Perfecto a tu manera

Capítulo 8

Capítulo 08| Encuentro inesperado
 


*DREW*
 

—¿Qué parte de después de las cuatro no entiendes? —cuestiona, claramente enojada.

—Tengo la hora en mi celular, ¿sabes?

—A mí me parece que no.

Pongo los ojos en blanco y me dejo caer en el asiento a dos sillas de distancia al de ella.

—Deberían llevarse mejor —comenta Bob luego de dejarme el pedido en la mesa—. Hasta Mei les sacó fotografías peleándose en la cocina.

Quisiera decirle a Bob que no pienso perder otra hora de mi día para hacer panes y dulces cuando puedo estar sobre mi escritorio estudiando, pero no lo haré porque Mei puede aparecer en cualquier momento, y no quiero ver más lágrimas. Ya tuve suficiente con las de Kelly.

—No se va a repetir porque ella no tiene que ir —opino lo suficientemente alto para que me escuche.

—No hables como si no estuviera aquí.

—Esa es la idea.

De reojo puedo ver como Bob se lleva la palma de su mano al rostro, y que prefiere partir las frutas que compró ayer que escucharnos discutir. Por mi parte, evito hacer contacto visual con ella porque de seguro quiere matarme con la mirada. De todas formas, no quiero seguir discutiendo. He tenido un mal día y solo vine por un batido para calmarme y luego irme de aquí.

Kelly ha insistido en hablarme, quiere arreglar "lo que sea que me esté sucediendo". Ni siquiera es consciente de lo que me pasa y eso duele aún más.

Yo sé que siente ansiedad cuando se muerde las uñas, sé que algo le molesta cuando tuerce sus labios y que sonríe cuando habla de su futuro conmigo. Pero ella ni siquiera es consciente de que me ha echado a un lado, y duele jodidamente.

Me pidió que volviéramos, que estaríamos juntos esta vez. Quise creerle, pero tuve la sensación de que volvería a hacer lo mismo: promesas, mentiras, ilusiones. Ya ni sé si lo que sale de su boca es verdad.

—¡¿Qué dices?! —La alterada voz de Bob hace que Kelly se esfume de mis pensamientos en cuestión de segundos—. Tenías que seguir una sola instrucción, mamá. ¿Qué? No, yo no hago esas cosas. Mira mamá, tú solo sigue el plan de Drew y todo saldrá bien, ¿sí? Y no, no toques de mis colecciones de ladybug —cuelga, y da un largo suspiro para posteriormente carraspear en cuanto nos ve.

—¿Todo bien en casa? —pregunta la castaña insoportable.

—Sí, por supuesto. Mi madre tiene problemas para... seguir instrucciones —Vuelve a carraspear y se pasa la mano por la cabeza—. Te agradezco la ayuda Drew, pero será mejor hagas un plan D.

Planes, sí, puedo decir que es mi especialidad.

—¿Traficas planes? —pregunta la insoportable.

—Me parece que ese no es el término correcto —apunto—. Y no, no le planifico nada a cualquiera.

—Este es el chico de los planes perfectos —Halaga Bob con una sonrisa de oreja a oreja—. He tenido éxito en una cita gracias a sus instrucciones. Lo malo es que la chica resultó ser mortalmente celosa.

—¿Plan perfecto? La perfección no existe —opina bastante convencida.

—Es perfecto si lo planeas correctamente —replico, sin comprender porque debo discutir esto con ella. Está claro que tenemos conceptos diferentes.

—Puede ser perfecto si no lo planeas —contraataca mientras se cruza de brazos.

—¿Ya van a empezar otra vez? —Se queja Bob—. ¿Por qué no hablamos de otra cosa? Yo me encontré con buenos productos en el mercado.

—No puedes improvisar y decir que es perfecto —puntualizo con un bufido—. No saldrá así porque sí.

—No tiene que ser perfecto siempre —objeta, sin tener la mínima idea de lo que es buscar la mera perfección hecha y escrita en un simple papel—. Hacer planes es aburrido.

Resoplo, acaba de decir que mi vida es aburrida.

—Hacer planes evita posibles situaciones no deseadas.

—Es más divertido si dejas que la vida te sorprenda.

—Chicos...

—Yo no busco diversión —añado de una manera intimidante, sin percatarme que me he inclinado hacia adelante y ella también.

—Es por eso que eres aburrido.

Inhalo profundo y me mantengo al margen. No puedo perder el control porque ella dice que dedicarse a planear es aburrido. Así que, sin decir nada, me levanto del asiento y me voy a casa.

 

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—¿Por qué no te unes al equipo, Drew?

—Porque no me interesa, y no tengo tiempo —respondo sin mirarlos. Hoy tengo un proyecto importante y no puede faltar ningún detalle en el informe.

—Te dije que no funcionaría —contesta Hank. Hace buen rato que se han acomodado en la mesa y se han puesto a platicar sobre el béisbol, pero con una intención detrás de la motivadora charla: quieren que reemplace a Luke Palmer para el siguiente partido.

—Bien, pero hay que conseguir a alguien capaz. Palmer me está cansando con sus ausencias sin anticipación —bufa el capitán del equipo—. Los dejo, tengo una cita con Karina.

Aunque no lo vea marcharse, sé que ya se fue porque Hank mete a colación el tema que he estado evadiendo desde que se sentaron en la mesa.

—No finjas que estás ocupado con esos papeles —Su tono sale como filosos cuchillos—. Ambos sabemos que quieres evitarlo, pero ese evento fue hace años. Es momento de que dejes eso en el pasado.

—Dejarlo o no, es mi decisión.

Su enojo es palpable, no me dice nada. Se lo reserva y se larga. Dejándome solo.

No comprendo su actitud, se sienta por unos cinco minutos y se va. No hablamos casi nada; yo me dedico a leer los libros y él solo se sienta a comer o a quejarse de Olivia Norman. No le dirijo la palabra a menos que sea necesario, quizás por eso siempre estoy solo. Y lo prefiero así.

Termino de agregar algunos temas más, y me preparo para mi siguiente clase. Antes, necesito buscar a Olivia, somos compañeros en este proyecto y ella debe agregar su firma como constancia de trabajo. Sin embargo, ella debió haber salido de esa conferencia hace cinco minutos. ¿Habrán acabado y no lo sé? Pego mi oreja a la madera e intento escuchar cualquier timbre de voz femenino.




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