Perfecta

PARTE 34

 

 

WILLIAM

 

No sé qué fue lo que la maldita de Macarena le dijo, que no me ha querido contar, cuando me di cuenta de que es estúpida entraba al baño, todas mis alarmas se encendieron, pero fue tarde, ahora ella no me quiere decir nada a todo me contesta con monosílabos, me encantaría amarrarla a la cama sacar la fusta y azotarla, pero debo tener cuidado fui muy brusco hace poco, es que los celos, la rabia y la impotencia que haga cosas a mis espaldas me sobrepasaron y no pensé lo que hacía solo me porte de manera natural como siempre he sido y seré.

 

—Necesito que me digas que sucedió en el baño de mujeres, no me digas que nada Anarosa, porque no te voy a creer, debes saber que no me gusta que me mientan y mucho menos en la cara— La verdad que soy demasiado descarado, pero en este juego todo se vale es como un todo o nada.

 

—William, ¿Cuántas novias has tenido? — Esa es una pregunta que no me esperaba, normalmente es muy sumisa y no hace preguntas, eso es lo entretenido con ella, pero esta muchachita curiosa no me gusta para nada.

 

—No sé a qué viene tu pregunta, aunque tengo una idea vaga que es por Macarena, no le hagas caso a esa mujer está loca, ella es así de extravagante y le gusta andar con tonterías como ser tan efusiva, deberías no prestarle atención a ese tipo de cosas son tonterías.

 

Me mira de reojo, pero sin mirarme realmente, no me gusta esa actitud, tomo su mentón con uno de mis dedos y la obligo a mirarme, ella trata de no hacerlo, pero mis dedos ejercen más presión de la usual, obligándola a verme de frente y sin oportunidad de bajar los ojos.

 

—William —Se escucha agonizante, se escucha suplicante, siento mi sangre hervir, quiero tomarla en este preciso instante, arrancarle la ropa, azotarla y hundirme en ella, ahora quien cierra los ojos por instante soy yo para tratar de controlarme.

 

—No pienses en eso, estoy contigo y solo contigo, eso debe bastarte para estar tranquila, debes creerme sin importar que te digan o veas, se supone que me amas y cuando amas debes creer a esa persona, no pienses nada más que en eso, te amo y lo sabes, por ti enfrento el mundo entero si es necesario, vamos pequeña

 

Beso, sus labios de manera casta, haciendo que enrede sus brazos a mi cuello, de manera discreta suelto presiono el botón que hace que su cinturón se suelte, la atraigo hacia mí, yo sigo con el cinturón, estoy a punto de atraerla hacia mí cuando siento un fuerte golpe en la parte trasera del auto, seguido de unos disparos, seguido de otro golpe, todo da vueltas, casi soy arrojado hacia la parte delantera si no fuera porque traigo el cinturón de seguridad, pero no me doy cuenta cuando nos estrellan por el otro lado de la puerta haciendo que los vidrios revienten cuando giro mi rostro lo veo me hace sentir una opresión en el pecho, Anarosa sale volando por la parte delantera, solo atino a sujetarla, pero mi cinturón me impide ayudarla, se terminó atascando.

 

—Señor, no están atacando— Es lo que consigo escuchar en medio de los disparos, ordeno que mis hombres ataquen, sin perder la mirada y el horror que siento por primera vez al verla sangrar, la rabia me invade, esto no puede estar pasando, voy a acabar con quien sea que se haya atrevido a algo como esto.

 

La ambulancia solo demoró minutos, quise tomarla en mis brazos y yo misma llevarla, pero algún motivo, recordé la muerte de mi padre y como gritaban que nadie lo tocara, era un recuerdo que había mantenido olvidado, pero con todo esto salió a la luz, viene la policía, pero es un viejo comandante que conozco, me marcho junto con ella, nadie se atrevió a decirme nada, mientras revisan los cuerpos en el pavimento y la prensa toma fotografías, no puedo creer que me han atacado, Martín está esperándome cuando llegamos al área de emergencias, no me fije en qué momento, pero no había soltado su mano, tuve que hacerlo cuando la ingresaron al área especializada, tenía la camiseta con su sangre, tengo tantas cosas en la mente, que solo atino a pegar mi espalda a la pared y caer rendido, me siento derrotado por las circunstancias, cuando algo está fuera de mi control me desespero, pero saber que ella está ahí tras esas puertas tal vez hasta luchando por su vida me tiene desconcertado, debería estar feliz con esto los MacArthur van a sufrir, pero no me siento del todo feliz.

 

DOS HORAS DESPUÉS

 

—¡Cabrón, ¿Qué le hiciste a mi hija? ¡— Sentí un golpe sobre mi rostro, no lo esperaba y menos del tipejo este, acomodo mi traje manchado como si solo hubiera sido una caricia.

 

—Mi amor contrólate, por favor William dime ¿Cómo está mi niña? Deja de gritarle o querer golpearlo Owen, lo importante aquí es muestra hija nada más que ella importa.

 

Solo atinó a sonreír de un lado, su rostro de preocupación, su rostro de angustia es como un pago a las lágrimas que derrame por la muerte de mi padre, es como si tuviera el poder en mis manos de hacerlo aún más sufrir, me siento tan poderoso, no lo busque así, pero se dio, pero mi mente va hacia la imagen de ella ensangrentada y todo se vuelve a hacer confuso por cómo me estoy sintiendo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.