Dicen que la secundaria es el momento más importante en la vida de una persona. Es el momento en que no podemos ser dependientes de nuestros padres, pero tampoco podemos ser independientes de ellos. No somos niños para que nos anden diciendo que hacer, pero tampoco somos lo suficientes maduros para decidir qué hacer. Nos tratan como si fuéramos infantes, pero esperan que actuemos como adultos.
La verdad esta etapa es muy confusa y depende de cada persona de cómo la toma. Algunos se vuelven muy inseguros, otros demasiado seguros tanto que tocan la egolatría, algunos aman estar rodeados de personas y otros le toman aversión a la sociedad. Nuestras lágrimas son más fáciles, nuestros enojos son más ridículos y nuestra felicidad es momentánea. Somos la fuente de ingresos de compañías discográficas y literarias que producen ídolos comerciales para saciar nuestras ansias de referentes en nuestro pequeño mundo.
Digo pequeño mundo, ya que cada adolescente vive en uno, es como si fuera una casa que recién se está construyendo. En ella, el arquitecto tiene el plano listo y pide a los albañiles levantar paredes. Suele pasar que el arquitecto un día quiera levantar una pared en el sector este, pero al día siguiente se da cuenta que esa pared no se ve tan bien como él pensaba y pide que la tiren. Seguramente es de esos arquitectos consiguieron su título en alguna lotería. Lo único seguro es que cuando el arquitecto termine, tendrás una casa sólida, en donde algunas veces al ingresar habrá un laberinto y otras veces habrá una casa tan simple como la de ladrillos de los tres chanchitos.
En fin, después de este monologo tan inspirador, vamos al punto que nos compete. Voy a hablarles de mi casa de ladrillos que está siendo terminada. Esta es muy básica, entras y ya estás en la sala, si caminas unos pasos llegas a la cocina y arriba esta la habitación junto con el baño. Mi arquitecto jamás tiro una pared, ya que mi carácter siguió al pie de la letra todos los planos. Bueno, hasta el día de hoy. Mi arquitecto está un poco perturbado, quiere tirar la casa y construir otra porque mis sentimientos y mi carácter están cambiando de manera vertiginosa. Es tan así, que siento que en cualquier momento me va a dar su carta de renuncia. Aunque, él sabe bien que todo esto no es culpa mía, sino de otros. Bueno, es decir de una persona en particular.
No puedo decir la típica frase "nuestros ojos se encontraron y eso hizo que cambiara mi mundo" porque lo conozco desde que entre a la secundaria. Tampoco puedo decir "quise conocerlo mejor y me enamoré" porque yo no tenía ningún interés en conocerlo mejor como él no tenía ningún interés en conocerme mejor a mí. Y sé lo que están pensando, creen que él es híper popular en el salón y yo solo soy la fea del lugar, pero no y ni a la inversa. Soy una chica promedio que se deja llevar por la moda del momento como hacen todas las jóvenes, aunque me considere bastante aburrida. ¿Y él? Es un chico bastante lindo no lo voy a negar, le gusta el futbol y estar con sus amigos.
Esos eran todos los datos que tenia de él hasta el año pasado. Ah espera... se me olvido algo. Un dato bastante importante... desde que lo conocía, él era un G-A-Y declarado.
Lo recuerdo muy bien, como era tan lindo una compañera quiso intentar tener una relación con él, pero este sin ningún problema dijo a viva voz que era gay. En ese entonces solo teníamos trece años, así que esa declaración fue muy impactante para todos, debido a que recién estábamos saliendo de la primaria. Y si te preguntas ¿le hacen bullying por eso? Honestamente no. Creo que es la suerte de estar en Argentina, el país más gay friendly de Latinoamérica. Así que nunca vi a nadie molestarlo por eso, capaz he escuchado a uno u otro gritarle "Puto" aunque siempre ha sido de manera amigable ¿Como alguien puede gritar eso de manera amigable? Si te estás preguntando eso, es que no conoces Argentina.
Y otro dato importante, ninguna chica se le acerca, no porque fuera gay, sino por otros motivos. Tiene una peculiar costumbre de no dirigirnos la palabra y si lo intentamos él solo nos responde con un sí o no con tono enojado. Algunas chicas dicen que es por celos o algo así.
En síntesis, el chico no solamente es gay, sino también misógino. Con el tiempo todos aprendimos a tratarlo, bueno... las mujeres aprendimos a no tratarlo. Así fue mi relación con él durante los cuatro años de secundaria hasta que llego el quinto y último año, y todo eso cambio.
Mi casita simple se empezó a caer a pedazos el día que yo quise entrar en la suya. En ese momento me sentía Harry Potter entrando a Hogwarts. Su casa es un laberinto en el que me estoy perdiendo y no sé si saldré de ahí y tampoco sé, si realmente quiero salir. Lo único que sé, es que ese gay misógino es el chico del que me enamoré.
Yo soy Esperanza mejor conocida como Hope y él es Marco mejor conocido para las mujeres como el gay misógino, y esta es nuestra historia de amor.