Perfectamente imperfectos

19: Lo siento

Siento una luz en mi rostro que hace que lentamente abra mis ojos, veo todo borroso y escucho voces lejanas, siento un dolor en mi brazo izquierdo, giro mi cabeza para ver que me provoca ese dolor. Y es que tengo un suero, lo toco para quitármelo cuando siento que abren la puerta de donde sea que estoy.


 

—Señorita, recuéstese, ahora mismo llamo al doctor—aún desorientada, sigo mirando a mi alrededor, caigo en cuenta que estoy en un hospital, entonces todo lo del día anterior llega a mi mente. Sangre, dolor, enfermería y luego todo se volvió borroso. Asustada toco mi vientre para ver si sigue ahí el bebé, pero no sé cómo saberlo, ya que mi vientre está totalmente plano. Levanto la mirada cuando veo a un doctor entrar con una mirada seria, detrás de él están mis padres, mi madre tiene toda la cara roja como si hubiera estado llorando por días, y mi padre tienes unas ojeras horribles. Esto hace que me imagine lo peor.


 

—¿Lo perdí cierto?—le pregunto al doctor con la voz entrecortada, sé que estaba pensando en abortar y eso, pero ya me había imaginado con un pequeño a mi lado y se me rompe el corazón que de tanto que me negué a tenerlo, la vida se haya encargado de castigarme.

 

El doctor mira una carpeta que tiene en sus manos mirando, no sé que cosa antes de contestar y la verdad que su silencio me está matando.

 

—No, no lo perdiste—doy un suspiro de alivio—esto que te pasó se debió a un nivel de estrés muy alto y una mala alimentación, estás en los primeros meses, los primeros meses son cruciales, es decir, son muy delicados, así que ya te recete unas cuantas vitaminas, y a comer como es debido—el doctor sale del cuarto, y el primero en abrazarme es mi padre.

 

—¿Por qué siempre nos das estos sustos?—me da un beso en la frente mientras en su mirada hay mucha preocupación.

 

—No se vale decir lo siento verdad—trato de sonreír, pero más bien sale una mueca.

 

—Ya tienes una lista muy larga de esos—miro hacia la puerta y veo como mi madre ha salido del cuarto.

 

—Dale tiempo, estos últimos dos días han sido bastante tensos—espera un segundo, mi padre ha dicho dos días.

 

—¡Que! Tengo dos días aquí, pero si en mi mente todo esto pasó ayer—digo bastante sorprendida.


 

—Te dejaron en observación para chequear que tú y el pequeño estuvieran bien—amo con la ternura que mi padre habla sobre el bebé, se nota mucho que le hubiera encantado tener más hijos.

 

—Papá, si quieres te lo regalo para que lo críes—pongo cara de inocente.


 

—Ay Olivia, eres tremenda—en eso escucho la puerta abrirse y veo el espeso cabello negro de Morgan, que viene corriendo hacia mí.


 

—Que susto me diste pequeña, demonio, pensé que los iba a perder—me abraza fuerte y yo le devuelvo el abrazo.


 

—Para que veas que no te vas a deshacer de mi tan rápido—la puerta es abierta como por quinta vez, vaya, no imagine que soy tan amada. Cuando giro un poco mi cabeza, reconozco quien es, Ansel.


 

—Ese chico casi se muere de la preocupación—Morgan me susurra antes de separarse de mí.


 

—Señor hampson, porque no vamos por un café—mi alocada amiga ni siquiera deja que mi papá responda, lo toma del brazo y prácticamente lo arrastra hasta la puerta y cuando está ahí me guiña un ojo, la verdad que mi amiga está bien loca.


 

—Dios, no sabes lo feliz que me siento al saber que ustedes están bien—sus palabras se escuchan muy sinceras y se puede ver que no ha dormido en estos días, su pelo está despeinado, tienes unas ojeras y por primera vez,  no anda con sus aires de divo seductor, por lo que puedo deducir, que Ansel Donovan si estaba preocupado por mí, bueno más bien por su hijo.


 

—Te alegra saber, que vas a tener a Olivia para rato, más a un mini bebé, supongo que más feliz no puedes estar—le digo con sarcasmos. Ansel se sienta en una esquina de la camilla y me observa, me imagino lo horrible que debo de estar, dos días en un hospital, dormida y sin bañarme, debo oler horrible.


 

—No seas tonta, en verdad me alegro de que estén bien, fueron unos días bastante alarmantes, así que ya sabes, de ahora en adelante yo me encargaré que tu vida sea menos estresante.


 

—Pero si tú eres el que hace que mi vida sea un estrés.


 

—Por supuesto que no, tú eres la que siempre está ahí para molestarme diciéndome que me parezco a Beyoncé y no sé que cosas—dice todo esto tratando de imitarme.


 

—Te recuerdo que si estamos en toda esta situación es por tu culpa—digo señalándolo con el dedo de forma acusadora.


 

—¿Mi culpa? Y se puede sabe por qué—pregunta todo indignado.


 

—Porque si ese día en la fiesta no hubieras subido supuestamente a ayudarme, no estuviéramos aquí.


 

—Por mucho que te resiste no.


 

—Estaba borracha—trato de excusarme, la verdad es que si estábamos tomados si, pero yo me acuerdo de cosas como por ejemplo que no quise negarme, que quise echarle la culpa al alcohol por lo que mi cuerpo pedía desde hace mucho tiempo.

 

—Tú tampoco pusiste resistencia.

 

—Y quien te dijo que yo quería resistirme—iba a responder cuando entra Caleb al cuarto como un desquiciado.


 

—Vine lo más rápido que pude cuando Morgan me llamo—me abrazo y me da un beso en la mejilla.


 

—Que clase de amigo eres que no estás aquí cuando desperté—bromeó con él.


 

—Era más importante irme a bañarme las bolas que estar contigo—solté una carcajada.


 

—Voy por un café—dice Ansel y sale del cuarto.


 

—Pasó algo con ustedes, porque se siente una energía rara en este cuarto, ¿iban a tener sexo? Y yo interrumpí.


 

—Por Dios, Caleb, no sé si te has dado cuenta de que dure dos días en este hospital porque casi tuve un aborto y estás pensando que estuve a punto de tener sexo, ¿que clase de amigos tengo?—él se encoge de hombros como si hubiera dicho la casa más normal del mundo.



#14663 en Novela romántica
#2691 en Chick lit
#8807 en Otros
#1359 en Humor

En el texto hay: romace, polosopuestos, novela juvenil 18

Editado: 05.08.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.