Perfectos Extraños

Capítulo 5 - Empieza el partido

Los equipos están hechos, la pelota está en campo y Dingo, Dingo está dormido.

Pero en fin el juego va a comenzar, mi plan era solo marcar a Graüben.

Charlie y yo jugamos piedra, papel o tijera para ver quien saca primero el balón, empatamos como cinco veces y al final dije:

-Saquen ustedes.

-Charlie: No te confíes tanto la última vez perdiste contra mí.

-Solo por un mísero gol, no intentes lucirte. -Reí disimuladamente.

-Bueno a ¡jugar!. -Dió inicio al juego Charlie.

Pude ver en los ojos de mi buen amigo que él iba a perseguir a Samara. Y eso fue lo que hizo, fue corriendo del lado izquierdo con el balón, justo donde se encontraba Samara mientras que por el derecho iba Graüben, es decir por mi lado, Charlie fingió tropezarse para que Samara le quitase el balón y esta se lo quitó, siguió corriendo con el esférico hasta el arco del oponente y como estaba vacío anotó gol.

-Samara: ¡Goool!

-Graüben: Charlie por lo que veo o bien Axel juega aún peor que tu o es que te gusta mi amiga.

-Charlie: De ninguna manera, solo cometí un error. -se sonrojó.

Sacaron desde la mitad de la cancha, pero esta vez Graüben tenía el balón y yo corrí hacia ella, mientras Graüben venía hacia mí, Samara corrió hacia donde estaba Graüben a quitarle igualmente el balón, desgraciadamente, Samara llegó antes que yo, pero Graüben se deshizo de ella y continuo su marcha hacia mí, en realidad hacia nuestro arco, solo que por mi lado, Samara corría detrás de ella, y logró alcanzarla y para quitarle el balón a su amiga, metió el pie y logro darle al balón, pero Graüben llevaba mucha velocidad y se estrelló conmigo, yo intente amortiguar su golpe recibiendo todo su peso y ella cayó sobre mí, nunca antes nuestros rostros se habían visto tan de cerca, ni si quiera cuando me hacía el torniquete aquella vez en las colinas. Nuevamente los segundos se hicieron horas mientras ella estaba sobre mí, los dos nos ruborizamos hasta que Charlie nos interrumpió.

-Charlie: Hey, tortolos ¿ya despéguense no?

Me ruboricé aún más y Graüben decidió levantarse.

-Graüben: Lo siento, no frene a tiempo.

-Yo: No discúlpame tú a mí yo no frene a tiempo.

Al parecer a Samara solo le interesaba ganar, aunque la caída de Graüben no fue a propósito.

Continuamos con el partido por casi media hora más, mi equipo iba ganando aunque yo no había metido ningún gol.

Solo me concentraba en ir tras Graüben, sonreírle o agarrar su cintura para que no avance, la mayoría de veces se daba vuelta hacía mí y me miraba fijamente, eso me mataba, pues me dejaba petrificado y ruborizado, era una buena arma para mantenerme quieto por unos cuantos segundos.

Hasta que cambiábamos papeles de vez en cuando, pues a veces era ella que me agarraba de del pecho y no me soltaba, entonces ahí es cuando yo usaba el mismo método que ella para petrificarme y ruborizarme, me daba vuelta y la veía fijamente, pero al parecer no solo la afectaba a ella, también a mí, cuando yo usaba esa técnica me costaba trabajo alejarme como ella lo hacía, pero al final lo lograba.

El partido terminó en empate y justo cuando terminamos de jugar, Dingo terminaba de dormir.

Todos estábamos exhaustos, sobre todo Samara, pues hizo todos los goles, a mí no me importaba si ganaba o perdía, siempre y cuando este con Graüben.

Al final solo quedaba despedirnos y Charlie fue el primero en irse pues su casa solo estaba a cuatro calles en dirección al sur. Samara también se dirigía hacia el sur y se iba de largo.  

Al final solo quedamos yo y Graüben que íbamos en la misma dirección y teníamos que caminar como tres cuadras para llegar a mi casa y ella dos calles más para llegar a su casa, pero ella nunca caminaría sola pues Dingo también nos acompañaba y yo ya estaba decidido a dejarla de todos modos en su casa.

Mientras caminábamos, recordábamos parte del partido y hacíamos mofa de algunas partes en que ella o yo nos quedábamos paralizados.

-Graüben: Fue un día estupendo, sobre todo cuando te quedabas quietecito y sin decir nada.

Yo me sonrojaba cada que se acordaba de esa parte.

-Yo: Pues no solo yo me quedaba petrificado, tú también lo hacías mí querida amiga.



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En el texto hay: primer amor

Editado: 27.02.2019

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