Perfecta

PARTE 01

 

ANAROSA

 

Cuando era pequeña sentía que debía agradar a todo mundo, que debía siempre sonreír, tenía que tratar siempre de ser esa muñeca perfecta como la de los aparadores de las grandes tiendas o esas de ballet en las cajitas de música, por eso siempre fue una prioridad en mi vida el ballet, quería ser admirada y que siempre me digan lo hermosa que me veía, he soñado tantas veces con un solo, por más que lo he intentado sin las conexiones de papá, me es tan difícil.

 

Hoy he recibido mi quinto rechazo, no les dije nada de mi audición a mis padres o el latoso de mi hermano, solo porque me quiero ahorrar la vergüenza, tal vez no me tenía fe y dicen que eso es lo principal, necesitaba aire para no terminar llorando frente a todo el cuerpo de baile, así que estoy en la parte trasera del teatro municipal, tratando de calmarme. Estoy tan metida en mis pensamientos que no me di cuenta de que había alguien más aquí, no sé si fue el ruido de sus botas o el olor de su cigarrillo, lo que me hizo girar a verlo, pero en ese instante me quedo como petrificada.

 

—Tranquila que no muerdo— Me dice y yo como que me quedo atada a la tierra, es su voz o esa apariencia ruda la que me tiene así, eso hace que me quede como con la boca abierta, es que es la verdad, es demasiado guapo, puede que sean sus hermosos ojos rasgados que le dan una especie de aura extraña, su caballera negra brillante, esa sonrisa que me da de medio lado, y el casco que lleva en las manos, hace que algo en mi interior se sienta diferente, mi corazón late de manera acelerada casi puedo sentir que mis piernas tiemblan ¿Cómo es posible? Me ofrece un cigarrillo a lo que se supone, debería rechazar, porque en sí es un completo extraño, pero algo me grita, vamos Anarosa hazlo y eso fue lo que hice.

 

—Gracias—Digo en casi como un susurro, a veces fumaba a escondidas de todos, así que no es que soy torpe cuando hago esto, pero es que él me inclina a esto de una manera extraña, así como también la manera en que no podía apartar mi mirada de él, es tan extraño, jamás en mi vida me sentí así con alguien, eso estaba pensando cuando dijo algo que me tomo por sorpresa.

 

—Deberíamos dar un paseo en mi bebé— Y acariciaba esa hermosa Harly Devinson, se supone que las niñas de bien no aceptan invitaciones de extraños con aspecto salvaje, se supone que debería hasta ofenderme de aquella insinuación y salir despavorida presa del pánico, pero es algo más fuerte que yo, es esa sensación diferente cuando lo tengo cerca de mí, me hace querer descubrir más, tal vez el lado de mi mente, el lado razonable se esfumó como el humo del cigarrillo con el aire al salir de mis labios.

 

—Es que yo— ¡Qué vergüenza! Parezco una niñata que mi voz salió media temblorosa, él sonríe y se toca el cabello, es como un ángel de ojos rasgados y mandíbula perfecta, mi corazón que no deja de latir con fuerza, jamás me había sucedido nada como eso, ningún hombre había logrado ponerme nerviosa a una chica como yo, bueno mi mente siempre estuvo enfocada en el baile.

 

—¿Te da miedo mi motocicleta? —Me dijo con dejo de decepción y en ese momento me imaginaba tomándolo por la espalda, pegando mi rostro a ella, con el viento haciendo que mi cabello vuele por la alta velocidad, esa adrenalina que se mete hasta las venas, sé que no debería, pero no puedo evitarlo, es como si fuera una luciérnaga a la lumbre.

 

—Claro que no—Bien decidida, yo o eso creo, es que no quiero que se dé cuenta de que las piernas me tiemblan de solo pensarlo, o es por su presencia ya ni sé qué me pasa, ese hombre cuyo nombre no ha mencionado, logra que mis pensamientos se dispersen que no razono como se debería, siendo yo el tipo de chica que soy.

 

—Entonces demos un paseo, me llamo William—¿William? Ese nombre no va mucho con él, pero a la vez le queda perfecto.

 

—Me llamo Anarosa—Sonrió nerviosa, tengo veinte años y ahorita me estoy portando como una tonta quinceañera como diría mi profesor de actuación, pero es que en clase no puedo hacer escenas románticas si nunca antes me ha gustado alguien y menos he dado un beso, sin embargo, en este instante todo lo que creía de mí se fue al tacho, yo no me comporto de esta manera, me siento como hechizada, acaso ¿Será una especie de brujo con apariencia de príncipe asiático?

 

—Te queda mejor Anni—Mi mente sigue encantada con él, es como si a cualquier cosa que él dijera yo automáticamente quisiera responder con un rotundo “sí” y solo sonrió, la idea de mi nombre saliendo de su boca es tan placentera como cuando un paso de ballet me sale perfecto. Cuando alzo la mirada su mano está cerca de mí, como invitándome a cometer una locura, como invitándome a conocer lo que no conozco, a ir más allá de los parámetros a los que mi mente está acostumbrada, al final acepte, subí con dificultad no era capaz de admitir que era la primera vez que me montaba a una motocicleta y menos una como esa, él se dio cuenta de mi sorpresa, porque de pronto sentí que me atraía hacia su pecho tomándome de la mano, solo pude decir un oh por lo sorpresivo de su movimiento, luego se subió primero él brindándome nuevamente su mano, ahora si pude subir y cuando oí el sonido de la motocicleta, era como un jaguar y su rugido, lo hacía una y otra vez, creo que disfrutaba porque supongo que mis latidos se podían oír a pesar de todo ese ruido, me sujete más a su espalda y tal como en mi mente, mi rostro se pegó a él y me agarre fuertemente de su cintura, esta no era yo, esta no era Anarosa Mc Arthur Thompson ¿Quién era entonces?




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