Perfecta

PARTE 33

 

ANAROSA

 

¿Por qué? Siempre fue dulce, fue atento y cariñoso, nunca fue agresivo conmigo, pero ¿Es normal? Nunca me había tomado de esa forma, me duele la espalda y las muñecas por como las puso sobre mi cabeza mientras me hacía suya, supongo que así debe ser, pero porque siento esto que me inquieta, pero debo calmarme, ahí viene el todo hermoso con una bandeja de comida y unas pastillas, debe haberse dado cuenta que fue como que muy salvaje. Esa manera en lo que hace, no me hace sentir cómoda, como si no estuviera bien y no lo entiendo, si estoy con mi novio; sin embargo, me imagino que como es un hombre de tanta experiencia, yo debo aprender, aunque no me guste del todo.

 

—Preciosa, come esto y tomate estas pastillas para el dolor — Es tan atento conmigo, lo amo tanto, no veo mi vida sin él, no puedo ni imaginarlo, que hasta ganas de llorar me dan.

 

—Gracias — Acaricio su rostro y las lágrimas me invaden, veo en mi novio, la mirada de preocupación.

 

—Amor, perdóname, fui muy brusco, es que no se me emociono tanto verte, hoy no sé qué me paso, pero trataré de no ser así, no te mereces eso mi vida.

 

Ahora es el que me acaricia el rostro, no puedo evitarlo, dejo que la comida caiga en la cama y yo lo abrazo como si mi vida dependiera de él.

 

—No me dejes nunca William, sin ti me muero, te juro que me muero, te necesito demasiado, prométeme que no me vas a dejar por favor— NO sé por qué me porto así, no sé por qué estoy como suplicándole.

 

—No es necesario que me lo pidas, te amo pequeña y eso hará que siempre te quiera tener en mi vida, que no te quiera dejar por nada ni por nadie, por ti atravieso el mundo de ida y vuelta, por ti me enfrento a quien sea por demostrar que de verdad te amo como lo hago.

 

 

Esta vez me hizo el amor despacio, calmado como siempre como a mí me gusta, aunque por ratos era algo rudo, en la mayoría del tiempo fue dulce conmigo, ahora estoy media dormida entre sus brazos suspirando por la afortunada que me siento de tenerlo a mi lado y que me prometa nunca irse.

 

—Preciosa, tenemos que salir de la cama, tengo una pelea y necesito alistarme, no fue buena idea hacerte el amor, si mi entrenador se entera me mata, pero no importa con tal de sentirte tan mía al diablo el mundo

 

Tiene razón, su entrenador me dijo una vez que lo fui a ver entrenar, que no lo esté distrayendo mucho y menos antes de una pelea, que todas sus energías deben estar concentradas en la pelea, ojalá no le traiga consecuencias todo esto.

 

Ahora estoy vestida con un diminuto vestido, algo revelador para mi gusto, la espalda toda desnuda hasta casi verse mi derrier, el escote de frente es muy profundo, y este, como diez dedos arriba de las rodillas, es plateado con mucho brillo, casi me siento como una de esas mujeres de la calle, pero bien vestidas, aunque William dice que me queda hermoso y me veo cómo debe verse su novia, tengo que aceptarlo es su mundo, es diferente al mío y debo portarme de acuerdo a la altura.

 

—Estás demasiado hermosa, tendré que partirle su madre a varios imbéciles que se atrevan a ver lo que es mío — Me pega a su cuerpo y su nariz se mete entre mis pechos, supongo que esa es la razón de este vestido además que me toca el trasero de manera grotesca, me encanta hacer el amor con él, me encanta que me toque, pero por algún motivo me siento incómoda desde anoche, yo solo sonreí y le susurro que debemos irnos.

 

Estamos conduciendo a alta velocidad, tengo que sujetarme fuerte de la puerta, no puedo decirle nada por qué tengo miedo que no le guste que a mí no me guste la adrenalina como a él, pero no puedo callarme cuando lo veo cerrar los ojos por un instante cuando está conduciendo esto pasó de adrenalina a locura.

 

—¡William, no hagas eso! — Frena de golpe el auto, un Lamborghini de color negro y amarillo con el de la película de los trasformes que veía mi hermano, mi querido Oli, ojalá alguna sepa entenderme.

 

—Vamos Anarosa no seas aguafiestas, solo quería sentir la adrenalina, la energía que esta te da, no puedo tomarte aquí en el auto porque no puedo gastar mis fuerzas, pero por lo menos déjame sentir la velocidad, la energía que esta te da por un instante y en el futuro te pido por favor te abstengas de gritarme, porque no respondo de mí —Me quedo en silencio, mientras arranca el auto, su mirada fría la sentí como una daga que me atravesaba la espina dorsal, jamás vi este lado de William, nunca imagine que me pudiera mirar así, vi en sus ojos algo diferente, algo extraño, lo sentí como una amenaza, pero deben ser figuraciones mías, mi dulce novio jamás haría algo como eso.

 

Finalmente, gano la pelea, todos gritan su nombre y yo suspiro aliviada que no haya salido con muchos moretones, él corre abrazarme y tomarme del trasero delante de todos, quisiera decirle que no haga eso que me da vergüenza, pero no puedo quitarle su alegría y algo que he ido descubriendo a William no le gusta que le digan que no sea lo que sea. Me separa de él y mientras arreglo mi vestido que por más que lo bajo se sigue subiendo y de pronto una tipa viene y se lanza a los brazos, yo quedo sorprendida y empiezo a sentirme indignada, él la recibe con los brazos abiertos, veo con sus pechos de silicona se pegan al dorso desnudo de mi novio y sigo sin creer que él lo permita.




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