Perfume de venganza (cinco sentidos)

Capítulo 3

El laboratorio en el que debían trabajar se encontraba en Bukchon Hanok Village, un pintoresco enclave de Seúl famoso por sus casas tradicionales coreanas, conocidas como “hanok”. A diferencia de las instalaciones ultramodernas de Lumière Fragrances y el taller artesanal de la perfumería familiar de Hye-Jin, este laboratorio era una combinación de ambos mundos: tecnología de punta dentro de un edificio de estructura histórica, cuidadosamente restaurado para conservar su esencia cultural.

Desde la entrada, el lugar impresionaba. Un amplio jardín rodeaba el hanok, con pequeños senderos de piedra que serpenteaban entre árboles de ginkgo y ciruelos en flor. El techo de tejas curvas y las paredes de madera y papel daban al exterior una apariencia atemporal, mientras que el interior ofrecía un contraste fascinante. Al entrar, los antiguos suelos de madera brillaban bajo la luz de lámparas LED minimalistas, y las mesas de trabajo de acero inoxidable estaban equipadas con equipos de alta precisión.

Era un espacio diseñado para fomentar la creatividad, pero en cuanto Yoo Hye-Jin y Kang Min-Jae cruzaron el umbral, el ambiente se cargó de tensión.

La chica observaba todo con una mezcla de curiosidad y recelo. Aunque no quería admitirlo, el lugar la impresionaba. Era un símbolo de la fusión entre tradición e innovación, un recordatorio de lo que ambas marcas, la suya y la de él, representaban en su mejor versión.

—Supongo que tienes buen gusto, Min-Jae —dijo con un tono neutro, mientras recorría el laboratorio con la mirada.

Él esbozó una ligera sonrisa y contestó:

—No es mío. Fue seleccionado por la Asociación, aunque admito que encaja perfectamente con el propósito de nuestra colaboración.

Ella rodó los ojos.

—"Colaboración". Aún no estoy segura de si eso es posible.

El chico la ignoró y caminó hacia la mesa central, donde se encontraba un conjunto de frascos llenos de aceites esenciales, etiquetas en varios idiomas y cuadernos de notas.

—Deberíamos empezar por definir el concepto. Si vamos a trabajar juntos, necesitamos una visión clara de lo que queremos crear.

Hye-Jin lo miró con incredulidad.

—¿Visión clara? Min-Jae, tú y yo no compartimos visiones. Tú persigues la perfección técnica, pero te falta alma.

Él frunció el ceño, pero mantuvo la calma.

—Y tú dependes demasiado de la tradición. A veces es necesario arriesgarse para crear algo verdaderamente innovador.

Las palabras quedaron flotando en el aire, cargadas de desafío.

Con una tensión palpable entre ellos, comenzaron a trabajar. Ella se centró en los ingredientes naturales que siempre habían sido el sello distintivo de su perfumería familiar. Sus manos, delicadas pero firmes, seleccionaban con cuidado cada frasco, mezclando esencias de rosa damascena, madera de sándalo y bergamota. Su técnica era metódica, casi meditativa, mientras anotaba cada proporción en un cuaderno de cuero envejecido.

Él, en cambio, optó por explorar combinaciones inusuales. Sacó un frasco con una etiqueta que decía "ozonico sintético" y lo mezcló con un aceite esencial de vainilla negra, creando un contraste sorprendente. Su enfoque era experimental, apoyándose en tecnología avanzada para analizar cada mezcla en tiempo real.

—¿Ozonico? —preguntó Hye-Jin con una ceja levantada al percibir la nota sintética en el aire—. Eso es lo opuesto a lo que estamos buscando.

—¿Y qué estamos buscando exactamente? —respondió él, mirándola con un desafío en los ojos—. Si seguimos el camino seguro, solo crearemos algo que ya existe.

—No todo lo moderno es mejor, Min-Jae. A veces, las respuestas están en lo clásico.

—Y a veces, lo clásico necesita un empujón hacia el futuro.

El punto de quiebre llegó cuando ella trató de añadir una gota de soluto de jazmín a una base que habían estado probando. Él, sin consultarla, vertió una cantidad considerable de un compuesto sintético en la misma mezcla.

—¡¿Qué haces?! —exclamó la chica, apartando el frasco.

—Mejorarlo —respondió con calma, aunque su tono tenía un matiz de arrogancia.

—Esto no es una mejora, es un desastre. ¿Por qué insistes en sabotear cada avance que logramos?

—Porque tu avance es predecible. Si queremos ganar, tenemos que destacar.

—¿Destacar? —repitió ella con furia al cruzar sus brazos—. ¡Destacaste cuando traicionaste a mi familia, y mírate ahora, creyendo que todo se arregla con un poco de tecnología y arrogancia!

El chico dio un paso atrás, afectado por la dureza de sus palabras.

—Hye-Jin, no estoy aquí para discutir el pasado. Estoy aquí para crear algo extraordinario.

—Y yo estoy aquí para proteger lo que mi familia construyó, algo que tú casi destruiste.

El silencio que siguió fue cortante. Ambos sabían que las palabras de ella no eran solo una acusación profesional, sino una herida emocional que ninguno de los dos había logrado sanar.

La tarde avanzaba, y la luz natural que entraba por las ventanas de papel comenzó a teñirse de un tono anaranjado. Ambos trabajaban en silencio, cada uno enfocado en su propia mezcla. El aroma en el laboratorio era una mezcla abrumadora de notas florales, amaderadas y especiadas, como un reflejo de su conflicto.




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