10 años antes
Hoy es domingo, por la tanto quiere decir que mis papás me llevarán al parque. Ya es una tradición para nosotros ir cada domingo. Ellos dicen que sirve para recrearme y conocer a más niños. Voy a presentarme: me llamo Olivia Hampson tengo 7 años, vivo en la ciudad de Seattle con mis padres, el señor y la señora Hampson y soy hija única, creo que ya es suficiente presentación.
—Olivia ya es hora de irnos.
—Ya voy mamá.
Ya en el coche mis padres están hablando animadamente, mientras que yo voy mirando por la ventana observando que el día de hoy está muy soleado y fresco, maravilloso para ir al parque.
Estoy jugando con una niña que acabo de conocer, es muy loca y simpática, al instante me cayó bien, su nombre es Morgan, desde ese día sabía que íbamos a hacer muy buenas amigas. Estamos cerca del tobogán cuando un niño de cabello castaño más o menos de mi edad me empuja.
—Quítate niña tonta— escuche decir.
Me giro y lo fulmine con la mirada.
—Se dice permiso niño retrasado, ¿acaso tus padres no te enseñaron modales?.
—Olivia, considero que es mejor que nos vayamos —dice Morgan.
—Sí, hazle caso a tu amiga, váyanse de mi tobogán.
—¿Acaso este lugar dice tu nombre?, Fenómeno.
El niño me mira bastante molesto, pero yo no me dejo me defiendo de quien sea y este niño mocoso no va a decirme que hacer.
El niño me empuja haciendo que me tropiece y caiga al piso, oh ya ha sido suficiente pienso, me levanto y me le tiro encima al niño y empiezo a darle puñetazos por toda su fea cara.
—¡Olivia!
Escucho que me llaman, pero no presto atención y sigo en lo mío. El niño pone sus manos en su cara para evitar que lo golpee.
—A mí no me vuelvas a empujar niño estúpido.
—Quítate de encima niña loca.
—Loca tu abuela.
De pronto siento que me levantan pero yo sigo tirando patadas y arañazos, estoy molesta, MUY molesta.
—¡Basta ya Olivia!
Esa es la voz de mi padre, me giro y veo su cara de que está bastante molesto, miro al frente y veo como una mujer parecida al niño lo levanta del pasto y veo que le sangra la nariz. Ja bien merecido se lo tenía.
—Oh por Dios lo siento mucho esto no debió suceder, de verdad le ofrezco una disculpa.
Dice mi padre a la señora que está con el niño, la señora se gira con una dulce sonrisa.
—No se preocupe, señor son niños son cosas qué pasan.
—Olivia, creo que le debes una disculpa al niño— dice mi madre.
—Mamá, pero él empezó me empujó y me caí por su culpa ese niño no tiene modales— digo frunciendo el ceño.
—Olivia por Dios.
—Bueno, en ese caso considero que los dos deberían disculparse— opina la señora.
El niño me mira molesto y yo lo miro de la misma manera.
—Lo siento— dice mirando hacia otro lado.
—Yo igual lo siento— digo solo por educación, porque por supuesto que no lo siento.
Ya de camino a casa mis padres me dieron la regañada de mi vida diciéndome que esos no son modales de una niña de mi edad y bla bla. Jamás se me olvidará la cara de ese niño porque desde ese día jamás volví al parque los domingos.
𝑬𝒔𝒑𝒆𝒓𝒐 𝒚 𝒍𝒆𝒔 𝒈𝒖𝒔𝒕𝒆 𝒆𝒔𝒕𝒂 𝒉𝒊𝒔𝒕𝒐𝒓𝒊𝒂, 𝒔𝒐𝒚 𝒏𝒖𝒆𝒗𝒂 𝒆𝒏 𝒆𝒔𝒕𝒐 𝒚 𝒎𝒆 𝒆𝒎𝒐𝒄𝒊𝒐𝒏𝒂 𝒎𝒖𝒄𝒉𝒐 𝒆𝒔𝒄𝒓𝒊𝒃𝒊𝒓. ¿𝑬𝒔𝒕𝒂𝒏 𝒍𝒊𝒔𝒕𝒐𝒔 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒍𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒔𝒆 𝒗𝒊𝒆𝒏𝒆 𝒄𝒐𝒏 𝒆𝒔𝒕𝒐𝒔 𝒅𝒐𝒔?😍