Perdóname por ser mujer (1)

8-Perdóname por ser cobarde

Micaela se fue a su casa y yo me quede hablando con la entrenadora sobre cosas del equipo. Nunca pensé decir esto, pero Mariana también se estaba ganando un lugar en mi lista negra.

Cuando terminé, me dispuse a ir a mi casa, pero de repente se me ocurrió ir a las canchas de futbol. Capaz podría averiguar qué paso con Marco. Es más, podría ir a hablar con su entrenador, si era necesario.

En el momento en que llegué, pude ver que Marco se encontraba hablando con el que suponía que era su entrenador, los dos miraban un cuaderno en el cual se podía apreciar el croquis sobre las posiciones de los jugadores para el partido. Eso me dio una luz de esperanza al imaginar que capaz el entrenador no lo sanciono.

Vi que Marco tomaba su mochila y se despedía de su entrenador, empezando a caminar hacia donde yo estaba

«¡Oh mierda, mejor me escondo! No esperen ¿para qué me voy a esconder? lo mejor es pedirle perdón por meterlo en problemas y si lo sancionaron le diré que estoy dispuesta hablar con su entrenador»

Decidí ir hacia un lugar un poco más visible y vi que él al fin me había notado. Me percate de la sorpresa en su mirada, pero también ¿diversión? La verdad estaba preparada para ver odio, enojo y una sed de venganza asesina. Aunque creo que me daba más miedo esa cara.

—¿Otra vez acosándome? –preguntó con una sonrisa de autosuficiencia cuando llego hacia mí.

«Pero ¿qué le pasa? Venia acá lista para sacarlo del problema en que lo había metido y ahora me mira así»

—No, yo vine para saber si fue muy grave tu castigo. Si querés puedo hablar con tu entrenador para que me transfiera la sanción a miꟷdije mirándolo seriamente. Él me observo extrañado y después se empezó a reír «¿de qué te ríes idiota?»

—La verdad que tu sanción me vino como añillo al dedoꟷ respondió con una sonrisa. « Ahora si ya no entendí» —Como sabrás estoy lastimado y hoy vine solo a decirle que no podría practicar. Eso provocaría que el entrenador tuviera que avisar sobre mi problema a las autoridades del colegio y seguramente me prohibirían jugar el próximo partido. A pesar de que no fuera tan grave. Pero al ser sancionado el entrenador pudo usarlo para que yo tomara toda esta semana libre y ya no sería por reposo, ahora sería por sanción y no tendría que avisar de mi herida a nadie. El entrenador estaba contento, no se podía permitir que las autoridades no me dejaran jugar. No olvides que soy el capitán.

«Espera ¿Qué? Yo muriéndome de la angustia y en vez de haberlo puesto en problemas, lo salve»

Tengo una mezcla de sentimientos en mí. Quiero gritarle por la angustia que me provoco, pero también quiero abrazarlo al saber que hice algo bueno por él. Aunque pensándolo bien fue mi culpa lo de su herida. Así que lo salvé del problema en que lo metí.

—Me alegra saberloꟷdije no muy convencida—Igualmente gracias por lo que hiciste hoyꟷ, él asintió aun mirándome con diversión, cosa que me fastidioꟷ. La verdad vos me decís que ya no querés relacionarte conmigo, pero siempre estás ahí salvándome de todo. ¿Es que alguien te paga para que lo hagas o qué?ꟷEl agradecimiento lo tenía planeado lo último no. Marco me miraba incrédulo. Si ya sé, no era una buena manera de dar las gracias.

—No, nadie me paga. Aunque si lo hicieran podría comprarme otro auto. La verdad sos un peligro para vos misma. No sé cómo has podido sobrevivir vos solaꟷdijo como si todo lo que dijera solo le hiciera gracias «¿Me parece a mí o está de buen humor?»—Esperanza, vamos a casa tengo la sensación de que va a lloverꟷMiro al cielo y yo también. Estaba en lo cierto, este se había oscurecido y estaba corriendo mucho aire.

Asentí y empezamos a correr hacia la parada antes de que comenzara la lluvia.

—¿Te tomas este colectivo?ꟷpregunté al verlo sentarse en los asientos de la parada esperando conmigo. Solo nos separaba un asiento entre los dos.

—No, mi casa queda cerca. Voy caminandoꟷrespondió sin darle importancia.«¿Cerca?» Las únicas casas que habían en este lugar eran departamentos de lujos que se encontraban a unas cuantas cuadras. Eran de esos que tenían como 30 pisos. « Ah cierto... él tiene plata. Entonces vive en esos departamentos, por eso no trajo su auto»

—¿Entonces estas esperando a que yo me tome el colectivo?ꟷpregunté sorprendida por su amabilidad. Bueno, la verdad ya no sé para qué me sorprendía, Marco siempre hacia lo impensable.

—Quiero estar seguro de que te vas a subir a ese colectivo y no me vas a perseguir como la acosadora que sosꟷ respondió en tono burlón mientras yo lo miraba con el ceño fruncido. No me había hecho gracia. Solo lo seguí una vez. Aunque todo resulto muy mal.



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En el texto hay: misterio, novelajuvenil, traumas

Editado: 05.12.2018

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