Perfecta

PARTE 37

 

WILLIAM

 

—No me trates como si fuera un imbécil, recuerda con quien estás hablando, no me puedes decir que un maldito Hacker no puede acceder a las imágenes internas del estúpido hospital ese— La sangre me hierve, llevo días tratando de encontrarla y nada, se supone que yo soy su tutor legal en estos casos, pero la desgraciada por algún motivo que desconozco, me revoco ese poder con su huella y firma, ni siquiera los malditos de los McArthur saben de ella, los estoy vigilando, los veo entrar y salir, pero nada que saben de ella, no pueden poner una denuncia porque ella se fue por su propia voluntad, pero es imposible que se haya ido sin que alguien la hubiera ayudado, sin que alguien haya intervenido, ella estaba malherida, pero no entiendo por qué se largó, como si huyera y creo que es de mí, eso no era parte del plan, ella no se puede alejar de mí, no voy a dejar que se vaya, Anarosa McArthur es mía y solo la muerte la podrá separar de mi lado y eso solo si yo lo digo porque hasta el infierno voy por ella.

 

—Señor lo buscan —Lo fulmino con la mirada, saben que no tengo cabeza para recibir a nadie, pero veo entrar a mi oficina a una morena despampanante, es Macarena viene contorneando las caderas y se sienta sin permiso alguna cruzando las piernas dejándome ver que viene sin bragas.

 

—Mi amor me enteré de que la tipita esa, huyo como una palomita asustada— Luego desabotona su blusa, dejándome ver el encaje negro, su ropa interior, por un lado, estoy que me lleva el diablo por culpa de Anarosa, por otro lado, tengo ganas de castigar a alguien en su nombre, tengo ganas de azotar la piel de alguien, tengo ganas de hacerla rogar porque me detenga, tengo ganas de ver su cuerpo marcado por mis dientes, llevo conteniéndome con esa muchachita engreída que osó desafiarme.

 

No me contengo cuando ya la tengo sujeta del cuello contra la pared, esta roja por la falta de aire, pero a la vez sus ojos me dicen que disfruta, sé cómo le gusta, sabe cómo me gusta, mis manos le desgarran las ropas, dejándola a mi merced hasta hundirme en ella de un solo golpe y sin compasión porque eso no se lo esperaba, soy certero.

 

 

—¡Detente, por favor, ya no más! —Ahora la que huye con un pajarito tembloroso es ella, retrocede, arrastras en el suelo hasta un rincón de la oficina, está casi desfalleciendo, las piernas le tiemblan como gelatina, no puede ni levantarse, tiene el cuerpo marcado con mis manos, por mi lengua, mis dientes y mi cinto, tiene el cuerpo con mi esencia esparcida sobre él, me siento sobre el sofá y saco un habano, mientras presiono un botón para que los muchachos vengan por ella. No estoy de humor para lidiar con sus quejas y escénicas de mujer despechada.

 

—Nunca me habías tratado así, te has portado como un monstruo conmigo, ¿tanto te importa esa chiquilla? —La ignoro hasta que veo a mis hombres entrar.

 

—Llévensela y que Macaria la limpie de pies a cabeza, no quiero que después me venga con trampas, conozco sus intenciones al venir hoy no soy una idiota

 

Su disposición a abrirme las piernas, la humedad de su cuerpo me decía que está lista, me quería embaucar, ni que fuera un cachorro que pueden engañar, sé lo que quiero y yo no quiero hijos y nunca los querré, mucho menos de una tipa de su calaña, por eso siempre me cuide tengo un dispositivo en mi cuerpo que evita tener bastardos regados por ahí.

 

La han levantado y se nota que le duele hasta el alma, maldice por lo bajo, sabe que no puede decirlo abiertamente, sabe que no me puede acusar de nada, sabe que cualquier cosa que intente tiene todas las de perder.

 

Mientras están limpiando el lugar, salgo con mi habano y un trago al balcón del último piso, mi mente vuela hacia ella, Anarosa, su piel blanca, su inmaculado cuerpo que yo corrompí, su dulce boca que tantas veces probé y me probaron, esa manera que tenía de mirarme, como si yo fuera su mundo, doy un último sorbo a mi bebida, mientras trato de pensar que fue lo que paso para que huyera, no puedo contactar a CLARK porque sé que está molesto conmigo, no puedo justificarme con él, al igual que todos deben estar pensando lo peor de mí y él con pruebas, porque él sabe de mi mundo, aunque no sepa de mis verdaderos motivos para acercarme a ella.

 

CLARK

 

Tuve que venir donde los McArthur porque no puedo causar sospechas, pero esto parece como si alguien se hubiera muerto, Emilia tiene los ojos hundidos e irritados, hasta diría que bajo de peso, Owen está hablando por teléfono, yo entro sin ser anunciado siempre me han dicho que soy de la familia.

 

—Me aseguran en la Interpol que no ha salido del país, tranquila mi amor —La abraza dándose su apoyo, alza la mirada y se da cuenta de mi llegada, me siento un traidor, pero ella cuenta conmigo hasta que sepa qué hacer con todo lo que se le vino encima, amo tanto a Anarosa que no me importa nada más que ella esté bien.

 




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