles que vengan.

—Está bien, yo llamare tú sigue la ruta, estoy enviándote la ubicación en línea de acuerdo a como avancen los de ese auto.

—Correcto jefe, déjelo en mis manos, los alcanzaremos.

Nicolás tragó saliva mientras pensaba en cómo decirle lo que estaba pasando a Valentino.

—Hey cuñado — Hablo Nicolás, apenas Valentino respondió la llamada —necesito que me envíes a tu gente.

—¿Qué paso? —pregunto Valentino inquieto.

—Mi jefe solicito que todos regresáramos a la base, creo que hay una mano negra metida en todo esto, recuerda quienes son mis padres, esos están metidos con los grandes, por eso actúan con gran impunidad. No creo que podamos recibir ayuda de la policía en este momento, solo un milagro lograría eso.

—Okey, enviaré a los chicos. Mike estará a cargo, te comunicas con él para cualquier cosa.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.