Perfecta Combinación [terminada]

Capítulo 9

Cabalgábamos por las calles de la ciudad, por lo que tenía entendido, es que nos dirigíamos hacia la zona noreste de aquí por unas criaturas que eran invasoras, no entendía por qué les decían así, bueno sí pero no.

Antes de salir por las puertas del castillo, Ragnar pasó con un herrero para recoger mi armadura que me quedaba acorde mi figura, sólo mi armadura, sin espada incluída y estaba muy molesta por eso.

- ¿Por qué estas tan callada? -preguntó.

No le quería hablar por no darme mi espada, en otras palabras, le estaba aplicando la ley del hielo.

- ¿Aún estás molesta? -bufó- No sabes utilizarla así que no te la podía dar -no hablé- Ni que fuera para tanto.

- Hmp -miré para un lado con los brazos cruzados.

- Llegamos a la aldea Elf -avisó.

La aldea Elf les pertenecía a los elfos, creo que el anciano dijo que la ciudad se dividía en varias aldeas por la variedad de razas, que son infinitas por cierto. Y el punto de reunion de todas estas, era la plaza que estaba en medio rodeada por comercios.

No había notado que ya estábamos en las aldeas del noroeste por la charla de Ragnar y porque estaba enojada con él, más bien dicho, estoy enojada con él.

El lugar se notaba normal en mi punto de vista, las casas de piedra caliza, llenas de plantas trepadoras que las hacía lucir como parte de la naturaleza y las calles eran de piedra con faros colgantes que emitían una luz mágica blanca que iluminaba el caminó por la atardecer.

Ragnar nos encaminó hacia una anciana elfa que caminaba por las calles.

- Buenas tardes señora -saludó cordialmente Ragnar que hasta dió miedo.

- Hola niños -saludó de vuelta y se fijó en mí- ¿Por qué hay una humana aquí? -dijo fría y con una mirada de desprecio.

Por los Ángeles, ¿Qué he echo para merecer este desprecio?.

- Es un insulto que un ser como ella este aquí -dijo enfurecida y eso me hizo sentir mal.

- Es una invitada de Su Majestad, así que no puedo permitir que la trate así -Ragnar me defendió ya que yo estaba con la mirada hacia la cabeza del caballo acariciándolo.

La señora guardó silencio.

- Además no es de su incumbencia meterce en lo que no le importa -dijo serio Rag.

Lo miré- Gracias Rag -le sonreí y el me dió de vuelta la sonrisa por los ojos.

Ni así sonríe con la boca.

- Ja -la anciana miró hacia otro lado- ¿Qué quiéren? -dijo hostil.

- ¿Podría indicarnos dónde se encuentra el invasor? -preguntó Ragnar, su tono era serio y un poco diferente a lo habitual.

- Están por el mini bosque detras de esa barandilla -señaló una baranda de metal que estaba al final de la calle- Se encuentra despues de la construcción.

- Gracias -dijo Ragnar y nos encaminamos hacia esta.

- ¿Siempre serán así? -pregunté cuando ya estabamos llegando.

- ¿Ya no estas enojada? -preguntó con burla.

- Rag~ -me queje.

Él dió un resoplido- Sabes desde que la guerra terminó son así, quedamos muy afectados por los humanos -dijo sombrío- Pero... -lo miré para que continuara- Siempre hay personas que son diferentes a los demas -su expresión era seria, pero, sus ojos reflejaban amabilidad- Ademas, tú debes demostrarles que eres diferente, no dejes que te lastimen por su ignorancia. Puede que estén tan dañados por la culpa de una especie, pero, eso no significa que todos sean iguales.

- Gracias -le sonreí y lo abracé- Eres igual de sabio que el anciano.

Seras un gran lider.

Se puso tenso y tosio- Llegamos -me separé de él.

Ragnar bajó del caballo y abrió la baranda de hierro, subió de nuevo al caballo y cabalgamos para adentrarnos al bosque.

Al principio que entramos los árboles se miraban normales, pero entre más adentrábamos, los árboles eran de diferente color, unos morados brillantes y otros azules que sacaban luces celestes, se alternaban los colores creando una combinación perfecta, habían mini casas colgadas en los árboles y de ahí salían pajaritos de colores neon.

Mis ojos reflejaban admiración.

Al entrar aquí mientras estaba por los aires, no me dí cuenta de esto por los árboles gigantes de otoño que cubren y ocultan toda la región de Zussman.

- Sierra la boca, te entrarán moscas y te deborarán las entrañas.

- ¿Siempre arruinas los momentos? -espeté molesta.

- No, sólo contigo -sonrió arrogante.

Bufé.

- ¿Que es exactamente lo que buscas aquí? -pregunté.

- Un invasor -dijo obvio- ¿No escuchaste bien antes o qué?

Bufé- Que insoportable -me crucé de brazos- Me refiero a cómo es el aspecto del invasor.

- Es un animal pequeño que te engaña con su aspecto -paró al caballo y bajó de él, en una zona donde estaban construyendo algo.

- ¿Qué estaban construyendo?

- Una pequeña fuente para los animales del bosque Elf.

- Ah -miré un árbol rosa- ¿Las adelas de las otras zonas, tienen un bosque propio también?

- Sí, todas las tienen -dijo mientras se agachaba para revisar algo en suelo.

- ¿En cuantas esta dividida la ciudad?.

- ¿Qué cosa? -se alejó más de donde estaba el caballo y yo.

- ¡Las aldeas! -grite.

- En... - no terminó su oración cuando vió una pequeña ardilla- ¡Aquí estas! -sacó su espada de la funda y se posicionó en modo de defensa.

No la atacará...¿O sí?

Cortó a la pobre ardilla con su espada y esta se evaporó de un color morado.

- ¡¿Pero qué haces?! -grité enojada.

- Mi trabajo -dijo inocente dirigiéndose a mí.

Cuando iba a mitad del camino un crujido se escucho detras de Ragnar poniéndolo en alerta.

¡Crunch!

Se escuchaba cada vez más serca.

Ragnar trataba de localizar de donde venía el sonido, el caballo se puso inquieto levantándose a cada momento, en una de esas se levantó haciéndome caer de espaldas a lado de la construcción y él huyó.

Mi espalda dolía por el golpe, pero, como pude me levanté del suelo.



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En el texto hay: romance, accion, criaturas miticas

Editado: 16.07.2021

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