Perdóname por ser mujer (1)

10-Goku, mi segundo amor

Fui abriendo los ojos lentamente para acostumbrarme a la luz mientras me fui sentando en mi cama.

«Que raro, no había ruido».

Se suponía que Manuel debía ir a la escuela a esta hora. Era casi un ritual, escuchar la voz de Ana que siempre gritaba para que se levante y así poder llevarlo.

«Capaz hoy no había hecho su berrinche»

Me empecé a desperezar para así salir de la cama.

«Ojalá Ana haya comprado facturas o algo así, me muero de hambre»

Fui sacándome de encima las sabanas hasta que el chirrido de la puerta abriéndose, me interrumpió. Mis ojos se quedan abiertos de par en par al ver al intruso que ingresaba a mi habitación.

«¿Qué hace él acá y a esta hora?»

— Buenos díasꟷdijo con una sonrisa mientras cerraba la puerta de mi cuarto detrás de él.

— ¿Qué haces acá, Marco?ꟷpregunté mientras me levantaba de la cama.

— Vine a verteꟷrespondió mientras se acerca a mí.

«¿A verme? ¿A esta hora? ¿En mi casa? ¿Como hizo para entrar? Definitivamente necesitamos esas puertas blindadas».

— ¿Para qué?

— ¿Para qué?ꟷrepregunto con una sonrisa maliciosaꟷ Para lo que yo y vos queremosꟷ se puso enfrente de mí

— ¿Y... que... que...re...mos?ꟷ pregunté tartamudeando, nunca había tenido a Marco tan cerca, me provocaba que respirar se volviera difícil.

Sus ojos marrones se veían muy diferentes a lo que solían ser, logrando que todo mi ser se enervara. Marco se seguía acercando, haciendo que yo empezara a retroceder y sin darme cuenta terminé cayendo en la cama.

«Bueno, esto está volviéndose muy extraño».

Me parecía que el corazón me estaría dejando de funcionar en cualquier momento

— Te gusto ¿verdad?ꟷme preguntó con una mueca de satisfacción mientras apoyaba sus manos en la cama aprisionándome entre sus brazos. Creo que le gustaba ponerme en esta situación, lo podía ver en sus ojos.

— Marco esto es muy raro ¿qué pasa?ꟷpregunté mientras seguía hipnotizada por sus ojos.

— Bueno, creo que no lo vas a decir ꟷrespondió divertido. Se alejo un poco de mi permitiéndome que me pudiera sentar en la cama y sin parar de mirarme se quitó la remera dejando expuesto su torso desnudo. Me quedé embobada mirándolo— Dejemos de hacernos los boludos. Los dos queremos estoꟷaseguró mientras se volvía acercar a mi

— No... no te...comprendoꟷrespondí tragando saliva.

«Esto no es lo que yo creo ¿verdad? ¿Acaso es el día de los inocentes? ¿Es una joda para videomatch¹? No, no creo ¿por qué Marcelo Tinelli² me haría un joda a mí? ¿Dónde están las cámaras?»

Desgraciadamente no podía dejar de mirar sus ojos, hasta sentía que me estaba sofocando hasta el punto en que no podía moverme de esa cama.

— Vine para coger con vosꟷaseguro con una sonrisa «¿Qué? ¿Coger? ¿Del acto de que metes tu cosa en mí? No puedo creer lo que está pasando ¿Por qué? ¿Así nada más? ¿No piensa pedirlo de una manera más linda? No estoy preparada. Además estamos en mi casa, en cualquier momento pueden entra mis hermanos»—Entonces que me decís ¿querés o no?

« Obvio que no. Es una locura. Además, no somos ni amigos. Está bien que él me guste, pero no me puedo dejar llevar tan descaradamente»

— Ah... bueno

«¿Qué? ¡No! ¡No! ¡Es tu primera vez pelotuda! ¿Y las flores? ¿Y la frase "Veni a dormir conmigo: No haremos el amor, él nos hara³"?»

Marco me sonrió satisfecho e hizo que me acueste en la cama poniéndose arriba mío mientras se ubica entre mis piernas.

— Sos muy linda, Hopeꟷsusurro en mi oído mientras sentía sus manos recorrer mis muslos, los cuales estaban descubiertos ya que llevaba un pequeño short— ¿Querés que yo sea el primero?ꟷpreguntó mientras besaba mi cuello. Mi voz no salía de mi boca. Estaba muy nerviosa, pero al mismo tiempo muy excitada.

— Sí, Marco. Quiero que seas el primeroꟷdije al fin.

Marco dejo de besar mi cuello y poso sus ojos en los míos mientras iba acercando sus labios a mi boca. Cerré los ojos esperando el beso tan ansiado, pero de repente una voz familiar interrumpió la escena.

— Hope ¿Qué estás haciendo?ꟷpreguntó.

Volví a ver una luz cegadora que atravesaba mis ojos. Y vi que al frente mío tenía a Marco, pero no a Marco la persona, sino a Marco el peluche que tenía su nariz pegada a mi boca. Me senté en la cama buscando a Marco por todos lados, pero en la habitación no había rastros de él ¿Dónde estaba? Mis ojos llegaron hacia la puerta y en el umbral se encontraba Manuel con su guardapolvo⁴ mirándome

— ¿Estabas besando a ese peluche?ꟷpreguntó extrañado.

— Eh... yo



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En el texto hay: misterio, novelajuvenil, traumas

Editado: 05.12.2018

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