“Las mariposas no saben que su belleza es efímera.
Vuelan, revolotean, sin imaginar que sus alas —tan frágiles, tan libres— serán polvo en el viento.
Saturno, en cambio, es eterno:
sus anillos giran, imperturbables, atrapados en una armonía inquebrantable.
Una belleza fría, cautelosa, eterna… y solitaria.
Él era mi Saturno: distante, fascinante, girando siempre alrededor de un centro que no era ella, pero al que ella buscaba acercarse.
Yo era la mariposa: caprichosa, impulsiva, enamorada de su luz.
Ambos fuimos Perfectos Mentirosos
Amamos con alas y caímos con estrépito.
Rondamos el uno al otro en órbitas distintas, sin comprender que nuestros caminos estaban destinados a colisionar.
En esta historia no hay guiones claros.
Solo dos almas que se enamoraron, se destruyeron, y regresaron al mismo ciclo.
Ella tejiendo su fortaleza con fragmentos de traición.
Él, reclamando lo que le fue arrebatado… o lo que cree merecer.
Esto no es un cuento de segundas oportunidades.
Es una danza de sombras que se rehúyen…
pero que no pueden evitar reconocerse.”
Mariposas heridas y planetas solitarios: estrella fugaz y órbita rota.
Bienvenidos al universo de Perfectos Mentirosos.
Editado: 04.10.2025