Perfecta

PARTE 14

 

ANAROSA

 

Cuando subí a esa moto era como si mis miedos se fueran con el viento sobre mí, sujetarme a su cintura como aquella vez era como si mis fuerzas se renovaran, había estado temerosa de aceptar su invitación por miedo de ir más allá de lo que soy, es que todo él me hace sentir diferente. Cuando lo tengo cerca, me siento distinta, se supone que no iba a esa fiesta por salvaguardar mi cordura y ahora estoy yendo ahí cuando no hay invitados como el mismo me dijo, los nervios ya pasaron porque cuando William está cerca me siento extrañamente protegida, pero no puedo echarme para atrás.

 

—Llegamos Anni—Cuando me nombra con ese diminuto, mis mejillas se encienden automáticamente y me siento pequeñita, aunque a su lado sí que lo parezco.

 

Cuando me toma de la mano al salir del estacionamiento, estoy como hipnotizada, como si solo existiera él, debo calmarme, debo recobrar los sentidos, muevo la cabeza tratando de que pies regresen a la tierra, me estoy haciendo un mundo tonto en mi cabeza, como si las mariposas que revolotean en mi estómago me hicieran ver pajaritos en el aire y esos corazoncitos como dice Roxy.

 

Subimos por el ascensor y él no ha dejado mi mano en mí ningún momento, me siento tan extraña, pero no de rara, sino de demasiado bien para hacer alguien que conozco recién.

 

Las puertas se abren y nos hacen entrar directamente en su ¿Pen house? Creo que así se dice.

 

—Es muy bonito tu departamento, podría decir que hasta más bonito que donde yo vivo—Es enorme, todo negro, y uno que otro cuadro con tonos azul eléctrico como ráfagas de fuego, pocos muebles, varias puertas, lo que más me gusta es que tiene una mesa de vidrio muy estilo contemporáneo, casi parece una pecera, estoy absorta viendo todo cuando un maúllo me distrae, es un hermoso gato blanco de ojos azules, parece una bola de pelos, sin darme cuenta ya lo tengo cargado sobre mis brazos mientras lo oigo ronronear.

 

—Se llama Perseo, toma esto para que te quites un poco los nervios o tal vez prefieras un trago no sé si bebes—Es tan considerado conmigo, solo sonrió y me siento en uno de esos hermosos y cómodos muebles de dos cuerpos, todo está demasiado prolijo para haber habido una fiesta poco antes.

 

—Gracias por el vaso de agua, no parece que hubo una fiesta, tu servicio de limpieza debe ser muy eficiente. —He aprendido por mamá que cuando hay fiestas y le da pereza limpiar, llama a agencias que mandan personas solo para limpiar en esa ocasión y dejan todo como si no hubiera pasado, pero aquí es como si nunca hubiera habido una, si no fuera porque me enseña una bolsa de basura y hacen ruido las botellas vacías, podría hasta pensar que todo se trataba de algún truco de su parte.

 

—La verdad que sí, son los mejores, pero la fiesta ha estado muy aburrida, mi invitada especial nunca llego— Se sienta a mi lado y mis manos sudan, trato de aferrarme a Perseo, pero en ese instante él se escapa, ni el gato está de mi parte, no sé a dónde mirar, me arreglo el cabello de los nervios y creo que me quedo sin idea, porque me levanto y empiezo a recorrer la casa, siento que él se ríe bajito detrás de mí.

 

—¿Por qué compraste este lugar o lo estás alquilando? — Tiene un pequeño retrato de unas motocicletas, la verdad que se ven espectaculares, tienen una firma pequeña en la esquina, visualizo que son letras chinas o japonesas, la verdad de que ese idioma desconozco todo.

 

—Esa la tomé yo y ese es mi nombre coreano — Siento casi su aliento tras mi oreja, pego un pequeño salto y mi corazón late como si estuviera en una maratón, yo me quedo medio inclinada porque así estaba cuando observaba el cuadro, ahora lo menos que hago es mirar el cuadro.

 

—Es muy bonita la foto que tomaste, se nota que tienes talento, entonces ¿A eso te dedicas? —Sigo recorriendo el camino de fotografías que están en una pared por un largo pasadizo, por sus pasos, sé que está detrás de mí, se ha alejado un poco y se lo agradezco, tanto mi cordura como yo lo hacen. Luego llegamos hasta un balcón, puedo ver la luna llena a través de las cortinas blancas transparentes. Puedo ver la ciudad en todo su esplendor, sin pedir permiso me acerco cada vez más como si me atrajera de alguna manera, quedo hipnotizada, la verdad nunca me di tiempo de observar la ciudad de noche, creo que ya es más de medianoche, pero para la ciudad es como si el día recién empezara, las luces, la gente paseando de un lado a otro, luego doy un pequeño salto, siento su presencia, su aroma, su vibra casi rosa mi espalda.

 

—Por este motivo compré este departamento, la vista es hermosa desde aquí, pero creo que hace algo de frío, espero que no te moleste—Y siento sus brazos alrededor de mi cuerpo, mis ojos se abren como platos, aunque esto él no lo pueda ver, no sé qué hacer, creo que hasta casi estoy temblando, pero por instinto cierro los ojos, me dejo llevar por esta cálida sensación que me está invadiendo, debería ofenderme, alejarlo de un golpe, pero se siente tan bien, tengo ganas de tocarlo de poner mis manos sobre sus brazos, diciéndole que todo está más que bien a su lado, pero no me atrevo, en cambio, me permito seguir disfrutando, es como si el mundo se hubiera detenido y mucho más cuando pone su mentón sobre mi hombro derecho, su aliento al hablar rosa mi piel, sus manos ejercen un poco más de presión en mi cuerpo, puedo sentir muchas cosas que son como alarmas para salir huyendo, pero no quiero, esto que siento en este instante es lo más bonito que alguna vez he podido sentir por alguien, es extraño, raro y algo estúpido que tan pocas veces, tan pocas palabras y ya lo que siento sea tan fuerte, es como si él me conociera a la perfección, es como si supiera que eso me da es a lo que siempre le he temido y deseado a la vez, esa sensación de protección, esa sensación de invitarme a lo desconocido de su mano.




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