Al llevar esa doble vida Gabriel no tenía mucho tiempo para el trabajo, por lo que tenía muchas cosas acumuladas y ese día en especial habían muchas cosas que debía de atender si o si, por lo que no tuvo tiempo de regresar a casa y por lo menos estar unas pocas horas con su esposa antes de que ella siguiera a su siguiente trabajo.
La vida ya sea a su favor o encuentra, ya que de cierta manera quería que ella lo descubriera, no quería seguir con esa mentira, pero aunque llegaban momentos en lo que parecía que Celine iba a enterar de la verdad, de todas las mentiras que le había dicho hasta el momento, quería deshacerse de todas esas mentiras y empezar de cero, aunque ella quizás no lo pensara igual.
Saliendo de la empresa, regreso a su Penthouse, no más cruzar la puerta, tuvo una expresión seria y llena de desagrado, de verdad que odiaba su departamento, lo odiaba rotundamente porque en él no había ni un solo rastro de su esposa, era un lugar frío y vacío para él.
Se preparó para la fiesta, su asistente se ocupó de que su esmoquin estuviera listo cuando él llegara y enseguida prepararse. Frente al espejo, mientras peinaba su cabello noto suaves canas que se empezaban a notar, sonrió de manera divertida y nostálgica al recordar como noches anteriores su esposa las había descubierto y jugado con ellas.
Esas eran las cosas que querían, momentos cálidos, felices y llenos de alegría al lado de su bella y dulce esposa, no quería perder esos momentos, no quería perderla a ella, ella era todo para él.
Ni siquiera recordaba de que se trataba el dichoso evento al que tenía que asistir, desde que conoció a Celine había dejado de asistir a ellos, tanto por lo mencionado antes como también porque se sentía completamente aburrido en esos eventos sin su esposa.
Prefería mil veces estar con ella que en esos eventos rodeados de personas falsas y superficiales que solo se acercaban a ti o te prestaban algún tipo de atención si de ellos iban a conseguir algo.
De no ser por el trabajo y que su madre no paraba de insistir, no iría a esa dichosa fiesta. Su madre por supuesto no tenía ni idea su desastre, su madre, aparte de su esposa por supuesto era la única familia que tenía, él había sido hijo único, sus padres había planeado tener muchos hijos, pero su padre falleció cuando él apenas tenía cuatro años y después de eso su madre nunca quiso casarse de nuevo.
Ella tuvo uno que otro pretendiente, incluso tuvo relaciones duraderas de años, pero nunca tuvo la intención de casarse de nuevo, por lo que por muchos años solo habían sido ellos dos.
Su madre seguramente estaría muy decepcionado de él por lo que estaba haciendo, porque lo que estaba haciendo era algo completamente despreciable, por lo que por supuesto nunca le diría lo que había hecho, en realidad nadie lo sabía, bueno si había una persona que lo sabía, su amigo, la persona que le propuso aquella ridícula apuesta que el de imbécil acepto.
De camino al evento se estuvo mandando mensajes con su esposa, él sentía un extraño sentimiento, la notaba extraña en los mensajes, además de que también la escucho extraña cuando hablaron por teléfono, no sabría decir exactamente a que de serbia, pero sí sabía que no era algo normal de su esposa.
Ya en el evento no más bajar del auto ya quería irse, en serio no quería estar ahí, no quería socializar con nadie, no quería ser parte de todo ese evento lleno de personas falsas y superficiales.
Seguramente Celine no le gustaría estar en un evento así
Ella era de lugares más sencillos, de ambientes más cálidos y relajados, no lugares como eso, tensos, lleno de pretensiones y personas que solo te juzgan o espera que hagas algo más que echarte aún más tierra.
La fiesta era grande y extravagante, tenía un tema tipo circo veneciano lleno de misterio, acróbatas y personas haciendo movimientos que no podrían considerarse humanos. Algo peculiar de la fiesta era que solo los asistentes y camareros de la fiesta usaban máscaras, no los invitados, algo que facilitó mucho la búsqueda de Gabriel para encontrar a la persona que necesitaba para cerrar su negocio.
En el proceso también había saludado a algunas personas, las cuales consideraba suficiente para que confirmaran que él había asistido a la fiesta si alguien más preguntaba.
─¿Gabriel, hombre!, dichoso los hombres que te ven ─ le saludo un amigo con entusiasmo ─ ¿y tu donde has estado hombre? ─ le pregunto.
─He estado ocupado ─ contestó con simpleza.
─¿Tan ocupado con el trabajo para olvidarte de tus amigos? ─ le pregunto con interés.
─Con el trabajo no, con una mujer ─ interrumpió otro hombre, quien saludó a Gabriel con un abrazo ─¿Cierto amigo? ─
─No empieces a fastidiar Patrick ─ se quejó Gabriel, con su mejor amigo, él había sido quien le había propuesto esa maldita apuesta.
─Ohhh vamos, ni que estuviera diciendo una mentira, has dejado a tus amigos por una mujer, si ganaste la apuesta, la enamoraste e incluso hiciste que se casara contigo ─ le dijo su amigo.
─¿Te casaste? ─ le preguntó el otro hombre confundido y lleno de sorpresa al mismo tiempo.
─Si y no, engaño a la chica, no el matrimonio es falso ─ se burló su amigo ─ es una mujer de verdad tonta, ¿cómo no se dio cuenta?, ¿o como no se ha dado cuenta más bien de que le has estado viendo la cara todo este tiempo? ─ le cuestiono su amigo o con burla.
Gabriel, estaba molesto por cada una de sus palabras, estaba furioso y estaba a punto de golpearlo de no ser porque alguien los interrumpió o más bien alguien se lanzó sobre Gabriel.
Una mujer despampanante, muy elegante con una melena rubia que se lanzó sobre él besándolo en los labios sin que él pudiera detenerla, pero sí separarla.
─Basta Natasha ─ le dijo el molesto alejando a la mujer y limpiándose el labial de la boca, la mujer lo miró molesta y ofendido.
─¿Y a ti qué te pasa?, ¿por qué me tratas así de repente? ─ le preguntó ella haciendo un puchero caprichoso.