Perfidia

V

La dejaron partir sin nada más por hacer, demasiado en shock por lo ocurrido, sin embargo Loki no quería dejar las cosas así, una molesta sensación rascaba sus escudos y no podía permitirse eso, dudar de sus acciones y de sus palabras no estaban en su naturaleza. Odin llamó a los soldados que se habían quedado rezagados en la entrada del Bifröst, ladrando órdenes a diestra y siniestra para prepararse para una posible invasión y acción defensiva, los pobres soldados asintieron temerosos y corrieron por el puente, ignorando a la mujer que avanzaba solemne con un aura mágica rodeándola, no sabían que temer más.

—Odín, ella no podrá mantenerse a raya por siempre, tarde o temprano el Aether se hará cargo, en el mejor de los casos...—explicó Frigga mirándolo fijamente

— ¿En el mejor? —Thor se atrevió a preguntar, mirando de reojo a su hermano, quieto como una estatua en su lugar

—El Aether es nocivo para cualquiera que no sea Malekith, hijo mío, me sorprende la fuerza de voluntad de Livet para mantener el dominio sobre una fuerza superior a la suya, normalmente acaba con el huesped en días, los más fuertes son dominados por la oscuridad, siguiendo los deseos más oscuros de su corazón, o simplemente obedeciendo las órdens del Svartalfár—explicó la rubia mirando entre sus hijos deteniéndose en Loki

— ¿Qué se supone que debemos hacer nosotros ahora? —fue Thor quien preguntó

—Prepararnos para una posible guerra, sí Malekith está detrás de todo, buscará venganza en la primera oportunidad—exclamó mirando hacia el puente, la mujer había desaparecido—luego nos encargaremos de ella, puede mantener el Aether otro tiempo más.

—Lo dices como si no te importara—exclamó enojado el ojiverde

—Y tu me reprochas como si te interesara—respondió indiferente Allfather

—Yo...—se mordió el labio, no sabiendo como responder

—Eso creí, deja de pensar en ello, necesito que armes una estrategia, no deben tomarnos desprevenidos—instruyó al pelinegro, tomándolo por los hombros para guiarlo fuera sin que se opusiera

—Thor, necesito que la busques, en ese estado inestable es una presa fácil para Malekith—pidió su madre una vez ambos estuvieron lejos

—Madre, yo... creo haber visto algo—explicó, abochornado y molesto sobre su teoría

— ¿Qué es, hijo mío?

—Yo... vi unas marcas de dedos en sus piernas...—desvió la vista

Frigga apretó los puños con furia, ese maldito bastardo, era muy posible, había muchas razones para pensarlo.

—Investiga, has preguntas, indaga... Necesitamos saber a lo que nos enfrentamos para poder ayudar, estoy segura que ella no se fue por que quiso.

Thor asintió, su padre no le había dicho nada concreto, así que seguir la petición de su madre era una buena idea, tenía curiosidad y quería ayudar lo más que pudiera, con un asentimiento se dio media vuelta, giró su martillo y se elevó del suelo, desviando su vuelo de una línea recta, en dirección del bosque a los alrededores, no creía que Livet hubiese ido al pueblo, quería irse, y recordaba haber escuchado a Loki mencionar pasadizos y formas diferentes a usar el Bifröst para salir de Asgard escondido entre las zonas boscosas y naturales de su hogar.

**

Una joven peliblanca observaba escondida detrás de una puerta de madera el intercambio de palabras entre sus progenitores, que constaba más en gritos iracundos del hombre hacia su madre que se cubría con los brazos, que otra cosa, la mujer temiendo el posible golpe que vendría si se atrevía a pronunckar alguna palabra incorrecta, o respirar demasiado alto, ya que para como estaban las cosas, el hombre explotaría a causa de cualquier cosa, un aliciente para iniciar la violencia.

La niña se dio media vuelta cuando hubo contacto visual entre ella y su madre, entendiendo la muda súplica en sus ojos, caminando en silencio para no distraer a su progenitor. Ella entendía que en esos momentos, si su padre escuchaba que estaba ahí, también recibiría un castigo, era curioso como en ocasiones parecía no existir para él y en otras más, cuando el hombre estaba enojado, cuando su madre no estaba… Era más que visible para él.

No lograba entender del todo el mundo de los adultos.

Salió por la puerta cuidadosamente, bajando las escaleras mirando a todas partes, esperando no encontrarse con ningún familiar, ya que estaba estrictamente prohibido para ella salir de casa bajo el motivo que fuera, algo sobre normas y sus propios bienes, lo que sí entendió bien fue el castigo que recibiría, y ella realmente no tenía interés en tener moratones, más de los que ya tenía y que sanaban lentamente debajo de sus ropas.

Estaba rodeado de más casas, todas tenían las mismas características, rusticas de madera y piedra, todas pertenecientes a una misma familia, los Vanntrals, siendo un total de quince casas, afuera había mucho movimiento, cada quien haciendo lo que le correspondía en la pequeña comunidad Vanir de hechiceros elementales de agua, alejada del centro de la ciudadela, razón por la que hacían sus propias reglas y cuando les convenía, aceptaban las ajenas.

Livet no lo sabía, pero su familia era muy temida y odiada en los alrededores por otras familias elementales, creyéndose los más importantes y superiores, todos eran pedantes y groseros, seres egoístas que solo pensaban en sí mismos, no compartían sus conocimientos mágicos y siempre robaban lo que no podían conseguir, muchos querían destruirlos, pero temían demasiado si no podían hacerlo, eran bien conocidos por sus métodos poco ortodoxos para conseguir las cosas o castigar a los que no eran como ellos. Todas las demás familias sabían lo que hacían con su madre y la joven, pero no podían ayudar en lo absoluto, el miedo siempre causaba reacciones adversas a las esperadas. 
Las dos eran joyas que aparecían cada mil años, de alguna manera, eran importantes por eso, que existieran este tipo de elementales (no necesariamente de hielo, habían más combinaciones, vapor, lava, entre muchos otros) era un suceso esperado, en milenios anteriores, eran muy reconocidos y respetados por sus grandes habilidades, pero para su mala suerte, habían ido a caer a manos de los Vanntrals. Blåis, así se llamaba su madre, se había descubierto como una elemental de hielo sin querer frente al que era su supuesto amigo, es decir, su padre, Grumson, quién a su vez, le contó a su familia su proceder e idearon un plan. Pese a sus avanzados conocimientos, aún eran un poco retrógradas en su sociedad, y habían leyes que, si bien no se usaban mucho, seguían ahí.




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