Perfecta

FINAL

 

 

ClarK.

CINCO AÑOS DESPUÉS.

 

—Gracias por hacerme tío nuevamente y de una niña, felicidades Clark—Mientras me da un abrazo, de verdad que no puedo creerlo y yo como todo padre emocionado les enseño las fotografías que me dejaron tomar y nos tomaron junto a mis reinas, sigo sin creer que ya todo será real, cuando mis ojos ven a los lejos un pequeño niño que corre y yo lo recibo en mis brazos, es mi hijo mayor Jayce.

 

—¿Es bonita como mi mamá?

 

—Claro que sí, además, es la niña más hermosa del planeta. Ven, que te enseño las fotografías — Lo siento en mis piernas y saco mi móvil. Le muestro las imágenes, son varias y le señalo una especial, donde salimos su madre, su hermana y yo. Es un selfi que tome.

 

 

—Papi, pero está fea, parece una viejita que horrible—. Haciendo gestos con su cara, como que no le pareció tan bonita como a mí.

 

—Jayce, tú también eras así cuando naciste, te cuento, pues.

 

Aquel día le había pedido matrimonio a Anarosa, con el afán de no perder más tiempo, realmente había estado preparado la sorpresa por eso estaba tan nervioso desde antes, primero le pedí la mano a su padre como correspondía y prometiéndole que mi tarea principal iba a ser hacerlos felices, y gusto acepto, además hay que ser ciego para no darse cuenta desde ese entonces cuan enamorado estaba, después de ese enorme si quiero que me lleno el pecho de alegría y algarabía, algo líquido cayó sobre mis pies para que le siguiera luego un grito desgarrador, uno que me asusto tanto y era por las contracciones, fue un pánico casi me desmayo, luego de llevarla a ese mismo hospital hasta creo que esa misma sala al transcurso de dos horas de tanto pujar nació Jayce Lewis McArthur, fui muy feliz en ese instante mientras cortaba el cordón umbilical y las lágrimas me invadían, ser su padre era un regalo que la vida y William me dieron, desde ese instante lo sentí como lo que es mi hijo, ya desde antes se había metido en mi corazón, pero verlo llorar con una intensidad me hizo ser consciente de lo afortunado que era.

 

 

Una vez que instalé a nuestra pequeña Lilly en su cuna, abrazo a mi esposa mientras se está peinando mirándose al espejo.

 

—Nos vemos perfectos, excepto por mis ojeras, mis pechos caídos, mi piel flácida y mi cabello que le falta brillo— Yo reí por lo bajo y beso su clavícula, trato de calmarme después de todo, aún falta días para que pase la cuarentena, es que hacer el amor cada noche es un deleite, difícil de abstenerse.

 

—Me encantaría demostrarte cuán perfecta eres ante mí, pero debo controlarme por la cuarentena —. Ella se gira y pone sus brazos sobre mis hombros, mientras me sonríe de una manera que ya conozco. Esta hermosa mujer me hace difíciles las cosas.

 

—Yo no quiero que te controles, extraño tu intensidad, la manera en que me amas, solo estoy jugando, sé que me amas, no soy miss universo, pero en tus ojos cuando me reflejo en ellos, así me siento, cuando estamos juntos, cuando me demuestras que para ti yo soy perfecta con todo y lo que me hace dudar de eso, porque mientras tú me ames tal cual soy la perfección solo es una frase que depende de quien lo diga quien lo oiga cobra sentido.

 

—Cariño, el médico, dijo que lo mejor es. — Mientras juega con su boca sobre mi cuerpo y desata el cinturón de mi pantalón, es muy difícil contenerme.

 

—El médico también dijo que tengo muy buenos genes para ser madre las veces que quiera. Además de que me salen hermosos, yo quiero darte un niño que sea.

 

—Shuuuu — La callo con mi dedo sobre su boca, sé lo que quiere decir —. Él es mi hijo y la sangre no lo cambia. Yo tengo dos hijos, no lo olvides y contigo tendría un equipo de fútbol completo.

 

Se lanza a mis brazos y me besa, yo la tomo de las caderas para que ella enrolle sus piernas a mi alrededor, tratando de hacer el menor ruido posible, la acerco a la cama, me encantaría arrojarla y hacer todos los ruidos que siempre hacemos, cuando no hay nadie alrededor, pero debemos controlarnos para no despertar a cierta personita. Acaricio su cabello y ella tiene sus brazos en mi cuello.

 

—Te amo Anarosa, déjame hablar no digas nada, escúchame mujer y estate quieta — Es con sus piernas está acariciando mi entre pierna — amo cada parte de ti, cada pliegue de tu piel, despertar cada mañana a tu lado, oler tu cabello como si fuera un adicto, lo mal que te sale los postres, lo excelente madre que eres con nuestros hijos, tu faceta de maestra en ese taller de danza, tu labor altruista en la asociación, lo buena amiga que eres apoyando a Brigith con su terapia, como adoras y confías en tu familia, como eres la tía consentidora y sobre todo amo la maravillosa esposa y mujer que eres por cómo me demuestras con cosas pequeñas lo que valgo para ti, no olvides nunca lo locamente enamorado que me has tenido desde siempre.




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