Perfume de venganza (cinco sentidos)

Capítulo 4

La casa ancestral de los Yoo se alzaba en un rincón tranquilo de Insadong, un barrio famoso por su mezcla de tradiciones y modernidad. Aunque la familia había renovado la perfumería adjunta para mantenerse al día con los tiempos, el hogar mantenía su carácter original. Era un lugar donde las paredes de madera y las puertas de papel conservaban secretos que se respiraban en cada rincón.

El taller privado de su madre se encontraba al fondo del jardín, apartado del bullicio de la perfumería. Solo cruzó la puerta corrediza cuando el aire se llenó de un aroma único: una mezcla de especias cálidas, flores exóticas y maderas que le recordaban a las tardes de su infancia, cuando se sentaba a ver a su madre trabajar.

El espacio era íntimo y ordenado, con estanterías repletas de pequeños frascos de vidrio etiquetados con una caligrafía elegante. En un rincón, un alambique tradicional coreano descansaba junto a un equipo moderno de destilación, reflejando el espíritu de innovación que había definido a Eun-Soo, la madre de Hye-Jin.

La luz natural entraba suavemente a través de las ventanas cubiertas con papel de arroz, iluminando una mesa de trabajo de madera desgastada. Sobre la mesa había una colección de instrumentos: pipetas, balanzas antiguas y cuadernos apilados. Cada objeto parecía contar una historia, una pieza del legado de Eun-Soo que la chica no había explorado completamente hasta ahora.

Con cuidado, abrió los frascos uno por uno, dejando que los aromas la transportaran al pasado. Había esencias raras, como ámbar gris, que ahora eran difíciles de conseguir, y aceites esenciales de flores recolectadas en viajes que su madre había realizado a países lejanos.

Mientras revisaba las estanterías, notó un pequeño compartimento oculto detrás de una fila de frascos. Lo abrió con cuidado y encontró un diario de cuero, con las iniciales "Y.E.S." grabadas en la portada. Era el diario de fórmulas de su madre, algo que la muchacha había buscado durante años sin éxito.

El diario estaba lleno de notas detalladas, garabatos y dibujos de flores y plantas. Cada página contenía una fórmula incompleta, como si Eun-Soo hubiera estado experimentando con combinaciones innovadoras antes de su muerte. Una en particular captó su atención: una mezcla de esencias que nunca había visto.

«El aroma de la memoria», decía el título en una página.

Los ingredientes incluían jazmín sambac, vetiver, vainilla tahitiana y una anotación en rojo que decía: "Falta el toque final".

Hye-Jin sintió una punzada en el corazón. Este perfume no solo era una fórmula; era un proyecto inacabado, un sueño que su madre no había tenido la oportunidad de realizar.

Se sentó en la mesa de trabajo y pasó los dedos por las páginas amarillentas, como si pudiera sentir la presencia de su madre a través de las palabras escritas. Se preguntó si este perfume había sido diseñado para alguien en especial o si simplemente era un experimento personal.

El taller parecía respirar junto con ella, como si el alma de Eun-Soo todavía estuviera allí para guiarla. Hye-Jin decidió que debía completar la fórmula. No solo como un homenaje a su madre, sino también porque intuía que esta fragancia podría ser la clave para ganar el concurso.

Sin embargo, había un problema: el "toque final" no estaba especificado. La falta de ese ingrediente hacía que la fórmula pareciera incompleta, una sinfonía a la que le faltaba su nota final.

Mientras examinaba los ingredientes en el taller, recordó las palabras de su madre: «Un perfume perfecto no solo debe oler bien, debe contar una historia. Cada nota debe tener un propósito».

Esa frase resonaba en su mente mientras intentaba descifrar qué podría faltar en la fórmula. Había demasiadas posibilidades, y cada una podría cambiar drásticamente el resultado final.

Decidió tomar una muestra de las esencias disponibles y probar diferentes combinaciones en el laboratorio de Bukchon al día siguiente. Aunque le incomodaba la idea de que Min-Jae pudiera involucrarse en algo tan personal, sabía que necesitaba aprovechar su habilidad para identificar matices en las fragancias.

Antes de cerrar el taller por la noche, Hye-Jin se permitió un momento para absorber el ambiente. Encendió una pequeña lámpara de aceite y dejó que la luz cálida iluminara las paredes decoradas con viejas fotografías familiares. Una de ellas mostraba a Eun-Soo mezclando esencias, con una sonrisa tranquila en el rostro.

—¿Qué habrías hecho tú, mamá? —murmuró mientras sostenía el diario contra su pecho.

La pregunta quedó sin respuesta, pero ella sintió una extraña determinación crecer en su interior. Aunque el camino no era claro, estaba segura de que completar la obra de su madre era lo correcto.

De regreso en su apartamento en Gangnam, Hye-Jin se sentó frente a su escritorio, rodeada de notas y muestras que se había llevado del taller. Miró el diario una vez más, tratando de entender qué había querido decir su madre con "toque final".

En ese momento, recordó un perfume que su progenitora había creado cuando ella era niña. No era una fragancia comercial, sino algo que Eun-Soo había hecho para sí misma. Tenía un aroma que Hye-Jin nunca había podido olvidar: una mezcla de frescura, calidez y algo indescriptible que la hacía sentir segura.

De repente, la respuesta se volvió más clara. El "toque final" no era solo un ingrediente; era una emoción. Una conexión que debía encontrar en sí misma, en sus recuerdos y en su intuición.




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