Perfecta

PARTE 28

 

ANAROSA

 

Respire profundo y vine a verlo, necesito disculparme con él primero, porque es mi hermano, el hombre que siempre admire por mucho tiempo, se supone que debo estar preparada para lo que me quiera decir, por qué ciertamente algunos de los adjetivos que pueda decirme los merezco, aunque eso no signifique que deje de doler viniendo de quienes vengan mi familia.

 

—Hola cariño, pasa — Es emperatriz la señora que ayuda a mi hermano y su esposa en la casa. Entro en el lugar y veo al fondo el hermoso jardín y ella está ahí arreglando los rosales, es Samantha, por algún motivo ese descontento o desconfianza hacia ella se ha ido desvaneciendo, veo su vientre y siento que las lágrimas quisieran salir de mí, de verdad trae a mi sobrino en su interior y supongo que eso es suficiente para que desee llevarme bien con ella. De un momento a otra alza la mirada y me observa, se limpia las manos sobre su delantal de jardinería, mientras las mías sudan, nunca antes me había sentido tan avergonzada de mí misma y mucho menos con ella.

 

—Hola Samantha, ¿Cómo te sientes? — Su rostro despoja tristeza y algo de pesar, la verdad que siento culpa, ella también me esperaba, ella también quería que la noticia sea para toda la familia, voy a ser tía y no estuve ahí para enterarme junto a todos, no sé qué está pasando conmigo.

 

—Amor, tengo temor que tu familia me culpe.

 

—No amor, tú no me obligaste, solo soy yo que debo organizarme mejor, tú no tienes la culpa de nada.

 

—Tienes razón, solo espero que cuando me conozcan no me vayan a ver como alguien que te hizo ser otra persona, yo te amo desde que te vi prácticamente y lo hago tal cual eres.

 

Es como si su voz viñera a mi mente y se apoderara de ella, pero debo entender que ahora es momento de tratar de resolver todo esto de la mejor manera que pueda hacerlo.

 

—Estoy bien, gracias por preguntar, en realidad debería estar en cama, aunque yo me siento muy bien, pero nadie cuida mis rosas como yo, ¿Podemos hablar en el despacho Anarosa?

 

La manera en que me habla, me hace sentir sumamente mal, ella siempre me atendía con efusivo recibimiento, por más que yo siempre la hacía de lado, tiene como decirlo una sonrisa apagada, aunque también ese brillo que siempre decía mi madre que tenían las mujeres embarazadas.

 

Una vez dentro, las lágrimas brotan solas en cuanto me siento en el gran sillón de cuero, ella no dice nada, solo me abraza y mis sollozos empiezan como catarata, ella palmotea mi espalda como cuando me conoció, me caí, me desesperé y no me salía un paso de baile ahora es que lo recuerdo, ella me alentaba, me decía que yo podía ser capaz si practicaba y aunque me cayera lo importante era levantarme, pero como hacerlo ahora si lo que piensan todos de mí está por los suelos.

 

—Yo no quería, te juro que no sé cómo paso que no pude — Entre lágrimas y sollozos trato de hablar, pero es imposible ni yo sé que trato de decir.

 

—Mi niña hermosa, llora, llora lo que tú quieras, aquí estoy como siempre estuve, nunca me alejé de ti, no importa cuanta rabieta o puchero hicieras. ¿Lo amas? — Sus palabras hacen que me aleje de ella y seque mis ojos con manga de mi chaqueta.

 

—No piensas que fui una mujerzuela como dice mi padre o hermano, no piensas que soy una vergüenza ¿O sí?

 

—Por eso te estoy preguntando, no me compares y discúlpame con tu hermano o tu padre, yo no soy un cabeza de chorlito o intransigente, tómalo en el orden que quieras a estas alturas, tengo toda la potestad de decirlo, yo quisiera saber tu punto de vista, quisiera saber tu lado de la historia y porque no acudiste, lo más importante es ¿Lo amas?

 

Claro que lo amo, yo respiro a través de él, yo anhelo a cada hora sus besos, anhelo estar entre sus brazos y sentir como mi corazón se acelera al tenerlo cerca, al pensar en él, claro que lo amo, nunca pensé que el amor despertara en una persona tantos sentimientos arrolladores, tantos sentimientos que te sobrepasan tanto que no te dejan pensar con claridad, tal como me paso a mí como a él

 

—Lo amo tanto que muchas veces no pienso con claridad, lo amo tanto que me entregue a él, no solo mi corazón, también mi — Aunque estoy temblando, ella pone un dedo sobre mi boca a modo que no siga hablando, su mirada es como de una madre, como muchas veces veía en los ojos de la mía.

 

—Mi niña, no te voy a juzgar así es el amor, si te contara lo que hice cuando descubrí que estaba enamorada de tu querido hermano, como luche por ello y contra ello, como me sentía, el amor es complejo, el amor es muchas veces tan invasivo que nos ciega de muchas cosas, si sentiste que debiste hacerlo es porque estabas segura de que te entregaba al hombre que amabas, te conozco no eres como las muchachitas tantas que solo es una noche de pasión, lo veo en tus ojos, tú amas a ese hombre sea quien seas y lo presentarás a la familia cuando creas prudente, espera que la tormenta pase, espera que tu padre y tu hermano se calmen, yo hablare con esa cabeza dura para que entienda, no todos esperan como lo hice con él, el amor es así te cambia la mente de un momento a otro y ni cuenta te das, yo lo hice por amor, el amor muchas veces te abre los ajos como lo hizo conmigo cuando me descubrí locamente enamorada de ese cachetón precioso, te comprendo más de lo que te imaginas Anarosa, el amor nos cambia, aunque muchos no entiendan y no te vean como la mujer en que te has convertido




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