Perfectos Extraños

Capítulo 2 - Dingo

Pasaron dos semanas desde la vez en que choque con aquella chica y nunca le dije a Charlie lo que paso, así que para mí eso era lo mejor, pero me moría de ganas por volver a ver a esa linda chica de ojos azules, piel blanca y cabello castaño y aunque también era un poco más alta que yo y Charlie, no me importaba.

El día estaba soleado, así que decidí salir a dar un paseo por las colinas que hay al frente de casa, cogí un toma todo, mi bicicleta y salí a una aventura.

Para llegar a las colinas se recorren como unos 2km que a pie se demora unos 20 minutos pero con bicicleta toma mucho menos quizá unos siete minutos en llegar, la última vez que estuve allí fue con Charlie y había muchas grietas enormes, algunas eran de un metro y medio de ancho y dos de profundidad y cada que examinábamos una grieta se veían cosas nuevas como; una pelota, muñecos, arañas raras etc.

Salí de mi casa y empecé el viaje, me tardó siete minutos en llegar de manera que llegué en el tiempo predicho, di un sorbo de agua para mantenerme hidratado y seguí pedaleando hacia adentro de las colinas, como dije nunca sabes con que te vas a encontrar allí a dentro, así que cada grieta que veía la examinaba, pero no encontraba nada, el viaje se tornaba aburrido y ya estaba por decidirme a abandonar la aventura, cuando de repente escuche un grito de auxilio, era de una chica y se escuchaba muy cerca.

Seguí el sonido hasta lo más profundo de las colinas, ya me preocupaba un poco pues nunca había ido hasta aquella parte, los árboles abundabán pero al fin pude visualizar un poco a la chica que pedía ayuda, me acerque , solte mi bicicleta rapidamente y dije -¿¡Qué te ocurre!?.

-Es un pobre perrito que ha caído en una grieta y parece que se ha hecho daño en una pata, he intentado sacarlo pero es imposible.

La chica nunca regresó a verme, y yo mire al perrito que en efecto estaba lastimado, era muy lindo su raza se me hizo conocida pues pertencía a los nuy conocidos pastores ingleses, este parecía de aproximadamente siete meses de edad, no era muy grande pero estaba metido en un problema muy grave.

Sin pensarlo dos veces me lance adentro de la grieta que media un metro de ancho y como dos metros de profundidad, la caída me dolió un poco pero lo aguantaba, la chica me pregunto si estaba bien y le respondí que sí, ella me lanzo unas lianas muy largas y resistentes, así que enrede al perrito de tal forma que lo pudiéramos levantar sin que se rompan, el animalito no era muy pesado para que la chica lo pueda subir sola así que yo empecé a trepar las rocas para ayudarla a maniobrar la subida, pero mientras subía no me percate de una piedra puntiaguda que estaba muy cerca de mí y más la fuerza que utilice para subir me agarro parte del brazo, causándome una herida no muy grave pero si dolorosa, en ese instante no me molesto y logre salir de la grieta aunque estaba sangrando no me importaba pues quería salvar al perrito a toda costa, de manera que la chica y yo comenzamos a jalar la liana y el perrito empezó a subir, hasta que logramos sacarlo.

La chica me dio las gracias haciéndose a un lado el cabello largo y castaño que le cubría un ojo y cuando la vi bien, la reconocí enseguida, era aquella chica bonita que no había visto en dos semanas, llevaba una ropa para hacer deporte y le quedaba muy bien, ella también me reconoció y se puso un poco roja al igual que yo.

Nos quedamos en silencio hasta que me agarro el brazo que estaba sangrando y me dijo –Te lastimaste.

-No es nada, solo un rasguño.

-Déjame ponerte un torniquete para que no sangres más.

Ella rompió un poco la blusa que llevaba puesta y agarro mi brazo, lo empezó a envolver con mucha fuerza, casi no sentía el brazo pero no importaba, ella estaba muy cerca de mí y eso me hacía olvidar el dolor.

-Disculpa por haberte tratado mal el primer día que te conocí.

-Tranquila fui muy estúpido, no debí haberte molestado aquella vez.

Ella se quedó en silencio. Y para no quedar en un clima frio utilicé al perrito como tema.

-Creo que será mejor que llevemos a este perro al veterinario, no crees.

-Bueno, si es verdad, creo que se ha roto la pata.

Modificamos mi bicicleta poniendo unos cuantos troncos y lianas para que el vehículo tuviera una plataforma y poder poner al perrito sobre esta y así acostado llevarlo más fácilmente hacia el veterinario. Yo manejaba el volante del vehículo modíficado y mi compañera mantenía firme la plataforma improvisada, el camino tenia muchos baches por lo cual no podía ir rapido, sin embargo entre más tardaba el viaje yo podía disfruar de la compañía de aquella chica, que aunque no hablábamos su sonrisa cuando la regresaba a ver me dejaba embobado y con una sonrisa de respuesta hacia ella.



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En el texto hay: primer amor

Editado: 27.02.2019

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