Capítulo 31

Capítulo 31| Caos a media noche
 

*DREW*

 

—Parece que te divertiste —Es lo primero que escucho cuando cruzo el umbral y cierro la puerta detrás. Alexander sigue con su bata de dormir, y parece que lleva tiempo sentado en el comedor porque las cosas de su oficina están fuera. Hay papeles hechos bolas sobre la mesa y dos tazas de café lo acompañan.

—Sí, algo así —respondo mientras dejo mi sombrero y me deshago de la postiza barba.

—Arreglaste las cosas con ella —concluye para sí mismo—. ¿Por qué no la invitas a cenar mañana?

Al escuchar eso, me giro con brusquedad para mirarlo. No debería sorprenderme porque Alexander está empezando a abrirse más conmigo, pero esa imagen de indiferencia sigue latente en mi cabeza que casi no lo recuerdo.

—¿Enserio?

—Por supuesto —agrega y luego se dispone a arreglar sus cosas en una pila. No lo dice, pero sé que quiere hacer las cosas bien, es por eso que intenta ser el padre que sale en las películas para adolescentes.

—Drew, ¿podemos hablar? —Aparece Kelly, y Alexander solo asiente para luego desaparecer en su oficina cuando entiende a que va—. Lo he estado pensando, y creo que regresaré a casa mañana.

—¿Estarás bien? —indago porque no suena tan convencida.

—Sí, puedo soportarlo —agrega con una voz distante mientras le sonríe a la nada. Ambos sabemos que puede, ¿pero por cuánto tiempo podrá soportar? —. Además, no quiero seguir molestándolos.

—Sabes que no lo haces.

—Quería darte las gracias, y pedirte disculpas. Por todo. Y también a Lena.

—Eso deberías decírselo tú misma.

Asiente con una sonrisa agridulce, y sin pensarlo dos veces le doy un abrazo. Quiero que sepa que no está sola. Puede que haya perdido la oportunidad más grande, y no pueda seguir bailando durante un tiempo. Pero confío en que si no cambia su meta puede que aparezca otra oportunidad para estar en el escenario y que, para entonces, lo habrá logrado.

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Salí de clases antes, y le di mi portafolio a Olivia para que lo entregara por mí. Quiero llegar temprano a casa y estar preparado para la cena de hoy. Voy a admitirlo, estoy nervioso. Es la primera vez que Alexander pide esto. Con Kelly no pasó porque ella y yo éramos amigos de secundaria y venía a casa todo el tiempo. Creo que Alexander la vio y solo le preguntó su nombre. La de sus padres también.

Esta mañana le dije a Lena sobre la cena y empezó a hiperventilar mientras decía incoherencias acerca de la falta de tiempo para pasarse al salón de belleza. Al final logré tranquilizarla diciéndole la verdad: ella se ve hermosa con cualquier cosa que se ponga o haga y que no la dejaría sola.

Todo va a salir bien.

El resto del día me dispuse a hacer planes porque era lo único que podía calmarme, aunque eso supondría no ejecutar ninguna de ellas, pero hacerlo ya me daba una idea de cómo llevar la situación si todo se torna agrio.

Después de eso, arregle la mesa y Eva, que llegó temprano, ayudó a mamá con los platillos. Alexander ya estaba vestido con su saco negro, y cuando las mujeres de la casa terminaron de poner los platos en la mesa, se fueron a arreglar. Por mi parte, ya lo estaba así que fui a buscar a Lena. Aunque su casa esté justo a lado, no quiero que venga sola. Estoy seguro que no avanzará ni dos pasos.

No me dio tiempo para subir el pequeño peldaño de la entrada cuando la veo cruzar la puerta. Mi corazón se le escapa un latido. Lena lleva un vestido floral que se ajusta a su cintura y cae como mantel por debajo de su rodilla. Su cabello castaño desciende en ondas hasta su pecho y hace resaltar sus ojos. Esos ojos, parece que me hundiré en ellos.

—¿Esto te parece adecuado? —pregunta, una vez que llega a mi lado y me saca del trance.

—Me parece perfecto —Logro articular después de pasada varios segundos y tiendo mi mano, esperando que deje reposar la suya ahí.

En cuanto lo hace, caminamos hacia la puerta. Puedo notar como sus nervios aumentan con cada paso, pero ella solo se endereza y alza su mandíbula. Dispuesta a seguir, aunque todo su cuerpo tiemble.

Le brindo un apretón para indicarle que no está sola. Ella sonríe como respuesta.

—Relájate —dije, pero más bien para ambos porque no llego a calmarme del todo. Doy un suspiro largo y me convenzo de que todo irá bien. No es que nos fuéramos a casar, solo es una cena. Además, si no aceptan a Lena, seguiré con ella porque es mi decisión no la de ellos.

Doy una última mirada a la castaña y al entenderme solo asiente.

La dejo pasar primero, ella se presenta de manera formal y luego pasamos al comedor.

Mamá no se encuentra sorprendida de que traje a Lena, ella nos vio una vez en la entrada cuando venía de la casa de sus amigas. Eva, por el contrario, sí esta sorprendida porque la última vez que la vio fue cuando pidió un sacacorcho y me dio una bofetada. No se esperaba esto, pero entiende y digiere que hasta en los peores momentos nace el mejor de ellos.

De Alexander... él parece muy concentrado en Lena. Parece estudiarla o intentar ver a través de ella, tanto así que la incómoda y hace que se remueva constantemente en su asiento

Eva nota la tensión que al instante empieza a hablar sobre su trabajo. Ahora toda la atención estaba en ella.

Dejo escapar el aire que no sabía que retenía. Miro a Lena que ahora bebe de su vaso de agua y come despacio. Temiendo dar una mala imagen si se mete dos cucharadas de arroz sin terminar de masticar la primera.

De pronto, Alexander se interpone en la charla de Eva, y se dirige a Lena.

—¿Quiénes son tus padres? —cuestiona con una autoridad que no escuchaba hace una semana. ¿Qué le pasa? ¿Por qué querer saber sobre sus padres? Eso no lo preguntan en una cena, ¿o si?

—Peter Kross y Wendy Redeon, señor... —dice Lena sin vacilar, y acaricio su mano con mi pulgar para que sepa que lo ha hecho bien. Sé que ha estado nerviosa de no poder entrar en una conversación con mis padres. Y que se hayan dirigido a ella por primera vez desde que se sentó, le dio cierta esperanza para seguir hablando.