Junio 14, 2015.
―¿Dónde dormiremos? ―Paulette pregunto a su hermano mayor Hollé, quien aún empacaba las ultimas cosas, una sudadera guinda y unos pants para dormir
―John dijo que le festejaríamos a Carter después de la carreras en el “Small palace” ―sus ojos negros centellaron con diversión al ver la cara de su hermana.
Carter era uno de los amigos de Hollé, él era alto y un poco flacucho, con unos inmensos ojos azules y labios finos pero muy rojizos. Y John era el polo opuesto a Hollé, no era muy moreno pero su piel era trigueña con unos preciosos ojos negros, como los de su hermano Hollé, solo que John era el más fornido del club. Faltaban dos chicos, el primo de John y sus hermanos, Jack y el mellizo de Paulette, Paule.
―¿De qué te ríes? ―la pequeña Pau, de no más de 15 años coloco sus manos en la cintura
―¡Uy! Mi hermanita está molesta―esta le arrojo un cojín, justo cuando Hollé beberá de su baso―eres una inconsciente, hermana, pude haber muerto ahogado.
―¿Qué hacen que tardan tanto?―John entro junto a Paule
―Nuestra hermana es una acecina―bromó Hollé
―¿Te volvió a golpear cuando tomabas agua? ―acertó Paule―¡Bien hermana! ―Paule estrecho la mano de su melliza.
Hollé tomo sus cosas, no discutió más y bajo por las escaleras, los demás hermanos le siguieron los pasos, Paulette aún tenía una sonrisa de triunfo en su rostro, a pesar de que Hollé era el mayor, también era el más inmaduro de los cuatro.
―Hasta que bajan―Carter miro a sus amigos y sonrió―estaba a punto de mandar a Jack por ustedes
―Y ¿Por qué no subías tú, flojo? ―la voz de Paulette resonó con gracia por la sala
―Uy, miren quien hablo, la señorita “John arreglara mi ropa” ―Carter se burló y miro divertido a Jack ―¿Tú qué opinas, Jack? ¿Crees que se merezca que la llevemos? ―Paulette sabía de memoria ese juego, él la amenazaba con dejarla hasta que ella lo amenazaba de una u otra forma.
―¡Claro! Que buena idea, amiguito―Paulette sonrió con malicia―. Así tendré tiempo de sobra para decirles a los buenos ciudadanos de Rosevelly la clase de chico que eres
―No sé cómo la señora Molly pudo tener a un engendro de Satán como tú, si ella es solo amor. ―Carter se quejó, mirándola con ojos divertidos―Ya que, tendré que llevarte.
La chica camino delante de todos y se subió al Jeep, en el lado del copiloto.
―¿No vienen? ―Todos los chicos sonrieron ante las ocurrencias de aquella jovencita de piel trigueña y cabello tornasol, así lo definía ella misma, tornasol, era de un café obscuro en penumbras, pero cuando el sol le daba unos matices rojos lo llenaban.
Todos se montaron en el la camioneta Jeep, a John lo mandaron a la cajuela, bien podían llevar otro auto, pero para ellos era mejor así, mandar a John en la cajuela con las maletas.
Los seis amigos irían de Rosevelly a Hallenvery, que estaban separados uno de otro por dos horas y media. El transporte fue sin complicaciones, Paulette y los demás chicos durmieron todo el camino, salvo por Carter, quien era el conductor designado.
Ellos se refugiaban en Hallenvery para ver las carreras de autos que se celebraban, ese era el regalo de parte de Paulette y Paule, consiguieron boletos para los seis con un vendedor clandestino, al cual conocieron en una venta de garaje que organizo la iglesia. Como cada año, ellos dos: Paulette y Paule, se encargaban de las ventas, y cuando vieron que el día de la carrera seria el mismo día del cumpleaños de Carter no dudaron ni un segundo en comprar los boletos, y ahora estaban en camino para ver aquella esperada carrera clandestina.
―Hemos llegado, chicos ―Carter movió un poco a Paulette para despertarla―Paulette, cariño, ya es hora de despertar
Paulette se removió en su lugar y miro a todos lados con la mirada perdida, Hallenvery era aún más hermoso que Rosevelly, según Hollé, había más variedad.
―Y ¿Por qué no estamos en el hotel? ―Pau se rasco los ojos con el dorso de la mano.
―Porque estoy en eso―Carter sonrió
El hotel no era muy lujoso, pero a pesar de todo era hermoso, era de dos plantas y su habitación era la 140, la más grande, dos camas matrimoniales y contaba con una colchoneta.
―Paulette y Paule dormirán en la cama de la ventana y dejaremos a Jack con John―Carter les asigno sus camas a cada uno―Hollé, tu y yo dormiremos en la colchoneta.
―Si quieres que te monte la piernita, eso no pasara.
Todos rieron, Carter le dio un golpe a Hollé y todos rieron aún más.
―Hollé, necesito hablar contigo―Carter y Hollé salieron por la puerta, por lo regular Carter nunca le ocultaba nada a Paulette, pero esta vez algo había cambiado.
―¿Qué ocurre, Carter? ―Hollé sabía que algo no andaba bien