Perfecta

PARTE 41

WILLIAM

 

—Entonces, no averiguaste nada — Son ineptos, se supone que están ahí, en ese pueblo, en ese maldito pueblo.

 

>>Se supone que están ahí, busquen hasta debajo de las piedras, pongan ese lugar de cabeza, no me interesa

 

Deberían agradecer que estamos en videollamadas porque si no ya los estuviera sujetando del cuello por inútiles. No pensaba viajar, detesto las zonas frías, pero no me quedo de otra, tengo que traer de regreso a la muñequita, ella va a regresar a ser mía, le guste o no le guste, no sé qué porquería tiene metida en la cabeza, pero ella sin mí no es nada, ella sin mí no puede vivir.

 

 

—Aléjate de mí, por favor no me hagas nada — La encontré, por fin la hallé, sabía que tenía que hacer todo por mi cuenta, mírenla como tiembla, parece un cervatillo frente a una escopeta, me acerco a ella sin dejar de mirarla a los ojos, quiero impartir el mayor medo posible, es como si oliera tus temores, ella retrocede, pero es en vano hasta que un sonido en la puerta nos interrumpe y dirijo mi vista hacia ese lugar.

 

—Señor, tuvimos que golpearlo, intento entrar

 

—¡Clark! Que le hicieron desgraciados, ¡Por Dios! — Ella quiere correr a lanzarse a sus brazos, eso sí que no lo voy a permitir, me importa un demonio que se trata de quien considere mi mejor amigo por muchos años, ella es mía, Anarosa McArthur es solo mía, esa muñequita es de mi propiedad, prácticamente tiene su nombre tatuado en su piel tal vez no sería mala idea marcarla como mi propiedad.

 

—Atenlo a una silla, pero bien porque, aunque no parezca, tiene fuerza el traidor, ese — Escupo sobre él, ahora para mí es eso, un traidor, me clavo un puñal en la espalda al atreverse a ayudarla, sabía que la buscaba, sabía que ella era mía y poco le importo, ahora que sufra las consecuencias, mi ira no será fácil de aplacar ya verá.

 

—Déjalo en paz, él no te ha hecho nada, solamente me tendió una mano para escapar de ti porque se lo suplique, por favor déjalo, no le hagas más daño, eres un demonio que no entiende razones, déjanos ir, NO TE CANSAS DE HACERME DAÑO aléjate de mí y déjame en paz, si alguna vez me quisiste aunque sea un poco déjame en paz, déjanos en paz, él no merece que lo trates así— No soporta la idea de verla llorar por alguien que no sea yo, no puedo permitir que sufra por ese imbécil, siento una ira en mi interior, no la puedo controlar, la tomo del cabello y la arrastro fuera de esa habitación la lanzo contra el sofá, lejos de ese traidor, la tomo del mentón, siento una ira recorrer todo mi cuerpo, pensar en ellos dos me da náuseas.

 

—No te atrevas a mirarlo, no te atrevas a pensar en él, no puedes querer a otro hombre que no sea yo, eres nada más mía Anarosa te gusto o no, me perteneces, te marqué como mía desde el momento uno en que te vi, métetelo en la cabeza eres solo mía y no lo podrás cambiar nunca.

 

Trato de acercar mi boca a la suya, y me esquiva, como si sintiera asco de mi presencia, eso no puedo ser cierto, me vuelvo loco, es como si yo sintiera que quiero que me mire como lo hacía antes, quiero que ese brillo de regreso, me alejo de ella, estoy sintiendo cosas extrañas, me siento como desesperado, quiero que me ame no que me desprecie

 

—Déjanos ir, te lo suplico, no sé por qué me hiciste el daño que me hiciste, no lo quiero saber, no quiero saber sobre tu odio hacia mi familia, no quiero saber sobre tu venganza, no quiero saber por qué después de haberte dado mi vida entera al final solamente querías que su yo sufriera, nada de eso me interesa, solo quiero estar lejos de ti para siempre, te quiero lejos de mi vida, por favor si algo de humanidad hay en tu interior vete y no regreses.

 

No puedo hacerlo, mi interior me quiere gritar algo, es como si me dijera que no la deje ir, siento algo cálido en mi pecho, no quiero que ella me odie, yo quiero su amor, no puedo vivir con la idea que me quiera fuera de su vida, no puedo estar lejos de ella, este tiempo la busque con tanta desesperación que ahora que la tengo no puedo dejarla ir, no me importa si tengo que suplicar por ella.

 

—Por favor no me dejes, te lo pido quédate a mi lado — No sé en qué momento termine a sus pies suplicando porque se quede conmigo, nunca me imaginé haciendo algo como esto, estoy llorando, no quiero perderla, me siento como aquel niño que suplicaba por el amor de su madre, regreso a esa época en que ella me dejó, a la época en que vagaba por las calles por un pedazo de pan y la encontraba compartiendo con otros hombres, yo necesito a Anarosa solo para mí.

 

—Eres un cínico, te odio como no tienes idea, solo has venido a destruir mi vida, deje todo por ti, al final solo me usaste— Una bofetada cae en mi cara y es ahí que entro en razón.

 

No puedo creer que esté llorando, suplicando por ella, me levanto y llamo a mis hombres, la voy a sacar de aquí, no va a ser bonito cuando vea a su querido Clark ser alcanzado por mis puños.




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