Perfectamente imperfectos

18: Enfrentamiento

Ansel Donovan


 

Horas antes


 

Pero como carajos se te ocurre hacer semejante estupidez  Ansel—después de soltar toda la bomba, mi padre está como loco, no ha parado de gritar desde que se enteró.


 

—No fue algo que quería que pasara por si no te has dado cuenta—mi padre está dando vueltas por la sala como un loco y mi madre está sentada en un mueble con la mirada perdida.


 

—Justamente tenías que embarazar a la loca de los Hampson, esa niña es nefasta, malcriada y muy problemática—no voy a poner en duda lo que mi padre acaba de decir, por qué es cierto.


 

—Como ya te lo he dicho, no fue algo planeado, simplemente fue un error que no vimos venir.


 

—¿y qué creen que iba a pasar si no se cuidaban?, esperaban una lavadora o algo así.


 

—Ya basta, papá, considero que esto es algo que debo arreglar yo mismo—seré un idiota algunas veces, pero sé hacerme responsable de mis asuntos.


 

—Piensas que es así de fácil, qué haces un chasquido y todo se resolverá por arte de magia, no sabes que es lo que te espera si esa niña decide traer a otro niño al mundo. A caso no piensas en la facultad de derecho que esto lo complica todo—ya salió el peine, sabía que todo este drama iba por ahí, duro unos minutos para responder, ya sé que este es el momento de hablar, es ahora o nunca.


 

—De todos modos no pensaba ir— ya está, lo dije y la verdad que se siente bien.


 

—¿Qué dijiste?.


 

—Lo que escuchaste papá, no quiero ser abogado como tú o Daniel, ese no es mi sueño, lo siento—en los ojos de mi papá no puede haber más decepción en su mirada.


 

—Esto ya es suficiente para mí, no puedo creer que después de todo el empeño que has puesto en esto lo dejes así, estoy seguro de que es por la chiquilla esa que te está metiendo ideas.


 

—No, papá, este siempre ha sido tu sueño, no el mío, si me he estado esforzando tanto es porque no encontraba la manera de decírtelo, estoy cansado de que siempre me quieras comparar con mi hermano, que quieras que sea el mejor en todo, ya basta—dije todo esto con la mandíbula apretada, la verdad que he vivido muchos años baja la sombra de mi hermano y tratando de complacer a mi padre simplemente me harte.


 

—Pues entonces no supongas que te voy a ayudar a mantener ese mocoso que vas a tener—lo dice todo con una frialdad que congelaría tu alma con solo una mirada, pero ya estoy acostumbrado verla y no me afecta.


 

—Sabía que no iba a contar con tu ayuda, no te preocupes, no te necesito—ya en este punto los dos estamos cara a cara, mirándonos como dos desconocidos.


 

—¡Basta ya!—nos sobresaltamos a escuchar a mi madre hablar, no me había dado cuenta, pero mi madre está llorando y eso hace que se me rompa el corazón.


 

—Mamá...


 

—No puedo verlos hablarse así de esa manera tan fría, Bruno, deja decirle esas cosas a nuestro hijo, él estudiará lo que quiera, no vas a hacer con él lo mismo que hiciste con Daniel y esta vez no me quedaré callada—por primera vez veo a mi madre enfrentarse a mi padre de esta forma tan firme.


 

—Nora, no vengas a contradecirme delante de este mocoso que no sabe qué hacer con su vida y que ahora metió la pata hasta el fondo.


 

—Te contradigo porque ya es suficiente de esta dictadura que tienes con mis hijos, ¿por qué crees que Daniel se fue de la casa? Porque se cansó de tus reclamos y que querías que todo saliera a la perfección. Pero esto no le pasará a Ansel yo te apoyaré en todo lo que decidas, porque eres mi bebé—mi madre me dice todo esto acariciando mi mejilla y mirándome a los ojos con una mirada bastante triste.


 

—Bien, como quieran, pero espero que no vengas a pedirme ayuda mi querido hijo, porque no va a hacer tan fácil—sale de la sala bastante molesto, solo espero que no necesite su ayuda para nada.


 

—No te preocupes, hijo, todo saldrá bien—mi madre trata de consolarle, solo espero que así sea.


 


 

Actualidad


 

Ver a Olivia toda pálida me hace reaccionar y darme cuenta de que esto es grave.


 

—Me duele mucho—dice Olivia poniendo su mano en su vientre bastante asustada.


 

—Tranquila, respira—la tomo en brazos y corro con ella hasta la enfermería, la enfermera a ver toda la sangre se asusta y pregunta qué pasó.


 

—No lo sé, estábamos hablando y de repente empezó a sangrar—digo todo nervioso.


 

—Probablemente, le llegó su periodo—dice la enfermera.


 

—Estoy embarazada—dice Olivia en un pequeño susurro.


 

—Carajos hubieran empezado por ahí, hay que llamar a una ambulancia ya— la enfermera sale corriendo hacia el teléfono. En eso veo a Olivia temblar, en su frente corre el sudor, la agarro de la mano, pero ya es tarde a quedado inconsciente.


 

 

—Tengo que tratar de parar el sangrado antes que sea tarde—la enfermera se acerca y le quita el pantalón y empieza hacer cosas que la verdad no entiendo. En eso escucho el ruido de las sirenas, lo que indica que la ambulancia llego. Cuando entran los enfermeros con una camilla y la suben mientras que la enfermera les explica todo lo sucedido.


 

—Chico, ¿vendrá con nosotros?— uno de los enfermeros me saca de mi ensoñación. A lo que simplemente asiento, ya que la voz no me sale. En eso veo como la amiga de Olivia se acerca corriendo, está diciendo cosas que la verdad no lo logro entender.


 

—¿Qué mierda paso? Contéstame, Ansel—ella me está agarrando de los hombros moviéndome de forma brusca.


 

—Llama a sus padres—fue lo único que dije antes de subirme a la ambulancia.



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En el texto hay: romace, polosopuestos, novela juvenil 18

Editado: 13.11.2024

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