Perfectamente imperfectos

5: Pelea con madres locas y sueños raros

 

𝘚𝘪𝘦𝘯𝘵𝘰 𝘶𝘯𝘰𝘴 𝘣𝘳𝘢𝘻𝘰𝘴𝘰𝘴 𝘧𝘶𝘦𝘳𝘵𝘦𝘴 𝘲𝘶𝘦 𝘳𝘰𝘥𝘦𝘢𝘯 𝘮𝘪 𝘤𝘪𝘯𝘵𝘶𝘵𝘳𝘢 𝘮𝘪𝘦𝘯𝘵𝘳𝘢𝘴 𝘴𝘶𝘴 𝘭𝘢𝘣𝘪𝘰𝘴 𝘥𝘦𝘷𝘰𝘳𝘢𝘯 𝘭𝘰𝘴 𝘮𝘪𝘰𝘴 𝘤𝘰𝘯 𝘱asión, 𝘴𝘪𝘦𝘯𝘵𝘰 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘴𝘶 𝘭𝘦𝘯𝘨𝘶𝘢 𝘫𝘶𝘦𝘨𝘢 𝘤𝘰𝘯 𝘭𝘢 𝘮𝘪𝘢. 𝘚𝘶𝘴 𝘮𝘢𝘯𝘰𝘴 𝘴𝘶𝘣𝘦𝘯 𝘱𝘰𝘳 𝘵𝘰𝘥𝘢 𝘮𝘪 𝘦𝘴𝘱𝘢𝘭𝘥𝘢 𝘢𝘤𝘢𝘳𝘪𝘤𝘪𝘢𝘯𝘥𝘰𝘭𝘢, 𝘦𝘭 𝘣𝘦𝘴𝘰 𝘷𝘢 𝘴𝘶𝘣𝘪𝘦𝘯𝘥𝘰 𝘥𝘦 𝘯𝘪𝘷𝘦𝘭 𝘤𝘶𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘥𝘦 𝘳𝘦𝘱𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘢𝘣𝘳𝘰 𝘮𝘪𝘴 𝘰𝘫𝘰𝘴 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘷𝘦𝘳 𝘤𝘰𝘯 𝘲𝘶𝘪𝘦𝘯 𝘦𝘴𝘵𝘰𝘺 𝘵𝘦𝘯𝘪𝘦𝘯𝘥𝘰 𝘵𝘳𝘦𝘮𝘦𝘯𝘥𝘰 𝘣𝘦𝘴𝘰. 𝘠 𝘦𝘯 𝘦𝘴𝘦 𝘮𝘰𝘮𝘦𝘯𝘵𝘰 𝘦𝘴𝘢 𝘱𝘦𝘳𝘴𝘰𝘯𝘢 𝘮𝘦 𝘴𝘶𝘴𝘶𝘳𝘳𝘢:

 

—𝘈𝘩𝘰𝘳𝘢 𝘦𝘯𝘵𝘪𝘦𝘯𝘥𝘦𝘴 𝘏𝘢𝘮𝘱𝘴𝘰𝘯, 𝘱𝘰𝘳𝘲𝘶𝘦 𝘯𝘰 𝘱𝘶𝘦𝘥𝘦𝘴 𝘥𝘦𝘤𝘪𝘳 𝘦𝘴𝘢 𝘧𝘳𝘢𝘴𝘦 𝘲𝘶𝘦 𝘥𝘪𝘤𝘦 "𝘯𝘶𝘯𝘤𝘢 𝘥𝘪𝘨𝘢𝘴 𝘯𝘶𝘯𝘤𝘢".

 

Me despierto sobresaltada después de identificar quien era el dueño de ese sueño, acabo de soñar con Ansel Donovan, que carajo, no entiendo por qué soñé con él, quizás porque lo veo todos los días, no lo sé. Me levante de la cama, voy al baño, me enjuago el rostro y me miro al espejo, mi cabello está todo despeinado, siento mi rostro caliente después de ese sueño. Trato de olvidar el asunto y me concentro en hacer mi aseo personal, ya lista bajo a la cocina por mi desayuno.

 

—Alguien se levantó de mal humor—Escuche la voz de Clara y la veo entrando en la cocina.

 

—Oh por Dios, volviste—Voy hacia ella y la abrazo.

 

Si se preguntan quién es Clara, ella es la cocinera de mi casa, pero para nosotros es más que eso, ella ha estado con nosotros desde que tengo uso de razón. Clara es una mujer bajita, regordeta, de cabello canoso y siempre lleva una dulce sonrisa en su rostro ya arrugado por la edad.

 

—Pensé que volvías la otra semana—le respondo separándome de ella.

 

—Ya mi hija está mucho mejor y decidí que ya era hora de regresar—me regala una linda sonrisa mientras me sirve un poco de jugo de naranja.

 

—Me alegro de que regresaras, mamá casi nos mata con su intento de comida—Hago una mueca de asco.

 

—Hablando de mí a mis espaldas—Dice mi madre entrando a la cocina.

 

Mi madre se mira muy fresca en la mañana de hoy, lleva un hermoso vestido de flores hasta la rodilla y su cabello suelto de forma despreocupada.

 

—Por supuesto que no, solo le decía a Clara lo rico que cocinas—Sonrió de manera inocente.

 

Unos minutos después se nos unió mi padre y desayunamos de forma tranquila y divertida. Luego de eso subo a mi cuarto para terminar unas cuantas tareas que tengo pendientes para el día de mañana, en eso escucho como me llega un mensaje y es Morgan:

 

𝘌𝘯𝘢𝘯𝘢❤️: ¿𝘲𝘶𝘪𝘦𝘳𝘦𝘴 𝘪𝘳 𝘱𝘰𝘳 𝘶𝘯 𝘩𝘦𝘭𝘢𝘥𝘰?.

 

𝘔𝘦 𝘢𝘱𝘶𝘯𝘵𝘰 ;).

 

𝘌𝘯𝘢𝘯𝘢❤️: 𝘱𝘶𝘦𝘴 𝘢 𝘭𝘢𝘴 5 𝘱𝘢𝘴𝘰 𝘱𝘰𝘳 𝘵𝘪.

 

Mientras espero que dieran las 5, me puse a ordenar mi cuarto y no pude evitar acordarme del famoso sueño que tuve esta mañana, ¿qué pasó por mi mente a soñar algo así?, no lo sé también sé que uno no tiene control sobre lo que sueña, pero me niego a pensar que eso pasó aunque solamente haya sido un sueño. Unas horas después ya estoy abajo lista esperando que Morgan pase por mí.

 

—Clara, dile a mis padres que saldré con Morgan por un helado—veo como ella asiente en mi dirección.

 

Escucho la bocina del coche de Morgan, me despido de clara y me subo al coche. Cuando vamos de camino enciendo la radio y están pasando la canción de Olivia Rodrigo, good 4 u. Morgan y yo comenzamos a cantarla a todo pulmón.

 

Well, good for you, I guess you moved on really easily—canto simulando que tengo un micrófono en mis manos.

 

You found a new girl and it only took a couple weeks—Veo como Morgan me imita y sigue la canción.

 

No puede evitar soltar una carcajada, en estos momentos es donde te das cuenta de que tienes a una amiga de verdad, que te sigue en tus locuras, ahí es amigos, eso se llama amistad.

 

Ya en la heladería de Tomy, así se llama el que vende los mejores helados de la ciudad, nosotras veníamos aquí desde que estábamos pequeñas. Tomy al vernos nos regala una sonrisa.

 

—Chicas, es un honor tenerlas aquí, ¿de qué quieren sus helados?.

 

Morgan y yo le respondemos. Ya con nuestros helados salimos y nos sentamos en el parque que está enfrente. El parque estaba repleto de familias con sus hijos, ya que hoy es domingo.

 

—Oye, te perdiste en la barbacoa ayer—Le dije a Morgan.

 

Veo como se remueve incómoda en su asiento, raro pensé.

 

—No me perdí, es que estabas muy concentrada con Marcus—dice mirando hacia otro lado nerviosa.

 

—Y también te vi discutiendo con Caleb—Di justo en el clavo porque veo como mira a otro lado.

 

—Te lo contaré pronto, pero por ahora no por favo—Casi me está rogando para que no le siga insistiendo.

 

—Bien—Decido contarle a Morgan lo de mi sueño, más bien pesadilla.

 

—¿No será que te gusta Ansel?.

 

En ese momento cuando escuche eso me giro como el exorcista.

 

—Te has vuelto loca —Le digo, más bien casi le grito.

 

—Bueno, como siempre están discutiendo , creí que quizás sientan atracción el uno por el otro.

 

—Sabes que, mejor cambiemos de tema—En ese momento siento como una pelota cae en mi pecho haciendo que el helado caiga en toda mi camisa.

 

—Mierda—Digo tratando de limpiarme y veo al frente un niño de unos 5 años, regordete y con el pelo rubio.

 

—Mocoso del demonio, fíjate por donde lanzas tu pelota—Veo como el niño me saca la lengua.

 

—Voy a decirle a mi mami que eres una vieja maleducada.

 

—¿Este niño acaba de decirme vieja?, le pregunte a Morgan y ella asiente.

 

—Sabes que niño feo, vieja tu madre, que aún no te ha dicho que Santa Claus no existe —los ojos del niño se llenan de lágrimas y se va corriendo hacia su madre.

 

—Que cruel eres—Dice Morgan a mi lado tratando de no reírse.

 

—Él se lo busco por lanzarme su pelota y no disculparse.

 

No ha pasado ni dos minutos cuando veo al niño con una señora a su lado que se acerca con cara de pocos amigos.



#14641 en Novela romántica
#2689 en Chick lit
#8794 en Otros
#1352 en Humor

En el texto hay: romace, polosopuestos, novela juvenil 18

Editado: 05.08.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.