Capítulo 11: Algarabía de ensueños

Sábado 23 de diciembre del 2023: Hora: 1:33 am. A 18 horas de la trágica algarabía de ensueños.

But you'll never be alone. I'll be with you from dusk till dawn (1:22). La madrugada había comenzado con un cielo repleto de estrellas, Izaro y Uriel las observaban atentos desde el tejado. Baby, I'm right here, I'll hold you when things go wrong. I'll be with you from dusk till dawn (1:29), el mp3 en medio de ellos seguía reproduciendo la canción dusk till dawn de Zayn Malik; la escucharon en silencio, concentrándose en la letra y por un momento dejando de lado sus agitadas vidas.

—Izaro, ¿no tienes miedo? —preguntó Uriel, mirando hacia el cielo con ceño fruncido.

— ¿Miedo? —cuestionó ella, devolviéndole la mirada con algo de curiosidad, un segundo después se quedó quieta, desviando sus ojos hacia un puto en concreto mientras parecía pensar en algo—. Bueno, se supone que debería de tener miedo, ya sabes, porque nos enfrentaremos a los malos... Creo que solo tengo un poco de miedo, la verdad es que solo quiero vengarme por todo lo que nos han hecho, así que se podría decir que estoy furiosa más que asustada. —Se rio, rascando su cabeza con algo de pena.

Uriel la observó burlón, encogiéndose de hombros mientras llevaba la lata de Coca-Cola a su boca.

—Comparto el sentimiento. —Alejó la lata de él y la puso a un costado—. Créeme que si tengo la oportunidad, le daré una paliza a ese feo conejo.

Izaro de golpe dio una carcajada.

—Seguro que sí —afirmó, abrazando sus piernas y posando su cabeza encima de las rodillas, luego se le quedó viendo a Uriel en silencio, detallando como este visualizaba el cielo con una expresión feliz; eso enseguida la hizo sonreír—. Uriel...

—Dime —respondió, dirigiendo su vista hacia ella.

La chica, sin dejar la posición la que estaba, estiro su brazo hacia él, dejando ver solo su dedo meñique. Uriel arqueó una ceja, tomando su mano y revisándola al instante.

— ¿Qué tiene? No veo nada.

— ¡No, idiota! ¡No es eso! —soltó entre risas, sacudiendo su mano—. Quiero que me prometas algo.

Él enseguida se fijó en ella con curiosidad.

— ¿Qué cosa?

Izaro sonrió.

—Prométeme que al igual que esta canción: "Estarás conmigo desde el atardecer hasta el amanecer" —tarareó el coro, sonriéndole de lado con una pizca de diversión y ternura—. Y cambio yo te prometo que "nunca estarás solo."

Uriel la observó en silencio durante algunos segundos, sorprendido. Seguidamente reaccionó y alzando su mano, entrelazó su dedo menique con el de la joven.

—Prometido. —Sonrió ampliamente—. Nuestra primera promesa está más que asegurada, Izaro.

Izaro reaccionó abriendo completamente los ojos y tras ello riendo por lo bajo.

—Sí, nuestra primera promesa...

"I'll be with you from dusk till dawn

Baby, I'm right here."

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Sábado 23 de diciembre del 2023: Hora: 6:22 pm. Hotel Claude Monet.

La noche llegó más rápido que de costumbre, y que con ella vinieron cientos de fieras que solo sabían destruir todo a su paso. El inhóspito living estaba cubierto por un habiente moderno repleto de cientos de personas importantes que no hacían nada más que beber y reír; entre todos ellos, se encontraba una particular oveja. Caminaba entre la multitud llevando un vestido negro ajustado que le llegaba por encima de la rodilla y unos tajones cerrados medio altos; su atuendo en cuestión, combinaba perfectamente con aquella máscara colombina que resaltaba bastante bien con el color rojo de sus labios.

Subió las escaleras de mármol en forma de espiral y una vez estando en la plata de arriba, observó el escenario rectangular mientras elevaba una copa de champán hasta sus labios. La multitud dentro era abrumadora; sin embargo, no se le hizo nada difícil divisar a lo lejos a un joven vestido de negro que llevaba puesta una máscara medico della peste. Uriel, desde su posición, intercambiaba un par de palabras con una mujer de cabello azache rizado. Izaro realzó una de sus comisuras, el plan estaba yendo a bastante bien. Seguidamente giró suavemente su cabeza hacia la parte izquierda del lugar, encontrándose con la presencia de Alex, quien traía puesto unas prendas de colores opacos elegantes y una no muy llamativa máscara moretta. Este por su lado, permanecía sentado tranquilamente en uno de los tantos sofás con una copa de vino entre las manos, viéndola disimuladamente de vez en cuando.

—Izaro, ¿cómo van las cosas?

La mencionada hizo el paro de atraer unos mechones delanteros de su cabello hacia la parte de atrás de la oreja.

—Todo en orden, Cadie, nadie sospecha nada.

Cadie, que se encontraba en la azotea de uno de los tantos edificios cercanos al hotel, rio por lo bajo antes lo que escucho. El plan pautado con antelación desde su punto de vista resultaba sencillo: Tres miembros del grupo se adentrarían en el lugar portando identidades falsas, mientras otro se mantendría fuera escoltándolos desde las sombras, y una tercera estaría en las zonas más altas guiándolos. En cuanto a la misión, Alex se ocuparía del paradero del tal Caruso e intentaría sacarle información; en tanto al par de portadores, ellos se ocuparían de investigar las zonas y buscarían alguna pista que les dijera qué estaba tramando aquel maestro de mala muerte; inclusive había la posibilidad de que él y su gente estuvieran utilizando a los jóvenes estudiantes secuestrados para un fin concreto. Hasta ahora, el plan se mantenía perfecto, sin fallas, por lo que llegado el momento, Cadie emprendió la siguiente jugada.

—Bien, entonces comencemos con la operación. —Moviendo rápidamente sus manos en el teclado de su computador, accedió de golpe en el sistema de seguridad del hotel; posteriormente cambio las coordenadas e instalo varías imágenes repetitivas del evento que la ayudarían a despistar a los guardias por un muy largo tiempo. Sonrió emocionada, volteando a ver el segundo monitor que registraba toda la zona—. Uriel, es tu turno, dirígete hacia el área sur del edificio, sin que nadie sospeche de ti... los datos arrojan que ahí hay movimientos inusuales.