Perdoname

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Una hora después de que su esposa saliera al trabajo, él también salió, pero por la manera en la que estaba vestido, de manera casual con unos jeans, camiseta blanca y una chaqueta de cuero, no parecía que fuera a una entrevista de trabajo en lo absoluto.

Camino dos cuadras después del parque de casa rodante, donde un vehículo de lujo lo esperaba, el chofer del auto en cuanto lo vio acercarse, salió del auto y lo rodeo para abrirle la puerta, justo en el momento en el que él se acercó para entrar en el auto.

─Buenos días, señor Arsem ─ le saludo su asistente entregándole su tableta y leyéndole los pendientes del día.

Gabriel en realidad no era un hombre desempleado, era dueño de su propia empresa de electrónica, el hombre gana 200 mil dólares la hora y vivía en una casa rodante que era tan pequeña que ni siquiera podía estar de pie.

Todo porque su juego se salió de control

Para empezar no debió de aceptar la apuesta

Era un hombre de 34 años, no era un veinteañero para estar haciendo cosas como esa. Meses atrás, en una fiesta, su amigo le reto a conseguirse una pareja, sin ayuda de su posición o dinero, él no lo vio nada difícil, era un hombre apuesto, lo sabía perfectamente, por lo que no dudada de sus atributos para conquistar una mujer, pero terminó conociendo a Celine.

Desde el momento que la conoció quedó fascinado, su belleza fue algo que lo atrajo desde el primer momento, un rostro hermoso, armonioso, con aquellos ojos azules claros que resaltaban aún más en contraste con su larga melena negra, con un cuerpo espectacular que aunque tampoco fuera demasiado llamativo, era hermoso y muy sexy, una mujer verdaderamente espectacular.

Cuando se acercó a ella no lo hizo con una intención, real, pasar el rato divertirse y nada más, pero al pasar tiempo con ella y además de que ella siendo una mujer tan dulce, encantadora inteligente y que especialmente en ningún momento ha estado interesada o desilusionados por la posición económica que ellos tenían en ese momento.

Por sus mentiras

Incluso le pidió matrimonio sin pensarlo demasiado y ella lo aceptó también, él incluso lo hizo a modo de prueba, porque de verdad no creía que de verdad ella era tan buena, tan desapegada al dinero a lo material, incluso antes de ser el exitoso empresario que era, muchas de las personas que conocía, mucha mujer, no todas, le importaba el dinero, le importaba el lujo, la posición que un hombre le podía dar y si dicho hombre no podía proporcionar eso, pues simplemente lo desechaban, pero Celine no.

Y eso lo hacía mucho más miserable

No tenía ni la más mínima idea de como decirle la verdad, de como decirle quien era en realidad, cuál era su posición, su fortuna, una fortuna que también era de ella, porque ellos estaban casados y aunque al inicio en realidad el matrimonio era falso, el contrato fue falso, él al poco tiempo habló con su abogado para formalizarlo todo y que Celine legalmente fuera su esposa y dueña de todo lo que él tenía, porque esa mujer se lo merecía todo para él, pero no tenía ni la más mínima idea de como entregarle hasta el último centavo que tenía y que ella no lo mande al diablo por imbécil.

Algo que él tenía muy claro que tenía merecido

Necesitaba buscar una solución, una manera de resolver el desastre en el que se había involucrado sin perder al amor de su vida en el proceso

¿Qué podía hacer?

¿Qué podría decirle sin que lo arruinara todo?

Era malo, era cruel, pero sobre todo era egoísta porque a pesar de estarle mintiendo a la mujer que amaba, prefería seguir esa mentira que perderla, pero tampoco no quería que siguieran viviendo así, no por él porque a pesar de ni siquiera poder estar de pie en aquella diminuta casa rodante, nunca había estado tan feliz en un lugar y eso era Celine que lo lograba.

Más el quería terminar con esa mentira, con ese estilo de vida por ella, porque quería que ella dejara de trabajar, que ella dejara de ser la persona que los sostenía a ambos y aunque estuviera cansada, aunque hubiera pasado horas de pie trabajando ella lo seguía haciendo, por ambos, no quería que ella siguiera así, ella no tenía por qué seguir esforzándose por nada, porque ella se lo merecía todo, él se lo quería dar todo, poner el mundo completo a sus pies, pero de nuevo, no tenía ni la menor idea de como hacerlo, sin perderla a ella, sin perder su mundo entero.

Pasó primero por su departamento, un lujoso Penthouse en el centro de la ciudad que, completamente espacioso con todas las comodidades, lujos y tecnología del mundo, lo sentía como un lugar completamente vacío, frío y sin vida.

Ir a ese departamento lo hacía sentir miserable cada vez, porque Celine podía estar ahí, cómoda, sin preocupaciones, sin tener que estar trabajando, simplemente siendo consentida, como se merecía, pero de nuevo todo era un desastre.

Su vida, su felicidad completa era sostenida por una mentira, una vil mentira que tarde o temprano se descubriría, él lo tenía claro, aunque hacía todo lo posible para que su esposa no lo supiera.

Era la ventaja saber de ciberseguridad y cómo hacer que alguien no tuviera a cierta información en las redes sociales, en un tiempo donde casi nada se podía ocultar debido a lo mismo, pero nada que una aplicación escondida en el celular de la persona que se ocupaba de filtrar la información que recibe y bloqueaba toda la que él no quería, no resolviera.

─Su madre llamó ─ le informa su asistente cuando regresó al auto después de que se cambiara de ropa, colocándose un traje azul marino a la medida ─ para recordarle el evento que tiene esta noche, es importante que asista ─ le dijo.

El no dijo nada al respecto llevaba meses sin asistir a eventos, estaba completamente alejados de ellos, porque no podía ir con su esposa a ellos y no quería estar en ningún lugar que no estuviera su esposa, además de que evitaba estar mucho en la vista pública, ya que no quería que alguien lo reconociera y que su esposa se enterara después.




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