Perfecta

PARTE 13

 

WILLIAM

 

—Me costó mucho que aceptara, creo que eso se merece un bono adicional—Cuando la contacte hace más de un año, sabía perfectamente que era ambiciosa, pero es muy aplicada con su misión, me ha traído muchos beneficios tenerla cerca de ella, como por ejemplo que a pesar de sus miedos este en cualquier momento tocando a mi puerta, empezando el verdadero plan de conquista, aunque ya la tengo sin que lo sepa comiendo de mi mano, ES MUÑEQUITA YA CAYO Y Aún NO LO SABE.

 

DOS HORAS DESPUÉS

 

—¡Quiero saber dónde diablos está en este momento y con quién! —¿Dónde diantres está Anarosa? Se supone que tendría ya en mis dominios, bajo mi atenta mirada, bajo mis encantos, no como ahora que quiero matar a todo el mundo, porque organice toda esta pantomima, solo para poder tenerte aquí y tú estás en quién sabe quién, si averiguo que estás con algún imbécil, juro que esta vez no me contendré.

 

Ahora estoy rumbo a aquel estúpido lugar, según supe está metida en una fiesta de cumpleaños y vestida como si fuera a buscar algo que solo yo le voy a dar, me mandaron las fotografías mientras conducía y casi tengo un accidente, como se le ocurre vestirse de esa manera, enseñando esas hermosas y trabajadas piernas, ella no tiene derecho a alguno a hacer lo que se le venga en gana, mucho menos provocar que otros hombres la miren, estoy casi seguro que tiene a más de uno babeando por ella, es que es tan hermosa que ni la luna se compra con ella en cuanto a belleza ¿Yo dije eso? Ahora el idiota soy yo, ella es solo un vehículo a la venganza que por tanto tiempo he venido planificando, no voy a dejar que años de planeación se vayan a la basura porque ella no entiende que será mía, voy a tener que acelerar un poco los planes, TODO SE PUEDEN IR AL DEMONIO si no obedecen y acatan mis planes.

 

—Mi nombre no es de tu incumbencia, yo no necesito invitación, Max encárgate—Mientras lo apartan a un lado y le dicen algo al oído, no hay objeciones, no hay peros que valgan cuando le mencionan mi apelativo, puedo hacer lo que me venga en gana y si no la encuentro, o está coqueteando con algo imbécil de aquí juro que no me voy a aguantar hasta que se desate la guerra, mando al diablo todo y este lugar desaparece con una llamada, me importa una mierda la policía o el escándalo, me enfurece cuando nada sale como lo tengo planeando, como si nadie entiende lo que eso significa para sus malditas existencias.

 

Camino un poco por el sitio hasta que lo vea hace que mi corazón se detenga, un sentimiento extraño se apodera de él, es una mezcla de rabia, de ira, de tantas otras cosas, ver a ese imbécil cerca de ella, me hace sentir como un toro embravecido ciego al ver ese paño rojo, esto se va a ir al caño y ese sujeto tiene las horas contados, por solo posar sus ojos en ella, es solo mía.

 

—Te dije que no me interesa, aléjate de mí—La veo volteando el rostro con evidente asco al tipo que la tiene aprisionada contra la pared, ese tipo está acabado, muerto y sepultado, nadie la toca, nadie la incómoda, nadie le habla de esa forma que no sea yo.

 

—Vamos preciosa, te va a gustar, tengo un buen armamento —Está orate.

 

—Te dijo que te alejaras, ¿Eres sordo? ¿No escuchaste a la señorita? —Le hablo con mi tono de voz grave, con mis brazos cruzados haciendo que los músculos de mi pecho se agranden y la cadena que siempre traigo puesto resalte, ambos voltean y la cara de ella es de vergüenza, en cambio, ese tipo ebrio es que no entiende.

 

—No me asustas grandote, déjame en paz que la señorita y yo tenemos asuntos pendientes—Iba a alejarlo de un solo golpe y que Max se encargue del resto, cuando veo que ella le da un rodillazo haciendo que esas hermosas piernas enseñen más de la cuenta, el tipo se retuerce del dolor y mi muñequita se refugia a mi espalda, otra sensación se apodera de mí, siento como más poderoso si eso era posible, ser su protector y que se refugie en mí es un punto a mi favor, como una batalla más ganada de esta maldita guerra cuyo objetivo es mi venganza.

 

—Juro que no sé quién es ese hombre, viene al baño un momento y me empezó a molestar—Volteo a abrazarla, la siento temblar en mis brazos y juro que un instinto extraño entro en mi pecho, la abrase e hice un gesto para que Max se encargue de él, pero sin llegar al extremo tengo muchos testigos que me pueden haber visto, pero que se le va a quitar las ganas de acosar a mujeres se le va a quitar.

 

—Ya lo sacaron preciosa, ¿Cómo te sientes? ¿Te hizo algo? —Trato de observarla con detalle, para verificar que no le haya puesto un dedo encima y veo solo lágrimas secas, hacen que quiera dejar e ir y aplastar con mis puños a ese enfermo, que va a pagar de lo que se atrevió a hacer,

 

—Estoy bien, solo algo asustada, supongo, —No se atreve a mirarme y juega con su cabello de manera nerviosa, hace que mi entre pierna empiece a querer salirse de mis pantalones.—Quisiera irme de aquí, ya no me siento a gusto, pero mi amiga está muy entretenida —Cuando alzo la mirada veo a esa dichosa amiga que sé a la perfección quien es porque también está dentro de las fotografías que tengo de la vigilancia que ejercido sobre Anarosa, ella está jugando por tragos en el centro de la pista de baile toda acelerada estoy suponiendo cosas. Así que voy a investigar un poco más a fondo esa conducta extraña.




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