Perfecto a tu manera

Capítulo 21

Capítulo 21| Confía en ti, y luego en mí
 


*DREW*
 

Cuando tu felicidad se encuentra del otro lado, lo que haces es construir un puente para llegar, y muchas veces lo que acabas armando se destruye por alguien más o por uno mismo.

Yo destruí el puente de Hank.

Me salí del equipo porque no fui capaz de quedarme y evitar lo que sucedió aquella noche. Me culpe de todo.

Ellos están mejor sin mí. Fue lo que pensé.

Perdieron por mi culpa, todos perdieron la oportunidad porque no fui capaz de correr más rápido.

Recuerdo que las piernas me quemaban y la garganta era un total desierto. Me caí varias veces. Lastimé mis codos. Mi ropa se ensució. Todo mi equipo me miraba sin esperanza. Los espectadores ya no vitoreaban. Yo no podía más, pero quería seguir insistiendo. Quería creer que podría salvar algo.

Cuando fuimos derrotados, mi equipo no perdió el tiempo para reprochármelo. Y a pesar de que todos éramos de la misma estatura, me sentí pequeño en ese momento. Vulnerable e inútil.

La única persona que no dijo nada fue Hank. Pero sé que destruí su puente. Y que me odia por eso. Que se queda conmigo porque no tiene a nadie más o porque le causo cierta lástima.

—¿Sigues sin cambiarte? —Hank aparece entre los casilleros e introduce su cabeza en el hoyo de la playera de los WildWarriors y luego se sienta para ponerse las zapatillas—. Estaremos en el campo dentro de treinta minutos.

Trago con fuerza y me obligo a respirar despacio y profundo.

Estuve practicando durante estos dos días y no me siento preparado.

No quiero destruir su única esperanza con uno de los entrenadores internacionales que vienen cada año para buscar nuevas estrellas en el campo.

—Habrá muchas otras oportunidades —comenta de repente, logrando que me sobresalte—. Solo disfruta del juego, Drew.

—¿Cómo puedes estar tranquilo? Estás jugando con la misma persona que arruinó tus sueños de hace cinco años.

Hank asiente despacio y me lanza una de las zapatillas de su equipo que termina rozándome el hombro. Hago una mueca de desagrado.

—Hace años que ya no eres el mismo. Ya no hablas de otra cosa más que tus deberes, siempre tienes puesta tu nariz en un libro y ya ni siquiera comemos pizza juntos... —comienza con una voz profunda y serena—. No importa si perdemos, mis compañeros no te reprocharán por eso. Solo quiero que esta noche seas el Drew de hace cinco años.

Eleva un poco sus comisuras y se va, dejándome en un silencio que es llenado por los gritos de la multitud.

Me coloco las prendas faltantes y me digo a mí mismo que disfrutaré del partido. Pero no es tan fácil. Lo único que pasa por mi cabeza es terminar cuanto antes y de buena manera.

No puedo creer en lo que me dijo Hank, conozco ese truco de relajarme y en realidad no funciona. No podemos perder.

A medida que voy subiendo las escaleras, los gritos de euforia se vuelven cada vez más intenso que me llevo automáticamente las manos a las orejas. Desde este ángulo, las personas parecen elevarse alrededor del campo. Son como olas gigantes que podrían arrastrarme lejos de la seguridad de la orilla si no nado lo suficiente. Si no juego lo suficientemente bien.

De repente, mis rodillas me empiezan a fallar. Y me enojo con Luke por ser un completo irresponsable y descuidado; me molesto con Erick y su estúpida sed de venganza.

Y me molesto más conmigo por ser un completo cobarde.

—No luces bien —Mi vista cae directamente sobre un chico que lleva su cabellera de un color anaranjado, y de sus pequeños ojos color maní distingo cierta despreocupación. En un movimiento rápido, deja caer su brazo sobre mi hombro y empezamos a caminar hasta las bancas—. Si es tu primera vez jugando te recomiendo que respires primero y luego pienses en algo lindo. Yo pienso en aquella vez que fui a Francia por los quesos, y perdí a mi guía de camino. Tuve que inventarme las señas para llegar a casa.

—¿Y eso te hace feliz? —pregunto, sabiendo que hace esto para distraerme.

—¡Claro! Fue divertido ver como trataban de adivinar lo que decía. Y yo de ellos.

—Drew, jugarás en la segunda ronda. Konen, tu jugarás en esta —señala Hank al chico que tengo a lado y luego se dirige al capitán del equipo.

Resoplo.

Dijo que disfrutara y tiene la cara más seria que todos los que se encuentran aquí.

—Espero podamos jugar juntos, Drew... —Ladea su cabeza, esperando que acabe por él.

—Gastrell. Me llamo Drew Gastrell.

—Aaron Konen —Tiende su mano, esperando que se la estreche como gesto de educación. Y lo hago—. Nos vemos, nuevo.

¿Nuevo? Le acabo de decir mi nombre.

¡Damas y caballeros! Démosles la bienvenida a nuestros invitados ¡los Bigbears!

Los espectadores gritan con euforia mientras nuestros oponentes hacen su aparición en el otro extremo. De repente, la multitud empieza a golpear el suelo con sus zapatos. Y el lugar tiembla. Lo juro.

Me siento en una de las bancas de esperas e intento adaptarme al ambiente. Hace mucho que no venía a eventos que incluían gritos y músicas estruendosa. ¿Qué pensaría Alexander si me viera?

Los primeros en batear serán los grandes osos —alarga la última consonante y veo como Aaron se posiciona en el centro, listo para lanzar la pelota. Y en un movimiento la vuela como un proyectil que Greg no tuvo ni el tiempo para pestañear—. ¡Konen, eso fue increíble! No se esperaba menos de ti ¡Es un Strike!

Para que me toque en la segunda ronda, deben eliminar por lo menos a tres de los osos, lo cual dudo que vayan a terminar rápido y de solo verificar que Erick no está en el campo, eso significa que nos tocará jugar juntos.

Son puntos para las osas mayores —Vuelve a alarga la ese, y me impresiona que ya hicieran un Home run en tan corto tiempo. Ese chico Greg es bueno—. Maravilloso comienzo, pero ¿se podrá ganar? ¿O vencerán los guerreros?




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