Perfecta

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Era un martes 8 de mayo, un día especial para Sara. Las redes sociales se llenaban de comentarios de fans que expresaban su cariño y buenos deseos. Entre los comentarios, se destacaban aquellos de fans de la relación de Sara con el actor, elogiando lo hermosos y dulces que se veían juntos. La falsa pareja celebraba los cumpleaños de Sara, y las muestras de cariño no paraban. Las redes sociales bullían con la noticia, y la atención se centraba en la pareja que parecía más enamorada que nunca.

Las fotos que vi me parecieron tan falsas, completamente actuadas. Por supuesto, no dudé en responder a los fans de esa relación; en ningún momento consideré quedarme callada ante tanta mentira. Cuestioné la veracidad de la relación y aseguré que todo era parte de un contrato de marketing. Las respuestas no tardaron en llegar, defendiendo la autenticidad del amor entre Sara y el actor. Sin embargo, la gente que defiende esa relación está engañada y no puede ver la realidad.

El día que el contrato termine, ya no los veremos más juntos, y dejarán de apoyar la carrera del otro. Al finalizar el contrato, ya no estarán obligados a respaldar a alguien a quien realmente no quieren apoyar, y no tendrán que vivir tantas mentiras. Sara podrá finalmente demostrar su apoyo a Karen. Me duele que, después de su distanciamiento, Sara no haya apoyado públicamente la carrera de Karen. Todo el apoyo ha sido dirigido a su falso novio.

En otros comentarios, algunas fans del actor aseguraban que él había organizado esa fiesta sorpresa para ella. Muchas comentábamos que eso era falso; él no organizaría una fiesta de cumpleaños para Sara. Sin embargo, un usuario proporcionó el enlace de una foto donde la mamá de Sara comentaba que ella y su novio habían preparado con mucho amor esa fiesta para ella. Creo que los papás de Sara pagaron todo lo de esa fiesta; dudo que el actor tenga el dinero para costear un lugar tan exclusivo.

Los verdaderos fans de Sara estamos seguros de que todo esto se hace para darle más publicidad a la pareja. La familia de Sara también está involucrada en todo este negocio. Les conviene que a ella le vaya bien, ya que la carrera de Sara proporciona trabajo a su hermana mayor.

Tiempo después, Sara y el actor realizaron juntos un viaje a Italia, y no tardaron en aparecer en las redes fotos de ellos caminando tomados de la mano. De esa forma nos enteramos de que los dos estaban de viaje y el destino donde estaban. Sara compartió una foto de los dos en un paisaje bellísimo. Ellos irradiaban felicidad. Tengo que admitir que esta vez actuaron mejor que las anteriores ocasiones; por lo menos, se ven creíbles.

Mientras disfrutaban de su tiempo juntos, los fans seguían cada movimiento a través de las redes sociales, y los paparazzi registraban cada uno de sus pasos. La dicha de ver a la parejita tan feliz se mezclaba con la incomodidad de saber que la privacidad de Sara estaba constantemente invadida. Aunque me siento contrariada porque Sara se presta para esto por su carrera. Preferiría que tuviera una carrera menos exitosa, pero que ella pudiera disfrutar su vida sin vivir bajo el acoso constante.

En medio de la contradicción de emociones, algunos admiradores de la relación de Sara y el actor se deleitaban con la ternura de la pareja, apreciando la autenticidad de su conexión. Sin embargo, otros sentían que la exposición constante dañaba la misma.

La exhibición pública de la pareja generaba debates entre los seguidores. Algunos sugerían que, aunque no fuera un truco publicitario, podrían estar sacando provecho de su influencia como pareja. Mientras tanto, Sara y el actor continuaban viviendo su historia de “amor”, aparentemente ajenos a la tormenta de opiniones que se desataba en las redes.

Otros fans, entre los que me incluyo, insistíamos en que la relación era producto del marketing. ¿Cómo hacían los paparazzi para encontrarlos siempre y en todo lugar? Estaba claro: o el actor los llamaba, o el equipo de Sara los llamaba. La reproducción de la música de Sara había aumentado después de toda la fantasía bella y romántica que ellos les estaban vendiendo a los fans.

Una fan comentaba: “Si crees que lo están haciendo por relaciones públicas, entonces no les des la atención que quieren recibir. Insultar a la gente y difundir odio no ayuda. Difundir odio nunca es necesario”. Me enfadé mucho y le respondí que no era difundir odio, sino que era necesario visualizar la situación de Sara para hacer un llamado a la industria a no obligar a los artistas a estar en relaciones por conveniencia.

 

 




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