Perenne

Capítulo 3: Keyframe

—Leo, aunque eres su mejor amigo, me preocupo por ti...

El chico no la miro en seguida, primero dio un leve sorbo a la copa de vino que traía en mano antes de verla directo a los ojos.

—He tenido miedo...Pero no de él... —Se acerca sin despegar la vista—. Dime, amada mía, ¿sabes lo que puede llegar a ocurrir si alguien sufre tormentos más allá de lo inhumano?

Su rostro se tornó serio, casi inexpresivo ante su pregunta; sin embargo, lo que Leo no sabía, es que aquello a lo tanto le temía, estaba a punto de Salir.

✠✠✠✠✠✠✠✠✠✠✠✠✠✠✠✠

La noche cayó y con ella reino el silencio en la que seguía siendo una calle vacía. Ahí, en aquel lugar, minutos antes un joven había intentado quitarse la vida a lo alto de un viejo edificio; pero entonces, un extraño llegó y quiso cumplir su deseo de una forma más sádica. No obstante, el estrepitoso disparo, solo logró herir levemente la mejilla derecha del chico, aunque esto eran motivos suficientes como para que él, ya cansado, se dejara caer de rodillas en el frío suelo de cemento. Por otro lado, el hombre continuaba apuntado directo a la cabeza de Uriel mientras sonría cínicamente. En verdad le hacía gracia ver que no era capaz de defenderse; era muy fácil de vencer... Grave problema para lo que se venía.

—Oh, querido cordero desamparado... —Se acercó hacia él y poniéndose a su altura, le susurró—. Me das pena...

El hombre comenzó a reír, incluso se encargó de hacerlo mientras le volvía a quitar el seguro al revólver; Pero para su sorpresa, Uriel no respondió, ni siquiera lo miró. Esa actitud pareció haber molestado al sujeto, que tras gruñir, lo terminó golpeando con la punta del arma en todo el centro de la cabeza ocasionando que él sangrara.

— ¡¡Idiota!! ¡¡Mírame cuando te hablo!! —gritó el desconocido.

Uriel comenzó a temblar; sin embargo, seguía sin levantar la mirada; pues lo que aquel hombre no sabía, era que muy pronto conocería a una bestia sedienta de sangre. «Tengo miedo... tengo mucho miedo», sus pensamientos sonaban cansados, casi soñolientos; aunque eso no evitó que varios fragmentos de un particular recuerdo retumbara en su mente. Una comida con un sabor amargo y una mujer que le sonreía como si nada pasara, fueron las primeras imágenes en verse; luego, estaban los constantes gritos acompañados de múltiples golpes antes de ser encerrado durante toda la noche en lo que era un sótano. Sus lágrimas caían desesperadamente mientras el hombre lo miraba curioso, incluso empezó a decir cosas que el otro no podía entender.

—No quiero, no quiero, no quiero.

El hombre continuaba observando en silencio sin entender su extraño comportamiento.

Deja ya de actuar así -dijo el sujeto acercando su mano para tomarlo del cabello.

¡¡Tú no entiendes!! Uriel gritó con fuerza y con ello, su respiración se volvió agitada. Solo... deja... Solo...

Lentamente Uriel llevó ambas manos a su cara y entonces, empezó a gritar.

✠✠✠✠✠✠✠✠✠✠✠✠✠✠✠✠

El sujeto retrocedió tres pasos, observando de manera inquietante al joven chico que solo gritó durante dos minutos exactos antes de callar repentinamente.

Leo revolvió su copa mientras su novia aún permanecía mirándolo.

—Una persona que ha experimentado en carne propia todo tipo de crueldades... No es de extrañar que se convierta en un monstruo.

Entonces Uriel sí es un asesino...

Leo dio otro sorbo.

—No, él no... —Su mirada detallo el vino que quedaba. Pero ese chico... vivió cosas horribles en el paso antes de que yo lo salvara... Sin embargo, no lo pude salvar de su mente...

La mujer tragó en seco.

No me digas que él...

Leo sonrió amargamente.

Lentamente Uriel comenzó a levantar su cara. De inmediato, el hombre cambio su semblante a uno que parecía mostrar miedo ante lo que veía, tanto, que incluso se apartó más de él; pues ahora mismo, ese chico tenía una mirada tan trastornada que parecía un verdadero psicópata.

El desconocido le apunto con el arma y en seguida disparo; pero de manera sorprendente Uriel ladeo su cabeza, esquivando la bala. Sus pasos se tornaron lentos, era como si estuviera jugando con el sujeto. Sin embargo, el hombre no espero a que llegara; corrió hacia él y le estampo un golpe en la cara, luego, una patada directo al estómago. Uriel cayó al suelo y esto le dio la oportunidad al desconocido de subirse encima, empezando a golpearlo varias veces.

Un golpe, dos golpes; el hombre de verdad pensaba en cometer un homicidio, hasta que de pronto, un susurro salió de los labios de Uriel. «Fue suficiente», fue lo único que dijo antes de golpearlo de manera brusca justo en toda la cara. El sujeto se levantó y retrocedió mientras se agarraba con fuerza el rostro, el dolor era horrible, incluso sentía que algo dentro de él se había fracturado.

Tú... dijo una gruesa voz que logro llamar la atención del sujeto. Déjame devolverte cada golpe.

Uriel se abalanzó contra el hombre y tras reír como un verdadero loco, comenzó a golpearlo tal y como este lo había hecho. El desconocido estaba aturdido, cada golpe parecía ser más fuerte que el anterior; muy pronto estaría inconsciente. Levemente dejo de sentir los golpes, por lo que de forma lenta abrió sus ojos, solo para ver como ahora él le sonreía de manera burlesca mientras lo intentaba ahorcar... ¿En verdad era Uriel?

Que ojos... tan opacos -alcanzó a decir el hombre antes de desmayarse.

Uriel sonrió ampliamente como si estuviera complacido de ver como el hombre ya no reaccionaba. Entonces, se levantó y caminó con calma hasta donde estaba el arma que el extraño tenía. Luego volvió con ella y le apuntó dispuesto a matarlo; sin embargo, una voz sonó dentro de él, "Para". Aquellos ojos opacos observaron brevemente a quien yacía en el suelo sin expresión alguna, era como si estuviera tomando una decisión. Paso un minuto, él suspiró con fastidio y sin más, dejó el arma para irse de ahí.



#7034 en Thriller

En el texto hay: amor, suspenso, thirller

Editado: 22.05.2021

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