—¿Ya vamos a llegar? —pregunto Mindy inquieta.
—Si niña — respondió Tobías, que estaba pidiendo permiso para atracar en el muelle, del otro lado no se decidían debido a que su ruta de ingreso siempre había sido el muelle del Callao y era muy sospechoso que ese día decidieran cambiar de rumbo en pleno viaje.
Tobías trató de explicarles que tenía un problema técnico que no le permitía regresar al Callao, luego de unas negociaciones donde tuvo que sobornar al oficial a cargo le dieron el permiso, pero primero subirían a verificar que no hubiera pesca, ya que solo los registrados en esa zona tenían permitido comercializar.
—Chicos, necesito que se cambien de ropa, no pueden estar con la que llevan, sospecho que aquí también los están buscando, es mejor que pasen desapercibidos.
Jules los llevo a la cabina y les entrego unas prendas de los nietos de Tobías que usaban cuando salían con ellos a la pesca. Pronto los niños estaban cambiados y el cabello rubio de Mindy metido en una gorra de lana, al principio no quería ponerse esa ropa, ya que el olor en sí era desagradable, pero una mirada de Alex y bajo la cabeza y acato lo que le indicaron, parecían dos niños comunes, ambos fueron envueltos en unas chalinas que cubrían un poco de su rostro.
El pequeño barco se acercaba lentamente al muelle. Cuando vio que varias personas corrían en su dirección.
—Alex, llama a tu papá, confirma si ya están aquí.
Alex, llamo de inmediato a Valentino.
—Papá, ya casi llegamos, pero hay un movimiento extraño, ¿sabes algo?
—Bebé, pásame con el capitán, por favor.
Alex le llevo el celular al capitán, y se quedó mirándolo mientras este conversaba con su padre, solo veía como este movía la cabeza en señal de asentimiento, y respondía con monosílabos, finalmente corto la llamada.
—Vamos a quedarnos un rato aquí haciendo tiempo de que todo cambie y que tu padre llegue, no podemos anclar aun, es peligroso, esa gente ahí, está tras ustedes. — Hablo mientras señalaba a la gente apostada en el muelle.
—Que haremos entonces Tobías — Pregunto preocupado Jules.
—Tranquilo, ellos están a diez minutos, esperemos un poco más.
Se comunicaron del muelle y el capitán tuvo que volver a la cabina de mando.
—Ya tiene autorización para atracar. ¿Por qué no lo hace?
—Tenemos un problema con el motor, no podemos movernos, estamos tratando de solucionarlo para seguir avanzando.
—¿Necesita que le enviemos un mecánico a bordo?
—No es necesario, sé algo de mecánica, si finalmente no puedo les avisaré.
—No se preocupe, enviaré a un mecánico, de inmediato — respondió el oficial al mando.
—Jefe, no tengo dinero para pagar ese servicio, así que espere a que llegue, ya mandé llamar a mi hermano que es el que se encargara de revisar la embarcación, no quiero abusar de su confianza — Se negó Tobías, quien veía lo interesado que sonaba el oficial por tratar de enviar a alguien al barco.
Jules, Perico y los niños escuchaban en silencio la comunicación que se venía desarrollando con los de tierra.
—¿Alex sabes nadar? — pregunto de repente Mindy.
—Sé hacerlo.
—¿Y si lo hacemos?, si nos lanzamos al mar y nadamos a la costa.
—Estamos aún muy lejos y el agua del mar está muy fría en este momento, no llegarán. —Respondió Perico, quien también lo había pensado, mientras trataba de encontrar una solución al problema de los niños, y la embarcación era tan pequeña que no podían tener un simple bote.
Valentino llamó a Nicolás nuevamente y les pidió que acelerara el plan, ya que había gente en el muelle tratando de revisar el barco en el que llegaban los niños.
Pronto Nicolás aviso a todos que le habían informado que Alex y la niña estaban llegando a Ancón y que debían irse para allá.
—¿Jefe como sabe eso? — pregunto uno de los investigadores de su equipo, Nicolás lo miro detenidamente, el tipo era joven, pero nunca le había caído bien, parecía demasiado interesado en todo, siempre queriendo saber más y en su profesión una persona así daba muy mala espina, generaba demasiadas sospechas.
—Me acaban de avisar que hay un pequeño barco pidiendo atracar en el puerto, lleva dos niños a bordo, que quieren comunicarse con sus padres. Así que deja de hacer preguntas estúpidas y sigue a tus compañeros. Jeremy vamos al auto. — Grito, haciendo que el tipo bajara la cabeza y subiera a su unidad, si poder averiguar más.
Matías recibió un mensaje en su celular y luego miro a su jefe, bajando la cabeza en comprensión. —Oye tú, Vargas, iras conmigo en el auto.
El tipo se emocionó, pensando que estar cerca del ayudante del jefe lo hacía más cercano.
Todos salieron rumbo al nuevo destino con la esperanza de encontrar a los niños perdidos o secuestrados.
De vuelta a Chorrillos, una lancha se acercaba a la pequeña embarcación varada a unas escasas millas del muelle, un total de cinco tripulantes componían al personal que se acercaba, los vieron llegar, los niños se encontraban escondidos en la pequeña cabina donde se guardaban las especies pescadas, el olor nuevamente era insoportable para Mindy que no estaba acostumbrada a ese tipo de peripecias.
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Editado: 16.02.2023